Según la Organización Mundial de la Salud, en 2014 se registró que 1900 millones de adultos tenían sobrepeso, de lo cuales unos 600 millones eran obesos. Esto se traduce en que cerca del 13% de la población adulta del mundo son obesos, mientras que el 39% tiene sobrepeso. Las cifras son igual de desalentadoras para los niños, pues al menos 42 millones de niños son obesos. El sobrepeso y la obesidad dejaron de ser una preocupación estética y se ha transformado en un problema de salud, pues han aumentado las muertes por complicaciones relacionadas con el exceso de peso.
Si tenemos en cuenta estas cifras, no es de extrañar que hayan surgido varios estudios orientados a entender este súbito aumento de la obesidad a nivel mundial. El concenso popular apunta a que tiene que ver con una combinación de estilo de vida sedentario y el consumo de alimentos hipercalóricos; también hay quienes dicen que hay una predisposición genética. Pero, en la búsqueda de conocimientos para poder comprender las diversa causas de este fenómeno, una investigación ha confirmado que la obesidad puede ser contagiosa.
¿Qué dicen las investigaciones?
Una investigación hecha por los doctores Nicholas A. Chritakis y James H. Fowler, publicada en el año 2007 en The New England Journal of Medicine ha decidido estudiar el comportamiento epidémico de la obesidad en grupos sociales. Los investigadores afirman que las explicaciones de este fenómeno que apuntan a los cambios sociales ligados al sedentarismo, la comida y la genética no siempre logran contar la expansión de la obesidad en distintos grupos sociales, por lo que han conducido un estudio que explique cómo ocurre el 'contagio' de la obesidad de persona a persona.
El estudio incluyó la evaluación de 12.607 personas que fueron monitoreadas durante 32 años. Se examinaron diversos aspectos, incluyendo la existencia de personas obesas entre los grupos sociales de los estudiados, la asociación entre el aumento de peso de un individuo y el de sus allegados, la dependencia de este aumento de peso con la naturaleza de los lazos sociales (amistades, parejas, hermanos, vecinos). También la influencia de los hábitos y la distancia geográfica entre las personas de los grupos sociales. Los resultados fueron sorprendentes, pues todo parece apuntar a que la obesidad es contagiosa.
Del mismo modo, un estudio hecho por David Shoham y su equipo de investigadores en la Universidad de Loyola, que emplea una forma sofisticada de análisis estadítico de datos, ha analizado la data proveniente de la población adolescente de dos secundarias y han concluido que la influencia social juega un rol importante en el peso de los individuos.
¿Por qué se contagia la obesidad?
Si bien es cierto que se considera que el exceso de peso es producto de decisiones personales y hábitos, también es un hecho que los seres humanos estamos inmersos dentro de un grupo social que puede influir en los hábitos, costumbres y auto-percepción. Si una persona se relaciona con un grupo social donde la obesidad esté normalizada, donde haya gran tolerancia a ciertos comportamientos (fumar, comer en exceso, no hacer ejercicio, por ejemplo) no es de extrañar que los estándares de esa persona en cuantos hábitos y autopercepción se adapten a los del grupo social.
Asimismo, los investigadores afirman que aunado a estos mecanismos sociales, hay áreas del cerebro que corresponden a acciones como comer puedan estimularse si estas acciones son observadas frecuentemente en otras personas.
La naturaleza de los lazos sociales que compartes con personas con problemas de sobrepeso también es determinante en el contagio de la obesidad. Es decir, no importa si tu casi-desconocido vecino aumenta 50 kilos en una semana, esto no te afectará; pero si tu mejor amigo que vive a varios kilómetros de distancia y con quien mantienes una relación estrecha aumenta de peso, puedes preocuparte; pues lo que te haría propenso a subir de peso no son los factores ambientales por si solos, sino la forma en que tú y esa persona reaccionan ante ellos.
Otro hallazgo de esta investigación es que las personas que son de tu mismo género con las que tienes amistad o con quienes compartes un lazo fuerte (hermanos o pareja, por ejemplo) tienen más influencia en tu peso que tus amigos, pareja o familia del sexo opuesto. Esto es porque la naturaleza social del contagio de la obesidad te hace más influenciable por aquellas personas con las que puedas sentirte reflejado.
Las buenas noticias
No se trata de culpar a tu familia o a tus amigos de la obesidad, sino de hacer consciente el hecho de que somos seres sociales y con el apoyo del grupo se pueden lograr cambios importantes. Si hay algo que ambos estudios demuestran es que, si bien es cierto que la obesidad es un asunto social, perder peso también puede ser contagioso. Si una persona en un grupo social comienza a trabajar para alcanzar un peso saludable, es muy probable que aquellos que le rodean también se contagien de esta fiebre del fitness. Desde esta perspectiva, es posible utilizar el poder de los grupos sociales para adquirir buenos hábitos y mejorar la calidad de vida.