Vincent Rosso (París, 1970) es Ingeniero Industrial, con Máster en la San Jose State University, en Silicon Valley, donde le despertó el interés por crear una startup tecnológica, inspirado por sus amigos de Google. Lleva quince años en España, y casi cinco al frente del proyecto de BlaBlaCar como Country Manager en España y Portugal, desde que llegó al puesto en septiembre de 2009.
Para empezar, danos contexto, datos y cifras de BlaBlaCar.
BlaBlaCar nace como idea en 2006 y cuajó cómo empresa en 2008. En ese año creció mucho porque hubo una huelga de transporte en Francia, y BlaBlaCar se vio como una buena alternativa ante el colapso que tuvo el sistema de transporte público.
Ya tenemos 8 millones de usuarios, y 1 millón de viajes al mes.
Ahí se impulsa el concepto de BlaBlaCar, que llevaba activo como muchos años en Alemania, pero que en Francia era bastante nuevo. Poco a poco fuimos convirtiéndonos en la web número uno para este tipo de servicio allí. Con la idea de repetir este éxito lanzamos la web de BlaBlaCar en España en 2010. Aunque era otro país, con una cultura distinta, no teníamos duda de que el servicio iba a funcionar bien.
Al fin y al cabo, es un servicio de personas para personas y que satisface la necesidad de viajar y, además, de una manera más barata, más sostenible y más amigable para los usuarios. Hace poco hemos llegado a 8 millones de usuarios registrados y, lo más importante, a más de 1 millón de viajes realizados al mes.
¿Por qué elegisteis España como segunda opción para lanzar BlaBlaCar?
Porque en 2009 vimos que la gente en España utilizaba el servicio. Registramos más de 25.000 viajes entre Francia y la frontera con España. Vimos ahí un potencial natural que podíamos amplificar. Y desde 2010 fuimos creciendo y creciendo hasta convertirnos en España también la web de intercambio de viajes número uno.
Actualmente, aparte de Francia y España, ¿en qué otros países estáis presentes?
En Italia, donde trabajamos con una empresa que ya tenía volumen de usuarios, Reino Unido, en Polonia, donde repetimos el mismo modelo que en Italia, Alemania y, recientemente, adquirimos una empresa en Rusia, con la que hemos aprovechado su recorrido profesional y su equipo.
¿Y notáis alguna diferencia cultural en el uso que hacen los usuarios de diferentes países?
Sí, por ejemplo ocurre una cosa muy curiosa donde España y Alemania son los ejemplos más claros. En España, si un viaje ha salido bien, normal, es casi automático que se da un voto positivo al conductor, o al viajero. Se asume que el voto positivo se da porque todo fue bien.
En cambio, en Alemania casi nunca se dan votos positivos. Un viaje tiene que ir absolutamente maravilloso para que se dé el caso de un voto así. En cambio, basta con que en un momento del viaje se haya dado un frenazo, o se haya bajado una ventanilla sin preguntar, para que se otorgue el voto negativo. Es muy curioso.
En España habéis conseguido que se asocie vuestra marca al propio concepto. Se dice "voy a hacer un BlaBlaCar". ¿Sucede lo mismo en otros países?
No, de hecho nos ha sorprendido mucho ver lo bien que ha encajado BlaBlaCar en España. En Francia, por ejemplo, no se utiliza tanto la expresión "voy a hacer un BlaBlaCar".
¿Qué porcentaje del total representan los usuarios de España?
El primer país en volumen de trayectos publicados es Francia, seguido de Alemania y España es el tercero. Sin embargo, el nivel de interacción de la comunidad, de comentarios, votos, reviews, etc, es el más alto en España.
Cuando la gente salió a defendernos, lo que defendía realmente era el sentido común.
Prueba de ello es la reacción en redes sociales que hubo en España cuando el Gobierno emitió una nota informativa sobre el transporte regulado, que apuntaba a Uber pero que, en principio, hubo dudas sobre si también afectaría a BlaBlaCar.
Sí, creo que esa reacción que hubo no fue solo por BlaBlaCar, sino por el sentido común. Compartir viajes es algo que se ha hecho siempre y que ahora, por la situación de crisis, se hace incluso más, así que fue una reacción lógica. De hecho, creo que el Gobierno no pensaba que alcanzaría tanta repercusión ese mensaje. Por todo ese revuelo fue que en menos de 24 horas decidimos comunicar nuestra postura oficial y desmentir que esa advertencia estuviera dirigida a BlaBlaCar.
