En pleno Camino de Santiago francés, el municipio lucense de Triacastela alberga un gran tesoro paleontológico. La Cueva Eirós, también conocida como la "Atapuerca gallega", es un yacimiento único para estudiar la transición desde los neandertales a los humanos modernos.
Los trabajos de excavación de este lugar, coordinados por el Grupo de Estudos para a Prehistoria do Noreste de la Universidad de Santiago de Compostela, en colaboración con el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) de Tarragona, han permitido descubrir 2.000 nuevos fósiles de la época neandertal. El hallazgo "contribuirá enormemente al conocimiento de los neandertales que ocuparon la actual Galicia", apuntan los investigadores.
La evolución de neandertales a Homo sapiens
La Cueva Eirós fue descubierta en la década de los ochenta por el científico gallego **Juan Vidal Romaní*. En el yacimiento, que presenta una entrada de veinte metros y una profundidad de 104 metros, se encontraron inicialmente restos de 43 osos de las cavernas (Ursus spelaeus*), una especie ya extinta.
En la cueva se han descubierto restos de neandertales y humanos modernos, así como pinturas rupestres
Pero el hallazgo más importante sucedió en 2009, con el descubrimiento de restos neandertales. La Cueva Eirós se convertía así en uno de los pocos yacimientos de la Península Ibérica en que se puede estudiar los modos de vida de Homo sapiens (Paleolítico superior) y Homo neanderthalensis (Paleolítico medio), y la transición de una especie a otra. Tres años después, la Cueva Eirós pasó de ser definida como la "Atapuerca gallega" a reconocerse como la "Altamira del noroeste", al ser halladas pinturas rupestres de hace 30.000 años.
El descubrimiento de estos 2.000 nuevos fósiles permitirá conocer el modo de vida de los **neandertales**, además de aportar información sobre los paisajes y las condiciones climáticas de esta región del noroeste de la Península. Según apuntan científicos del IPHES, el trabajo de excavación se centró en los niveles más antiguos datados entre 84.000 y 120.000 años.
Entre los restos descubiertos, se han recuperado de forma mayoritaria herramientas de piedra y restos de diversas especies animales, como ciervos, rebecos, cabras, rinocerontes y hienas. Por la instrumentación encontrada, estas ocupaciones neandertales pudieron corresponder a estancias breves, que tenían como objetivo la caza y el procesado de las presas del entorno de la Cueva Eirós.
Asimismo, los investigadores han destacado el **hallazgo de puntas y lascas de tipo Levallois**, herramientas muy elaboradas a partir de piedra cuarcita. La ausencia de residuos de su fabricación indicaría, de acuerdo a los científicos, que las herramientas pudieron elaborarse en algún otro punto fuera de Eirós y luego ser transportadas a la cueva.
Como señalan los investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela, los suelos del yacimiento también pudieron facilitar la conservación de los restos arqueológicos. En la mayor parte del territorio gallego los suelos son demasiado ácidos, pero en la Cueva Eirós son de piedra caliza, lo que permite la conservación de restos orgánicos.
Los restos fósiles encontrados en este yacimiento gallego nos ayudarán a conocer las formas de vida de las comunidades cazadoras y recolectoras que habitaron en esta región, además de ofrecer pistas sobre la evolución del paisaje y del clima. Estos descubrimientos remarcan la importancia de la Cueva Eirós, **un yacimiento amenazado por una explotación minera cercana** que nos permite volver la vista atrás para comprender la evolución humana.