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Trabajar desde un ordenador puede ser realmente cómodo, pero también puede ser algo frustrante y monótono si no lo planteamos bien. Esto pasa por seguir algunas pautas, desde no permanecer en la posición de '4' durante toda la jornada hasta realizar algunas prácticas que nos ayudarán a concentrarnos mejor, enfocar nuestro esfuerzo y obtener mejores resultados a la larga. Ahí van diez consejos.

  1. Relee eso que vas a enviar antes de pulsar "Enviar". Esta práctica tan sencilla que normalmente sólo nos quitará unos segundos de nuestro tiempo nos puede traer varios beneficios: desde corregir faltas ortográficas o gramaticales hasta, simplemente, darnos cuenta de que eso que hemos escrito no suena como lo que en realidad queríamos decir. En algunos casos, también para rebajar el nivel de furia u hostilidad de un correo electrónico revanchista. Siempre es mejor aplacar los ánimos.

  2. Activa la opción de deshacer el envío en Gmail. ¿Nunca te ha pasado? Redactas un mail, crees que todo está bien y listo para enviar, y haces click sin recordar el consejo nº1. Y de repente, "¡horror, horror, horror!". Principalmente se dan aquí unos pocos casos: que hayas olvidado adjuntar un archivo (pasable), que hayas dicho algo que en realidad no debías (mal), que hayas adjuntado un archivo que en realidad no era ese (de 'pasable' a 'terrible' según el archivo), o que directamente se lo envíes a la persona equivocada (igualmente, de 'pasable' a 'destrucción' según el contenido del mail). Así que ve a Configuración → Labs → Deshacer envío para tener unos segundos durante los que poder deshacer el desastre.

  3. Sé menos multitarea y más monotarea. Al menos durante un intervalo del día. Esto aplica al nivel de procesos simultáneos que tratas de tener controlados en tu mente, pero también al número de distracciones potenciales, incluso si son parte del propio trabajo. En mi caso personal, después de tiempo trabajando con dos pantallas y varias aplicaciones abiertas a lo largo de ellas, decidí prescindir de una de ellas y centrarme en una sola, ejecutando el menor número de aplicaciones simultáneas posible. Pasé a crear varios escritorios y agruparlas en ellos o directamente dejar una sola aplicación para cada uno. Así es más fácil centrarnos en acabar de escribir lo que tenemos pendiente, organizar una base de datos o responder un mail sin que nos interrumpa un nuevo tweet, un correo electrónico recibido o una alerta de Trello, por ejemplo.

  4. Detén tu trabajo de forma periódica y controlada. Tener en mente el tiempo que falta para que finalice nuestra jornada hace que nos enfoquemos mejor y tengamos un mayor control de cómo repartirnos el tiempo restante. Lo mismo ocurre con microjornadas diarias. Tomar breves descansos entre intervalos de trabajo nos ayuda a despejar nuestra cabeza, desentumecer nuestro cuerpo y ser más conscientes del transcurso del tiempo. Una de las prácticas más habituales en este sentido es el método Pomodoro. Podemos adaptarnos a él incluso con algunas extensiones para usar Pomodoro desde Chrome.

  5. Antes de marcharte de tu trabajo, elabora una checklist con las tareas para el día siguiente. No al llegar a casa. Haciéndolo metódicamente, es una forma de darle a nuestra cabeza el convencimiento de que nuestro trabajo terminó por hoy, sentir que dejamos los deberes hechos, y comenzar el día posterior teniendo claro qué debemos resolver.

  6. Desactiva las notificaciones push de tu correo electrónico. Al fin y al cabo, es una fuente de interrupciones que nos sentimos obligados a responder casi de inmediato. En algunos casos, además, supone un goteo casi constante de nuevas notificaciones. Mucho mejor tener notificaciones cada cierto tiempo, 30 minutos por ejemplo. Si eres capaz de tomártelo con un poco más de calma, tirando directamente de actualización manual.

  7. Bebe mucha agua. Es simple: con un cuerpo deshidratado, baja la energía. Mi botella de dos litros siempre está a la derecha en mi mesa de trabajo.

  8. Anota lo que debes hacer, pero también lo que debes evitar hacer. Steve Jobs decía que lo que modeló a Apple no fueron tanto los proyectos llevados a cabo, sino todo lo que se negó a hacer, desde productos hasta prácticas. Sé consciente de lo que debes evitar para ser más productivo y a la vez feliz en tu trabajo y en tu día a día: ¿deberías dejar de lado ir sin desayunar al trabajo? ¿atender a los mensajes de WhatsApp que te llegan durante la jornada? ¿salir a fumar compulsivamente? ¿acostarte tarde viendo series y dormir menos horas de las que necesitas? (Sobre esto último, consultar cuántas horas debemos dormir realmente.

  9. Deja que la tecnología te ayude. Si el consejo nº8 te es complicado de cumplir, las prácticas a evitar relacionadas con lo que haces con tu ordenador pueden tener un aliado en tu propio navegador. Y es que hay varias extensiones de Chrome para mejorar tu productividad: desde bloquear ciertas webs en franjas horarias, hasta mostrarte estadísticamente cuánto trabajaste y cuánto no realmente.

  10. Sé ordenado. No, en serio. Tener una mesa de trabajo despejada, un escritorio impoluto y un explorador de archivos organizado hace que te sientas mejor, con el trabajo básico hecho, y quieras mantener ese orden. Una especie de desviación de la teoría de las ventanas rotas. Si quieres ir un poco más allá, es bueno incluso hacerse la cama a diario, precisamente por esa satisfacción que deja el deber cumplido, más valiosa aún si se trata de la primera tarea del día.