Posteriormente, el Gobierno también desmintió que su comunicado se dirigiera a BlaBlaCar y mencionó a servicios como Uber. Sin embargo, ¿crees que el Gobierno podría llegar a regular en el futuro contra BlaBlaCar?
La innovación siempre va antes que la regulación. Y eso pasa con BlaBlaCar y con cualquier otra empresa o ámbito de la vida. Nosotros no estamos preocupados porque nuestros usuarios cumplen con la ley al compartir sus gastos y nosotros somos una plataforma de innovación tecnológica que pone en contacto a las personas.
La innovación siempre va antes que la regulación.
Es lo mismo que hace eBay o cualquier otra plataforma electrónica. Entonces, al final, son dos mundos, el online y el offline, que intentan coexistir y, en ese punto, BlaBlaCar representa una opción legal para desplazarse.
Quizá alguien utilice BlaBlaCar porque quiere conocer gente y quizá otra persona que hace un viaje de trabajo use el autobús o el tren para poder ir trabajando con su portátil. Cada usuario elige su opción, y BlaBlaCar es una de ellas.
En España acabáis de introducir una comisión de un 10 % y habéis convertido el pago en efectivo en pago electrónico por adelantado, con BlaBlaCar como intermediario. ¿Cuáles han sido los primeros comentarios que habéis tenido sobre esta medida?
Llevamos bastante más tiempo probando el modelo en España para pulir todos los problemas que pudieran surgir a nivel técnico o a nivel de experiencia de usuario. Teníamos que probar y llevábamos probando un piloto desde hacía dos o tres meses y la verdad es que el resultado está siendo muy bueno. Siempre hay gente a la que no le apetece pagar ese pequeño gasto adicional, pero es que con ese extra estamos ofreciendo facilidades.
Los usuarios ya no se tienen que preocupar de llevar efectivo, y, además, ayudamos a los usuarios a comprometerse más, tanto para el pasajero como al conductor y, en general, con esto hemos conseguido optimizar la organización de los viajes. Al final, la gente acaba percibiéndolo como un valor. En Francia, por ejemplo, multiplicamos por 5 nuestra base de datos de usuarios tras implantar este pago por adelantado. Al final, BlaBlaCar sigue siendo un servicio barato, flexible y divertido.
En estos años de servicio, ¿cuáles han sido los principales problemas reportados?
Principalmente tenían que ver con conseguir contactar con el conductor, con la cancelación de plazas, con usuarios de más en un coche, pero son problemas que con este pago por adelantado se han solucionado en gran medida porque todo el sistema ahora está automatizado. Por ejemplo, si un usuario cancela su plaza, inmediatamente vuelve a estar disponible en la web para el resto de personas.
Se trata de darle importancia a que es un servicio entre personas para personas, como si alguien te da clase particular de matemáticas a cambio de que cuides de su hijo durante una noche, y tenemos que facilitar ese proceso. El consumo colaborativo. Es un acuerdo en el cual nosotros sólo ofrecemos la plataforma, facilitamos la puesta en contacto.
Uno de los debates surgidos tras aquella nota informativa del Ministerio era si BlaBlaCar era una empresa con ánimo de lucro o sin ánimo de lucro.
BlaBlaCar es una empresa privada, claramente con ánimo de lucro, una empresa como cualquier otra, registrada en Francia y operando desde hace ocho años, pagando sus impuestos, y con 150 empleados en Europa. Es un proyecto europeo, aunque con una clara ambición de expansión internacional.
Sólo ofrecemos la plataforma para conectar personas que comparten gastos de un viaje.
Por otro lado, el acuerdo privado entre personas que comparten un coche en un viaje, el intercambio de dinero entre ellas, sólo puede ocurrir si se hace para compensar los gastos del viaje: gasolina, peaje, gastos de mantenimiento del coche, desgaste de neumáticos, ITV, seguro del coche... Todo eso se divide entre los viajeros, y si además el conductor quiere invitar a una Coca-Cola al viajero, pues todo va en un pack, en ese precio. El precio que se pone es el precio que quiere poner el conductor, y que quiere pagar el pasajero.
Eso, dentro de los límites sin ánimo de lucro. Si te pasas de ahí, entras en un terreno en el que cobras de más y puedes tener consecuencias porque incumples la propia ley. Nosotros sólo ofrecemos la conexión entre personas, y además vigilando que esas personas no hacen negocio.
