Uno de los factores que menos se suele tener en cuenta a la hora de adquirir un nuevo terminal es cuan fácil resulta repararlo. Los terminales no presentan todos la misma facilidad de reparación, factor imprescindible si pretendemos que nuestro teléfono nos dure el mayor tiempo posible. No resulta igual de fácil reparar un Samsung Galaxy S4 que un HTC One, por poner dos ejemplos de terminales último modelo.
Un primer análisis muestra que reparar un Samsung Galaxy S4 no es difícil
Todavía no ha sido analizado por la auténtica autoridad en la materia, iFixit, pero ya tenemos el primer análisis serio del despiece de un Samsung Galaxy S4 y lo deja en buen lugar. De hecho resulta aún más facil reparar un Samsung Galaxy S4 que su antecesor Galaxy S III.
Algunos de los componentes que más fácilmente sufren accidentes como la ranura para la tarjeta SIM o la memoria microSD tienen fácil acceso y en general los componentes está más o menos al alcance de los operarios.
El uso de tornillos para anclar la carcasa permite una manipulación bastante más sencilla y con menos riesgo de accidentes. El hecho de utilizar baterías intercambiables evita el tener que desatornillar el terminal en caso de necesitar su sustitución. Este tipo de detalles son los que hace que sea más fácil reparar un Samsung Galaxy S4.
Sin embargo no todo son buenas noticias. La pantalla Gorilla Glass es más difícil de manipular y por el momento no existen pantallas compatibles de otras marcas. Reparar un Samsung Galaxy S4 con la pantalla rota costará más dinero.
HTC One se llevó la peor puntuación de iFixit
No obstante no resulta tan fácil reparar terminales último módelo como es reparar un Samsung Galaxy S4. El ejemplo opuesto es el HTC One, uno de los principales referentes de terminales Android en la actualidad: se llevó la peor puntuación en iFixit, un 1 sobre 10.
Imagen: iFixit
El diseño exterior del HTC One no utiliza tornillería para su ensamblaje, apostando en su lugar por otras técnicas de ensamblando con resultado más elegante pero mucho más difíciles de acceder a su interior. De hecho HTC inyecta plástico entre las superficies metálicas del HTC One lo que obliga a utilizar una pistola de calor para ablandar el material y poder abrir el terminal.
Una vez dentro las dificultades siguen. Conseguir un diseño interesante tiene sus consecuencias: componentes que obligan a quitar a otros componentes previamente para poder acceder a ellos, batería unida con pegamento a la carcasa... todos detalles negativos en el caso de necesitar una reparación.
Una tendencia preocupante
Uno de los principales factores que más nos atrae a la hora de adquirir un nuevo terminal es el diseño. En la actualidad son más populares entre la mayoría de usuarios diseños unibody mientras que los diseños más tradicionales con tapas deslizantes para acceder a ciertos componentes como la batería resultan menos atractivos visualmente.
El principal problema que conlleva ciertos tipos de diseño es que resulta prácticamente imposible implantarlos sin una mucho mayor integración entre componentes con menos espacio para acceder entre ellos sin necesidad de quitar previamente algunos. Cuanto más fino y delgado sea un terminal menos espacio interior queda para este tipo de manipulaciones, obligando a los fabricantes a integrar de manera mucho más agresiva los componentes y buscando soluciones de sujeción que ocupen menos espacio: pegamento en lugar de tornillos.
Sacrificar reparabilidad por diseño atractivo puede funcionar bien a nivel de marketing para vender más pero somos los usuarios los que acabamos pagando las consecuencias al no poder realizar reparaciones sencillas nosotros mismos y encareciendo el precio de reparaciones en servicios oficiales al necesitarse más tiempo para ello. En cualquier caso, recordad que la recomendación oficial por parte de los fabricantes es confiar sólo en servicios técnicos autorizados.