X Phone

El bloatware es probablemente uno de los puntos más despreciables del mundo de la telefonía móvil actual. Los fabricantes y las operadoras se empeñan en añadir más y más aplicaciones en los dispositivos que comercializan, a pesar de que el 90% de los usuarios no usará ninguna de ellas en el periodo de tiempo que pase con el producto –por no hablar de la cantidad de recursos del sistema que suelen consumir–. Sin embargo, ahí están, y las compañías siguen invirtiendo en el desarrollo de estas aplicaciones, cuando lo que todos deseamos es el fin del bloatware.

Afortunadamente, comienzan a haber algunas señales de cambio en este sentido, y la más reciente ha surgido en el día de hoy, cuando Corea del Sur ha aprobado una ley que obligará a todos los fabricantes que comercialicen sus productos en el país a permitir la desinstalación de las aplicaciones que vengan preinstaladas de fábrica. En otras palabras, los fabricantes deberán de permitir la desinstalación de todo el bloatware que incorporan en sus dispositivos antes de ser comercializados. De no hacerlo, se enfrentarán a sanciones por parte del gobierno y los diferentes organismos reguladores. Este es solo el primer paso hacia el fin del bloatware Pero esta ley no es la única medida que hemos visto recientemente con el objetivo de alcanzar el fin del bloatware. De hecho, una de las más recientes se ha producido precisamente en España, país en el que Movistar anunció que todos sus terminales subvencionados o financiados contarían con la posibilidad de desinstalar fácilmente todo el bloatware que la compañía suele incorporar en sus terminales. Es decir, eliminar las aplicaciones de Movistar, la animación de inicio y los fondos de pantalla de la operadora azul no están más allá de una serie de pasos simples que podemos realizar desde nuestro propio smartphone y sin necesidad de realizar procesos como root.

Otro caso relativamente reciente lo podemos encontrar en Motorola, quien ha dejado de lado su propia capa de personalización (que en cierto modo es bloatware) y ha optado por comercializar sus dispositivos con una versión casi pura de Android. Esto lo podemos apreciar tanto en el Motorola Moto X como en el Motorola Moto G, ambos sin bloatware.

Sin duda que las compañías comiencen a darse cuenta de que el fin del bloatware es algo necesario, es muy positivo. No obstante, ninguna de estas medidas acaba con el mismo de forma radical, sino que lo dejan en manos del usuario, lo que es, a priori, una decisión mucho más conservadora. Así pues, de momento, no podemos hablar del fin del bloatware, pero sí de una aproximación hacia este.