Supongo que habéis detectado casos de personas que utilizan BlaBlaCar para hacer negocio. ¿Qué ocurre con ellas?
Sí, claro. Nosotros tenemos herramientas de vigilancia para evitar estos casos, tenemos al 35 o 40 % de nuestra plantilla vigilando contenido, atendiendo al usuario por si tiene dudas o consultas, y observa lo que se está haciendo. Si una persona hace un viaje Madrid - Valencia, ida y vuelta, dos veces al día, pues no es normal, es un problema. Y si además lo hace varias veces a la semana, pues ya es muy sospechoso.
Nosotros nos ponemos en contacto con esa persona para que nos explique por qué lo hace así. A lo mejor tiene un motivo muy bueno, pero si no es así y vemos claramente que lo que hace en realidad es negocio, en nombre de la comunidad le expulsamos. Sin cumplir las reglas, la comunidad no puede existir. Son los propios usuarios muchas veces quienes lo ven y nos avisan, eso nos ayuda.
¿Cuántos casos así habéis tenido en estos seis años?
Siempre hay quien quiere aprovechar plataformas como la nuestra para su propio negocio. Incluso hay quien lo quiere hacer ya no por obtener beneficios, sino también para compensar sus gastos. Nos ocurrió con una empresa pequeña de autobuses privados, querían usar BlaBlaCar para que los viajes de ida del autobús a cada destino pudiesen tener gastos cubiertos.
Tenemos mecanismos para detectar si alguien hace un mal uso, y podemos expulsarle del servicio.
Les dijimos que en teoría podrían, ya que sólo querían compartir gastos, pero les dijimos que no porque rompían con el espíritu, siendo autobuses... Lo veía bien, la idea es buena, pero no cuajaba dentro de BlaBlaCar.
Ocurrió también al principio con la Tarifa Mesa de los billetes de AVE, que se venden de cuatro en cuatro. Había gente que lo compraba así y luego ponía el anuncio en BlaBlaCar como si fuese un coche. No encaja, lo tuvimos que prohibir.
Ya que hablamos de autobuses... Hace tres meses Fenebús trató de denunciaros y pedir vuestro cierre. ¿Cuál es la situación actual con ellos?
Ellos más que demandas hicieron consultas, no hubo demandas legales, y sus quejas son las que aparecieron en los medios. Sobre eso puedo decir que nosotros no incumplimos la Ley de Transporte Público, no incurrimos en competencia desleal, no incumplimos las cosas que ellos dijeron que incumplimos. Más que nada porque ni siquiera jugamos en el mismo campo.
No jugamos en el mismo campo que Fenebús, quien pidió nuestro cierre. Somos otra opción distinta para el usuario.
Es como si ellos juegan en un campo de fútbol y nosotros estamos en la pista de pádel. No aplican las mismas reglas del juego. Quizás a la gente le está empezando a gustar menos el fútbol y más el pádel, es lo que está ocurriendo. No puedes echar la culpa al pádel como algo ilegal. Si es lo que quiere la gente, es lo que hay. No tenemos una posición victimista. Y además hubo equivocación por su parte porque al principio nos confundían con Uber. En su primer comunicado de prensa hablaban de cosas que tenían mucha relación con Uber, no habían entendido... De hecho en sus últimos comunicados vemos que ellos están muy a favor del consumo colaborativo, muy alineados ahí. Es lo que tenemos que explicar: nuestro negocio es el pádel, no el fútbol, y tenemos todo el derecho de existir si encajamos con la ley.
También ocurre que esto provoca que ahora se estén mejorando los servicios que dan, ven que tienen renovar... Por ejemplo, han puesto Wi-Fi, y es una buena idea para la gente que quiere aprovechar un viaje para trabajar, para escuchar música con Spotify... En BlaBlaCar también tienen cabida estos usuarios, claro, pero no es el usuario que mola... Mola el que habla, el que participa, el que comparte. Si quieres durante un viaje escuchar música e ir trabajando, pues usa el autobús, es según cada momento.
¿Qué postura tenéis frente a UberPop?
Es una aplicación tecnológica, innovadora, que ofrece un servicio nuevo que está molestando bastante al gremio de los taxistas. Y ahí sí puedo entender eso, ya que se están cambiando las reglas del juego dentro del mismo campo. Pero es una innovación también, y si resulta que es lo que el usuario quiere, habrá que escucharles y tenerles en cuenta al menos, y ver si pueden coexistir con los otros, de qué forma. Es como todo negocio, que tiene que evolucionar, no hay ningún negocio que dure igual para toda la vida.
