(Antes que nada, mis disculpas a los usuarios de Mac. Lean el titulo como "El efecto comando-tab")

Tras algunos años de poseer un registro de conducir, algunas situaciones de riesgo me han hecho entender un concepto de la psicología cognitiva llamado fijación de objetivo (traducción libre y probablemente errónea de *target fixation. Es un fenómeno simple y nada raro, por lo que es normal que lo hayas experimentado alguna vez en tu vida ya sea manejando un auto, una motocicleta o simplemente corriendo en la calle.

Sucede cuando, frente a ti, hay algún tipo de peligro. Sea una piedra, un transeúnte o un perro. Tu, a gran velocidad, razonas que la mejor acción a realizar es esquivar este objeto, realizando alguna maniobra o frenando. Pero tu cerebro, al contrario, se concentra tanto en este obstáculo y se focaliza tanto en su existencia que se le acaba el tiempo y eventualmente terminas colisionando con el objeto. Tenias toda la intención de esquivarlo, pero nunca tomaste la iniciativa.

Y algo parecido me sucede a mi al sentarme frente al Lightroom. No es extraño que en fila tenga 100 imágenes para procesar y no es raro que lo haga en una sola sentada. Puedo pasar un par de horas procesando cada una de estas imágenes y estar contento con el resultado final una vez reveladas. Pero, cada cierto tiempo, sucede alguna interrupción que hace que pierda el ritmo o la concentración y luego de unos minutos vuelva a seguir con el procesado.

Y durante esa vuelta algo horrible sucede. Lo que parecía ser una fotografía con un revelado excelente, luego de una pausa siento que ese procesado es de lo más desacertado. Y luego de revisar la lista de imágenes ya procesadas, empiezo a detectar mis fallas que curiosamente son recurrentes. Ya sea que estoy abusando de un balance de blanco muy cálido o un viñeteado exagerado, el mismo error se repite una y otra vez.

Bajo mi opinión sin ningún basamento científico, parece ser otro caso de target fixation. La obsesión por evitar los errores comunes lleva, justamente, a cometerlos. Esa interrupción, que puede ser una ventana de chat o un tab en el navegador, nos descoloca de esa mirada concentrada y nos relaja, cuestión que al volver nos hace dar cuenta de los problemas que las fotografías iban desarrollando.

Procesar las imágenes una tras otra nos vuelve ciegos a aquello que queremos evitar. Aquel accidente al que no queremos ir, por más que este frente a nuestros ojos, inconscientemente vamos derecho a el.

Haz la prueba. Siéntate a revelar algunas imágenes y a los quince minutos distráete con algo distinto. Si al regresar tus imágenes tienen algo mal, algo que no habías detectado antes, haz logrado superar tu fijación. Si siguen igual de bonitas que antes, felicitaciones, nunca chocarás tu auto.

Foto: Cliff

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