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La belleza es un tema mucho más complejo de lo que parece y mucho más amplio de lo que podríamos imaginar. Científicos de diversas áreas han puesto su labor en estudios y análisis para comprender mejor los procesos estéticos, así como las implicaciones sociales y la forma en que la belleza afecta las relaciones. A este par de ejemplos también podemos añadir el trabajo en neurociencia que ha permitido comprender, aunque de forma limitada, las experiencias estéticas y la actividad cerebral durante este proceso.

En la actualidad, la belleza física se relaciona en muchos sentidos en la vida cotidiana y con una aceptación y relevancia de esta que va en direcciones muy opuestas. Es decir, mientras que en los medios de comunicación la belleza es un producto, el discurso opuesto, y al mismo tiempo, le distingue como algo superficial y sin sentido. Pero vamos más allá de esto con la ciencia, pues como siempre sucede con ella, amplía un campo de estudio a muchas otras áreas que no creeríamos se verían afectadas por un factor, en este caso la belleza.

El sentido de la belleza

En su publicación reciente, la revista Nature 526, dedicó su edición a la belleza. En esta aborda 4 grandes preguntas sobre la belleza, de las cuales rescatamos algunos puntos. En primer lugar sobre el sentido de la belleza; y es que se cree que la belleza ha tenido un papel fundamental en la selección reproductiva, es decir en la elección de parejas sanas y libres de enfermedades.

La ciencia ha identificado tres cualidades clave de la belleza: simetría, dimorfismo sexual y medianía

Más allá de esto último, las preferencias son mucho más complejas de desentrañar pues están ligadas a la forma que el cerebro procesa la información. Las preferencias estéticas tienen rasgos en común que transcienden el aspecto cultural e histórico. Por ejemplo, incluso los bebés prefieren rostros que los adultos han juzgado como bellos, esto elimina al bombardeo mediático como causa y nos hace pensar que las preferencias estéticas tienen orígenes mucho más complejos.

En el cerebro suceden muchas cosas cuando estamos ante algo bello, sea una persona, del arte o de la naturaleza; y así mismo cuando se está ante la ausencia de la belleza. Los estudios sugieren que las caras atractivas, por ejemplo, iluminan una red cerebral relacionada con la recompensa y no es una región en específico la que está involucrada en estos procesos, por el contrario, existe una actividad neuronal compleja y distribuida en el cerebro y se ha distinguido que gran parte de estos circuitos de recompensa son los mismos que responden al sexo y las drogas. Por otro lado, algo que nos resulta poco estético activa la amígdala, muy parecido a cuando hay señales de alerta y miedo. Esto último podría explicar la teoría del valle inquietante. Y es que, desde 1990 se identificaron tres cualidades claves de la belleza: simetría, dimorfismo sexual y medianía. Así que la carencia de una de estas explicaría el rechazo o la alerta ante alguien.

Importancia de la belleza

Si nos detenemos un poco en la historia, la belleza tienen un aspecto fundamental en todos los aspectos sociales, así como en el arte y en las ciencias. ¿Qué nos hizo propensos a los humanos a realizar obras de arte, arquitectura hermosa, así como cerámicas bellas que tenían un fin utilitario? La ciencia toma muy en serio este tema y es que *la belleza ha movido a la humanidad entera*, la ha transformado y lo sigue haciendo.

La belleza ha transformado a la humanidad entera y lo sigue haciendo

En lo que respecta a la belleza física de los humanos, se vuelve un tema esencial para comprender el sesgo subconciente sobre todo en los procesos sociales cada vez más complejos. Por ejemplo, los estudios han revelado que la belleza física tiene influencia directa de importancia pues a las personas que se les considera atractivas se les atribuye que son más confiables y buenas personas que las que no se perciben atractivas. Sí, esto también aplica para los candidatos políticos o los acusados de un delito, así como a los aspirantes a un trabajo; así que de ahí la importancia de reconocer y saber estas influencias subconcientes.

Ahora bien, no hay un consenso entre los científicos en la definición de las experiencias estéticas y es que, como se menciona líneas arriba, *los aspectos que la belleza toca* son en todas direcciones. Entonces se reconoce que existe mucho trabajo interdiciplinario por delante desde la neurociencia, la psicología, la teoría del arte y la filosofía, por nombrar algunas áreas. Y como vemos, la importancia de esto radica en que nos influimos por la belleza mucho más de lo que se puede pensar**.

Un producto, una obsesión

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Como podemos distinguir en los medios de comunicación, así como en grandes industrias como la moda o el cine, el estereotipo de la belleza ha evolucionado según sus propios cánones que no pocas veces parecen desconectados de lo natural y de las personas, convirtiéndose en un problema social y de salud.

En la misma edición de Nature se responde a la pregunta: ¿Cómo podemos superar nuestra obsesión por la belleza? Y se parte de lo que consideran los investigadores: que el atractivo físico en la sociedad está demasiado ligado a la dignidad personal y, por tanto, ha llevado a no poca gente a condiciones psicológicas difíciles como trastornos alimenticios y depresión, derivados de la obsesión por alcanzar esos cánones de belleza irreales. Para contrarrestar esto, los tratamientos especializados para atender estos trastornos son efectivos, sin embargo, será el origen de estos lo que debiera cambiar y para esto, comprender los efectos subconscientes de la exposición a esos estándares promovidos por las industrias y los medios, se vuelve imperante.