Por mucho que se diga lo contrario, la carrera espacial siempre será una competición. Primero fueron Estados Unidos y la Unión Soviética con su empeño por ser los primeros en poner humanos en el espacio y en la Luna. Después, las agencias públicas comprendieron que el trabajo colaborativo sería una mejor opción, pues los éxitos debían ser de toda la humanidad. Pero la lucha sigue y ahora son las compañías privadas las que se empeñan en alzarse con nuevos logros. Dos multimillonarios, Elon Musk y Jeff Bezos, con sus dos empresas, SpaceX y Blue Origin, se encuentran en una frenética competición por batir récords de los que se acabará beneficiando también la NASA en última instancia. La agencia estadounidense busca lanzaderas para sus misiones futuras y Musk parecía haberse adelantado con las suyas, pero el nuevo gran éxito de la New Glenn de Bezos muestra que la competición sigue activa. 

El cohete se ha lanzado sin problemas desde Cabo Cañaveral, ha puesto una cápsula en órbita y ha devuelto su primera fase reutilizable a la Tierra. Solo ha habido un fallo, pues esa primera fase debería haber aterrizado sobre una barcaza en el Atlántico y no ha sido así. Esto no es imprescindible para el éxito de la misión, por lo que no ha sido un fracaso como tal, aunque se debe perfeccionar, pues es un factor esencial para aumentar la rentabilidad de los lanzamientos.

De momento, desde Blue Origin están muy satisfechos, pues ya han logrado con este primer vuelo de prueba de New Glenn algunos hitos que ni siquiera SpaceX ha conseguido con su Starship. La carrera espacial privada está servida.

Jeff Bezos vs Elon Musk

En un principio, parecía que la carrera espacial privada estaría enfocada en los avances en el turismo espacial. Millonarios haciéndose aún más millonarios por llevar a millonarios al espacio. Ambas compañías han logrado grandes hitos en este trabalenguas. Pero también ambas quieren ir más allá, por lo que no han dudado en presentar sus respectivos proyectos a los concursos en los que la NASA contrata a empresas para obtener lanzaderas y naves para sus propias misiones.

Tanto Blue Origin como SpaceX han conseguido la mayor parte de estos contratos. Pero parecía que era la compañía de Elon Musk la que mejor funcionaba. Sus cápsulas Crew Dragon han realizado ya varios viajes a la Estación Espacial Internacional cargadas con astronautas, material y viandas para los que se encuentran allí.

SpaceX Starship
SpaceX ha avanzado mucho con Starship, pero Blue Origin no se quiere quedar atrás. Imagen de SpaceX.

También ha realizado ya varios vuelos de prueba exitosos de su Starship. La lanzadera ha sido capaz de separarse de la fase con la carga útil que debe ir al espacio y volver a la Tierra para su reutilización, siendo captada en pleno vuelo por unos brazos robóticos diseñados específicamente para ello. Este ingenioso sistema formará parte de muchas de las misiones futuras de la NASA tanto a la Luna como a Marte. Además, por si fuera poco, SpaceX se ha hecho con el contrato para destruir la Estación Espacial Internacional cuando llegue el momento de su jubilación.

La competencia está siendo dura para Blue Origin. No obstante, la compañía de Jeff Bezos, que también se ha hecho con varios contratos de la NASA, ha demostrado hoy que su New Glenn merece la confianza de la compañía norteamericana.

El exitoso vuelo de prueba de la New Glenn de Blue Origin

New Glenn, bautizado así en honor al primer estadounidense que viajó al espacio, es un cohete de 98 metros compuesto por dos fases. La primera, reutilizable, se libera poco después del lanzamiento y vuelve a la Tierra. En cambio, la segunda es una plataforma diseñada para albergar satélites o liberarlos en órbita. 

Los objetivos de este primer vuelo de prueba eran los siguientes:

  • Lanzar el cohete New Glenn desde Cabo Cañaveral.
  • Pocos minutos después, recuperar la primera fase del cohete con el aterrizaje en una barcaza en el Atlántico.
  • Durante 6 horas, mantener el satélite de prueba dentro de la segunda fase mientras esta orbita la Tierra.
  • Dejar la segunda fase, que sí es desechable, en una órbita alta y alejada para minimizar la basura espacial en las zonas más cercanas a la Tierra.

Blue Origin ha hecho check a todos estos objetivos, con excepción del segundo, que en realidad se consideraba el menos relevante para un vuelo de prueba. Lo importante es que la New Glenn ha logrado liberar una cápsula de prueba y orbitar la Tierra. Solo con esto último ya ha logrado algo que aún no ha podido hacer SpaceX con su Starship.

Como es lógico, para los próximos intentos se debe perfeccionar el aterrizaje de la primera fase para disminuir los costes de las misiones y reducir también el coste de energía y la liberación de desechos espaciales. Al fin y al cabo, la basura de estas misiones es un problema en el espacio, pero también en la Tierra. La recuperación de los cohetes es esencial, por lo que en Blue Origin pueden estar contentos, pero no cantar una victoria completa.