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Marina Menegazzo y María José Coni fueron asesinadas en una playa de Ecuador a finales del pasado mes de febrero. Con estos datos probablemente casi nadie conocerá el caso, pero si decimos que se trata de las chicas argentinas que viajaban solas por el país y, que tras lo sucedido, se ha desatado un debate mundial plagado de tintes machistas, políticos, sociales ya se nos hace más cercano. Sobre todo con la carta abierta de Guadalupe Acosta, de Paraguay, que poniéndose en el lugar de las jóvenes se ha convertido en viral por su lucha contra el machismo.

Desde la seguridad de un perfil de Facebook asistimos a un terrible suceso convertido en espectáculo y que cada uno está tomando de la forma que más conviene. Un like a la carta, un compartir con amigos, un esto aquí no pasa y cambio de tercio. Sin embargo, y si la gente se pone a pensar en algunas de las frases clave de la inmejorable carta de Guadalupe, hay más de cierto y de común de lo que podamos imaginar.

> ¿Qué ropa tenías?
¿Por qué andabas sola?
¿Cómo una mujer va a viajar sin compañía?
Te metiste en un barrio peligroso, ¿Qué esperabas?
[...]

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"Yo me visto como me da la gana cuando salgo de fiesta"

En esto de la ropa hay tanta o más censura, ya sea autoimpuesta o por la sociedad misma, que la que sufrieron las mujeres de nuestros antepasados. El problema reside en la creencia de que somos libres de hacer y deshacer a nuestro antojo, cuando realmente la mujer sigue sufriendo los mismos azotes sociales de la opinión pública, y por los que el Instituto de la Mujer lleva trabajando bastantes años principalmente en el ámbito de la publicidad, ámbito en el que entienden que se mantienen algunas de las mayores desigualdades de nuestro tiempo.

El trato que reciba una chica, sobre todo de fiesta, dependerá del tipo de ropa que lleveLa ropa no es solo moda, no es solo una cobertura de tal color o modelo. La moda va mucho más allá siendo una forma de expresión de un estado de ánimo o de una personalidad. Todo esto se ha confundido con ciertas licencias masculinas que, en muchas ocasiones, las mujeres hemos permitido y asumido de forma irracional, pese a los intentos de intentar evitarlas. Es algo contra lo que se está luchando desde hace tiempo, motivo por el cual han surgido algunas campañas virales, atribuidas a algunas organizaciones feministas como Terre de Femes o a la comprometida publicista Theresa Wlokka, en las que se intentaba dibujar la realidad de las opiniones respecto a la moda femenina. Y con esto, y a largo plazo, intentar evitar que con sucesos como los de Marina y María José sean han atribuidos a la ropa que llevaban o al menos a la que "seguramente llevaban" en el momento del asesinato.

Campaña "Don’t Measure A Woman’s Worth By Her Clothes"
Campaña "Don’t Measure A Woman’s Worth By Her Clothes"

Probablemente, una chica en una discoteca a altas horas de la noche, vestida de corto y enseñando escote "está pidiendo guerra" y tristemente así se está aceptando incluso por los dueños de los locales; es reciente el caso de una denuncia de Facua, a petición del Instituto de la Mujer, contra una discoteca de Andalucía por emplear precisamente la imagen de la mujer como un objeto. Y si algún día esa misma chica se puso una camiseta que dejaba ver más carne de la "moralmente" permitida pero sin ninguna intención adicional, más que sentirse guapa y pasarlo bien, y casualidades del destino algún chico se propasó con ella esa prenda habrá pasado a la lista negra. Ella se enfrentará a ese chico y pondrá las cosas en su sitio, pero esa camiseta probablemente no volverá a salir del armario a menos que esté buscando la misma situación. Por lo que si una muchacha quiere pasar una noche tranquila elegirá un conjunto menos "provocador" y quizá con una forma que no deje entrever sus curvas femeninas.

