Es un signo inconfundible de nuestro tiempo el retorno de las grandes palabras a la primera línea de la política, acompañado –paradójicamente– de un profundo vaciamiento en cuanto a su contenido. Un buen ejemplo es el maltrato que ha sufrido la palabra ‘austeridad’ durante la crisis: ¿cuándo pasó a significar recortes a la mayoría social en educación, sanidad y pensiones en vez de una redistribución de la riqueza más justa y eficaz?

Algo parecido le ha sucedido, mutatis mutandis, a la figura del "emprendedor". Los políticos tradicionales que han gobernado este país durante décadas siempre se han deshecho en alabanzas y llamamientos solemnes a ‘emprender’. Resulta cuanto menos irónico que el lugar de enunciación de estos políticos profesionales sea el del privilegio de quien ostenta un cargo público que no sufre la crisis ni se aplica los recortes, ajeno completamente al sentimiento de inseguridad y enorme responsabilidad que siente un emprendedor real.

Lo más preocupante de todo es que tantas bonitas palabras se hayan quedado huecas en cuanto a legislación y políticas públicas. Quizás esto se debe a que en España muy pocos individuos se han enriquecido emprendiendo, sino manteniéndose cerca del poder. Es lo que llamamos capitalismo de amiguetes: comisiones al político de turno a cambio de adjudicaciones de obra pública. Frente a la corrupción como forma de gobierno, es fundamental apostar por el emprendimiento como clave para un cambio de modelo productivo más amplio.

"Frente a la corrupción como forma de gobierno, es momento de apostar por el emprendimiento como clave para un cambio de modelo productivo más amplio."En España hay más de tres millones de autónomos que no necesitan frases huecas, sino que se ataque la raíz de sus problemas: el endeudamiento, el papeleo, las cuotas y el acceso al crédito. Apoyarles es defender al empleo y el crecimiento económico cuando, antes de la crisis, las PYMES creaban el 85% de los nuevos puestos de trabajo (1,1 millones cada año). La política no es coaching: no se trata de emplazar a la gente a que emprenda, sino crear las condiciones de posibilidad para que eso sea fácil, simple y eficiente.

Lo primero es empezar de cero, hacer tabula rasa. Todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, y nuestros autónomos y PYMES no van a ser menos. Un país emprendedor es un país que no tiene miedo a probar, experimentar, intentar y fracasar las veces que haga falta antes de dar con la clave. Nos caemos para aprender a levantarnos. Por eso, proponemos una verdadera Ley de Segunda Oportunidad: un proceso simplificado de reestructuración y cancelación de deudas, tanto para personas físicas como jurídicas, que realmente las libere de deudas pasadas una vez que la situación de quiebra es efectiva. Los procesos de resolución deberán incluir todas las deudas generadas en su actividad anterior, incluidas las deudas con la Seguridad Social y Hacienda. Asimismo, facilitaremos el acceso a la asistencia jurídica en los procesos concursales y favoreceremos la mediación extrajudicial.

Endeudamiento de ayer y papeleo de hoy, principales problemas

El endeudamiento representa el pasado de los problemas que afectan a autónomos y PYMES, pero el presente es sin duda el papeleo. Cualquiera que conozca a un emprendedor ha escuchado alguna vez las quejas por el obscurantismo y complejidad de la burocracia. Es absurdo que unos trámites que deberían dar sólo facilidades a los nuevos emprendedores (desalentando la economía sumergida para que los más pequeños no acaben operando “en B” y desincentivando el blanqueo para que los microemprendedores no consideren la cuota demasiado alta para unas prestaciones sociales de baja calidad en comparación al asalariado), en la práctica funcionen como una barrera de entrada con un coste de oportunidad no sólo económico, sino también de tiempo y esfuerzo. Por eso proponemos una simplificación de la burocracia junto con una reducción de trámites.

"Subiremos el SMI hasta 800 euros los dos primeros años de legislatura, luego garantizaremos una renta de 600 euros para quien no perciba ingresos."Una vez implementadas estas dos medidas – la Ley de Segunda Oportunidad y la eliminación del papeleo – enfocadas a incentivar e impulsar el emprendimiento, sería el momento de garantizar su sostenibilidad. Esto significa, principalmente, hablar de cuotas. Para empezar, en Podemos creemos que si un autónomo no obtiene beneficios o factura por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, no debería pagar. Tenemos como objetivo conseguir un país con pobreza 0, subiendo por una parte el SMI hasta los 800 euros los dos primeros años de la legislatura y por otra parte garantizar una renta de 600 euros para quien no perciba ninguna clase ingresos. Queremos construir un país que no deje a nadie atrás, tampoco a los autónomos.

Además, el actual sistema de cotización para autónomos es injusto: al pagar todos por igual se penaliza a los nuevos emprendedores. Proponemos una cuota progresiva y un porcentaje por encima de los ingresos, de tal forma que cuanto más facture un autónomo o PYME, más pague. No puede ser que mientras todo el mundo tributa al 15%, las grandes empresas del IBEX-35 sólo pagan el 5% de impuestos. Por otra parte, si algo nos ha enseñado Francia es que un autónomo no obtiene ingresos tan regularmente como un trabajador y, por lo tanto, sus cuotas deberían ser más flexibles (con un margen de hasta 3 meses).

PYMES y acceso al crédito

Pero la sostenibilidad del emprendimiento no pasa sólo por una reforma progresiva, porcentual y flexible de las cuotas, a nadie se le escapa que el mayor problema que afrontan autónomos y PYMES hoy en día es la falta de acceso al crédito. Por eso es imprescindible reforzar el apoyo a la pequeña empresa entre las actividades del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y una futura banca pública teniendo en cuenta criterios sociales y estratégicos. Canalizaremos estos préstamos e inversiones para apoyar la creación de empresas startup (empresas emergentes) en sectores intensivos en conocimiento.

"Hay que pasar del modelo del ladrillo a sectores innovadores."En general, las medidas que propone Podemos a la hora de apoyar el emprendimiento van a la raíz del problema y abordan el pasado (endeudamiento), presente (papeleo) y futuro (cuotas y crédito) de un modelo productivo donde nuestros autónomos y PYMES jueguen un papel fundamental. Es obvio que estas propuestas, sin un cambio político y del modelo productivo más amplio, quedarían aisladas. Por ello, hay que salir de la dinámica del ladrillo y fomentar el emprendimiento en sectores innovadores, particularmente en la economía digital, mediante el impulso de hubs (pequeños centros de negocio) y clústeres de innovación.

Favoreceremos el acceso a espacios de trabajo y de coworking (trabajo colaborativo) a las incubadoras de emprendedores y empresas start-up, hasta conseguir crear una red de espacios de colaboración que permitan a pequeños emprendedores la mutualización de recursos, ofrecer servicios compartidos y facilitar la innovación de forma descentralizada, para que la ciudadanía y el tejido productivo se beneficien de ello. Impulsaremos los fondos públicos de inversión en estos sectores y la colaboración público-privada para producir aplicaciones digitales de interés general.

Por otro lado, regularemos la economía colaborativa para dotarla de un marco legal claro y, asimismo, fomentaremos la incorporación de servicios de la economía digital y colaborativa por parte de las administraciones (sharing).


Este artículo forma parte de las tribunas que hemos invitado a escribir en Hipertextual a los principales partidos políticos.

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