La polémica está servida. Al menos en Inglaterra, aunque no tardará en llegar a otras partes del mundo. Y es que **la técnica conocida como "embriones de tres padres" ha sido aprobada recientemente por el parlamento.
Esta técnica de reproducción asistida está en el punto de mira de una parte importante de la población de Reino Unido. Consiste, básicamente, en usar el material celular de dos óvulos, de madres distintas, para subsanar enfermedades de carácter genético, mitocondrial en concreto. Pero lo cierto es que el material genético que se comparte de la segunda madre es mínimo (menos del 0,1%) y no tiene implicaciones directas en el desarrollo del ser humano que lo porta. Parece que la polémica tiene más de carácter cultural que de precaución justificada.
Embriones de tres padres, ¿qué son?
Como bien decíamos, los embriones de tres padres se obtienen de combinar el óvulo de una madre con el citoplasma del óvulo de otra. El citoplasma es lo que rodea el núcleo, grosso modo, por lo que no se transmite el material genético en sí, sino las mitocondrias. Las mitocondrias son orgánulos imprescindibles dedicados a la respiración celular y que tiene en sí mismos una pequeña cadena de ADN propia. Solo el núcleo y las mitocondrias presentan ADN, aunque el de las mitocondrias solo sirven para que estas funcionen y no para modificar nada más del individuo. Las mitocondrias se transmiten solo de madre a hijo**, nunca por parte del padre, así que si estas se encuentran en mal estado, el niño puede sufrir una enfermedad grave que puede Las mitocondrias contienen su propio material genético y solo se transmiten de madre a hijo
causarle severos trastornos que normalmente acaban con consecuencias letales.
Con la técnica para crear embriones de tres padres se sustituyen estas mitocondrias para que funcionen correctamente en el nuevo embrión. Así que el niño tendrá una pequeña porción del ADN de otra madre. Un ADN que le permitirá vivir normalmente, huelga decirlo, pero que no hará nada más. La técnica ha sido probada en primates con mucho éxito. Pero en seres humanos todavía se considera en fase experimental, a pesar de que las pruebas realizadas hasta la fecha apuntan a que todo irá bien. Con este paso dado por Inglaterra podríamos estar ante un mundo de nuevas soluciones para enfermedades como el síndrome MELAS, el MERRF o el NARP. Eso si la polémica no se ceba con el remedio.
El miedo a la vanguardia
¿De dónde proviene el problema, entonces? ¿Por qué hay un frente haciendo presión contra esta técnica? Aunque la técnica se encuentra todavía en un estado experimental, lo cierto es que la única verdadera razón para una oposición tan visceral es el miedo. Así lo han dejado ver desde la comunidad científica y médica. Las voces en contra vienen principalmente, o únicamente, por parte de un frente fundamentalista religioso. Los investigadores creen en la seguridad del procedimiento, además la capacidad de resolver graves Científicamente hablando no existe ninguna razón para prohibir la técnica
enfermedades. Científicamente hablando, por el momento, no existe ninguna razón para evitar los embriones de tres padres. Y por ello mismo se ha aprobado en Reino Unido.
Todavía hace falta andar sobre seguro, pero no existe ninguna evidencia que nos haga sospechar de algún posible daño. El único problema que podría derivarse sería en el reconocimiento genético de la madre de la persona nacida bajo esta técnica. Efectivamente, las mitocondrias se usan en la comprobación de la relación familiar, en concreto en la relación con la madre, en casos forenses o legales de todo tipo. Tener mitocondrias de otra madre podría suponer un pequeño problema para enlazar a un hijo con su madre real en un laboratorio. Pero no es el único método. El material de su núcleo, que define quienes somos, sigue proviniendo de sus padres originales, por lo que no existe problema de "contaminación genética"
Las razones, como decíamos, son de carácter meramente culturales o incluso religiosas. El no "jugar a ser Dios" es un argumento que causa anualmente mucho daño. Todo el mundo tiene derecho a creer lo que le venga en gana pero no cuando se supedita el bien y la salud de los demás a cuestiones puramente de fe. Es el miedo a lo nuevo, a lo diferente, lo que esgrimen muchos colectivos que se escudan en si mismos, como si de tortugas se tratasen. En un mundo moderno, cada vez más avanzado, es hora de que dejemos el temor a la vanguardia de lado por el bien de toda la humanidad. Ésta es la única manera de cometer cada vez menos errores y, por supuesto, permitir que aquellos que sufren tengan, poco a poco, más oportunidades de vivir mejor.