¿Qué planes tenéis a medio / largo plazo? ¿Qué os gustaría añadir?
Lo que intentamos es trabajar en aumentar la confianza, sobre todo. Lo hemos conseguido, si ves cómo ha evolucionado durante los últimos años, hemos ido haciéndola cada vez lo más sencilla posible. Muchas veces te piden mucha y mucha información, pero al final la información mata la información.
Nuestro mayor reto es aumentar la confianza de los usuarios en nuestra plataforma y en los conductores.
Por ejemplo, introducir los niveles de experiencia de los usuarios, que no los califica como mejores personas, sino como mejores usuarios. Esto ayuda también a los nuevos usuarios, que quizás tengan dudas al principio y prefieran viajar con un "embajador". A esto la comunidad le da muchísimo valor, y nos ayuda a captar nuevos usuarios, sobre todo entre quienes son más escépticos.
Lo mismo que con la plataforma de pago. El miedo suele llegar entre quien desconfía en compartir un viaje con desconocidos, pero lo que estamos viendo entre los jóvenes de hoy es que tratan lo desconocido con otra mentalidad. Pero el hecho de que haya que pagar de esta nueva forma da una confianza adicional, supone un punto de partida, una mayor tranquilidad. Y en ese sentido apuntamos: encontrar formas con las que mejorar la confianza.
¿Y en qué producto o servicio más tangible o concreto?
Crecer, crecer en cada país es importante, y lo que te he comentado de la confianza. Lo bueno es que gracias al momento en el que estamos podemos hacer un montón de sinergias con muchas personas, y ya vemos claramente el potencial que tenemos para crearlas en el ámbito de la movilidad sostenible, que ahí es donde a mí personalmente me gustaría trabajar mucho. Que se incluya dentro de sus planes que la movilidad compartida es una alternativa más.
Es un reto, formar parte de estos planes. Hay ayuntamientos como el de Santander, Pamplona, Córdoba, etc, que han tenido ya sus planes de movilidad sostenible, para compartir coche. Pero tenemos que dar un paso más. En Francia por ejemplo hemos trabajado no sólo con ayuntamientos, sino a nivel estatal, para que el consumo colaborativo haya sido reconocido como otra opción más de movilidad.
¿Tenéis planes de expansión internacional? Muchos de nuestros lectores son latinoamericanos y preguntan por esta llegada, o desean que aparezca un servicio así. ¿Pensáis también en llegar a Latinoamérica?
Sí, Latinoamérica es uno de los mercados que tiene un potencial enorme. La percepción que me llega sobre todo cuando hablo con gente de países latinoamericanos es que la seguridad es el principal problema, la principal duda, quizás sea el freno para la expansión allí de BlaBlaCar.
En cualquier caso, BlaBlaCar es un servicio de persona a persona para hacer los viajes más divertidos y baratos, y eso no tiene fronteras. Si han llegado humanos a la Luna, ¿por qué no iba a funcionar allí BlaBlaCar? Latinoamérica está en nuestros planes, aunque nada definido aún.
¿En qué momento os dais cuenta de que en España ya sois una alternativa más en cuanto a transporte?
Fue el año pasado, tras el verano, en septiembre de 2013. Vimos que pegó un cambio enorme en la cantidad de personas que lo habían probado por fin. Sí que habíamos visto ya que teníamos una cantidad de usuarios registrados bastante alta, pero muchos sin haberlo probado aún. Y tras el verano fue cuando muchos ya lo probaron, les había gustado mucho la experiencia de viajar conociendo a otras personas, y repitieron o tenían pensado repetir.
Al final con BlaBlaCar es de eso de lo que te acuerdas. No recuerdas si el precio fue de 15 o de 20 euros, sino que recuerdas la experiencia, las personas. Si te tocaron divertidos, simpáticos, raros, diferentes, serios... Hay de todo, y de eso te acuerdas. Y cuando alguien le cuenta a sus amigos esas anécdotas, esas experiencias, la gente quiere probar también para llevarse esas mismas experiencias.
Para acabar, ¿cómo valoráis de la ronda de financiación de 100 millones de dólares que acabáis de conseguir?
Esta acción significa un voto de confianza a una empresa europea que apuesta por un nuevo modelo económico y tecnológico. Estamos muy contentos en la compañía y BlaBlaCar es una nueva forma de resolver necesidades en la que el consumidor también es un microproveedor.