Literalmente, estamos cubiertos de bacterias. Todo nuestro cuerpo, incluyendo nuestra piel, nuestros órganos expuestos e incluso nuestro interior. De hecho, el peso total de las bacterias con las que convivimos puede variar entre los 900gr y los casi 2 kilos. Sí, dos kilos de microbios. Estos son especialmente abundantes, cómo no, en el colon, donde suponen casi el 50% del peso seco. Estas bacterias con las que convivimos normalmente son conocidas como microbiota (normal) o microbioma. Esta palabra no quiere decir otra cosa que "conjunto de ecosistemas" chiquitito, y hace referencia a las relaciones de vecindad que hacen los microorganismos en nuestro cuerpo, como si cada uno de nosotros se tratase de un pequeño planeta. Bien, pues este conjunto de bacterias es muy especial y particular de cada uno, lo que implica una serie de interesantes propiedades.
El microbioma como identificación personal
Como explicábamos, el microbioma contiene un conjunto de bacterias. El cuerpo humano suele albergar unas 2.000 especies distintas de microorganismos. El conjunto de cada microbiota es característico de cada persona y situación. Depende de la alimentación, el estado de salud o incluso el estrés de la persona. Cualquier pequeña alteración puede cambiar la composición de ese microbioma que todos poseemos. Sin embargo, la composición genética de todo el cuadro permanece, aunque cambie el número de bacterias. ¿Veis por dónde va la cosa? Efectivamente, si encontramos la manera de definir y contrastar los patrones podemos identificar a una persona por su microbioma. En concreto, un grupo de investigadores ha encontrado la forma de usar el Podemos usar el genoma de los microorganismos para hacer un perfil del microbioma
microbioma procedente de la saliva, la piel o las heces como una posible herramienta forense.
Para ello han desarrollado un algoritmo y han hecho pruebas con más de 250 participantes a lo largo del tiempo. De hecho, el microbioma ha resultado ser más estable a lo largo del tiempo de lo que se esperaba. Con todo ello está, desarrollando una manera de usar esta especie de "huella digital" a partir de los genes de los organismo encontrados en los restos biológicos como una herramienta forense adicional que ayude en tareas de identificación. Usar el microbioma tiene sus ventajas, y es que la cantidad de especies y factores moleculares de los microorganismos permiten hacer un perfil de microbioma super específico y que además es capaz de darnos mucha más información. El estudio del microbioma humano es relativamente nuevo y todavía quedan muchos factores que aclarar y afinar. Pero el futuro de esta especie de huella identificadora parece bastante brillante. Pero no nos quedemos solo con esto.
La fiebre del microbioma
Aunque el estudio microbiológico de los organismos que viven en nuestro cuerpo es relativamente nuevo (como ecosistema, quiero decir) existe toda una fiebre al respecto. De pronto, todo, y digo todo, tiene que ver con el microbioma. Desde las enfermedades al estado de ánimo, pasando por cualquier otro aspecto de la salud. Por ejemplo, varios y recientes estudios apuntan a que el microbioma de nuestros dientes es el culpable de que tengamos más o menos propensión a padecer caries. De hecho, estos estudios apuntan a que tener una pareja con los dientes sanos promueven nuestra salud dental debido a los microbios que nos transmitimos. Otra aplicación de los estudios sobre el microbioma intestinal consiste en el transplante fecal. Éste consiste en transmitir las bacterias de un paciente sano a uno enfermo de ciertos problemas intestinales. Mejor no os explico como. La pregunta es ¿para qué? Muy sencillo, la existencia de este microbioma El desajuste del microbioma es el culpable de numerosas patologías
en nuestro cuerpo no es un asunto baladí. Si no contáramos con la increíble diversidad y cantidad de bacterias que tenemos estaríamos muertos.
El microbioma se encarga de procesar gran parte de nuestros alimentos en el intestino, producir ácidos grasos y vitaminas que nosotros no podemos sintetizar e, incluso, combatir contra otros organismos que intentan infectarnos. El desajuste del microbioma provoca numerosas de las patologías que nos afectan. Por ello, reestablecer o sustituir un microbioma deficiente o "roto" es una manera de tratar ciertas enfermedades. O al menos esa es la hipótesis. Hasta el momento las pruebas, tanto con dientes como con intestino han funcionando muy bien. Esto ha provocado que en la comunidad científica se haya puesto de moda el hablar del microbioma. Pero muchos investigadores advierten que hay que tener precaución. No todo se lo debemos a nuestras bacterias, al igual que no podemos tratarlo todo así. Lo cierto es que cada día surgen más y mejores aplicaciones sobre este conocimiento, como hemos visto. Y es que puede que el microbioma no sea la panacea médica que algunos pretenden ver. Pero hay que admitir que no está de más hacerle caso a una comunidad de millones de habitantes que convive día a día con los seres humanos. Sobre todo si lo hace sobre nosotros.