Todo esto no quiere decir que sea nuestro trabajo (el de las mujeres) educar a la sociedad, ni que tengamos culpa de lo que acontece en ella respecto a la mujer pero, ¿cuándo hemos llegado este punto?¿Por qué depende el trato que recibamos una noche, respetuoso o lascivo, de la ropa que nos pongamos? Y lo más importante, ¿cómo recuperamos el control total de la situación?

Pressmaster:Shutterstock
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"Yo no tengo miedo de ir sola"

Por norma general, en las grandes ciudades una chica paseando sola no supone ningún problema. La cosa cambia cuando esa situación se repite de noche, o en "ciertos lugares"; no es rara la vez que preguntan si vas a ir sola o si va algún chico conocido. Cuando la respuesta a la segunda pregunta es afirmativa no cunde el pánico porque ellos son hombres y fuertes, y las chicas son sensibles y princesas; como se confirma en el estudio ¿Fuerte como papá? ¿Sensible como mamá? del Centro Reina Sofía sobre los estereotipos de los adolescentes de hoy en día.

La simple presencia de un hombre es sinónimo de seguridadDe nuevo, con los tristes acontecimientos de Marina y María José destapamos una verdad que habla por sí misma. A pesar del desarrollo social y económico de nuestra sociedad, la seguridad de una mujer sigue supeditada a la presencia de un hombre. Su fuerza, su masculinidad o su simple presencia es sinónimo de estar fuera de peligro en cualquier situación: de noche al volver a casa, en un país extranjero, paseando por la calle en un lugar con obreros (que limitan sus tradicionales e irrespetuosos "piropos" ante la presencia de un hombre). Añadiendo además que no es extraño el caso en el que se deposita la tarea de protección al hermano, ya sea mayor o pequeño, de todas las damas que requieran de su atención.

¿Cómo hacer entender a la sociedad que nuestra seguridad, ya sea solas o acompañadas, no pasa por necesitar un hombre satélite que cuide de la integridad de las mujeres de su redil? Y más allá, ¿cómo marcamos nosotras la línea entre protección necesaria y realidad de la situación?

 Poprotskiy Alexey: Shutterstock

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"Yo bailo sola"

El mundo de la noche es complejo por definición. Salir una noche a pasarlo bien puede convertirse en una auténtica tortura si alguna pieza de un puzzle en un precario equilibrio cae. Una chica bailando, ya sea sola o con amigas, es un reclamo en carteles de neon para atraer a todo el que quiera tocar a placer cuantas partes del cuerpo quiera de esa chica. En el infirme del Centro Reina Sofía se atribuye este comportamiento a un proceso de conquista, en el que ellas estarían predispuestas a dosificar este tipo de situaciones para dejar a su oponente “conganas de más”, sin caer en el estereotipo de "chica fácil".

La igualdad de la mujer aún tiene por delante el peor reto: vencer los conceptos más simples del machismo A veces, el significado de la palabra "no" pasa desapercibido o llega tarde al oído del chico en cuestión. No estamos hablando de propuestas indecentes, esto es algo mucho más básico. Una mano más abajo de lo conveniente, o más arriba según donde sea, sin el explícito consentimiento de la chica y ya tenemos el inicio de algo mucho más grave pero socialmente sin importancia: no le propongas sexo sin conocerla, pero tócala que no pasa nada. Ahora es cuando muchos dirán que esto es excesivo, pero de nuevo, es la aceptación de algo erróneo lo que ha decantado la balanza.

Al final, todo es un resumen de conceptos ampliamente extendidos en la sociedad, aunque afortunadamente no toda, en los que la mujer se pone a disposición de un hombre que tiene permitido tocarla en algunos ambientes porque así lo dictan las costumbres, en los que el hombre puede catalogarla como una cosa u otra según su ropa porque así lo dice la sociedad, en los que ese mismo hombre debe protegerla porque ese mismo entorno le obliga moralmente a hacerlo o en el que una broma machista se sigue aplaudiendo porque "es solo una broma". Todos son puntos de una larga lista que nos sigue alejando de esa igualdad de condiciones que creemos que tenemos pero que solo estamos rozando de lejos.

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