Los ciclones tropicales (donde se enmarcan según su intensidad las tormentas tropicales, los huracanes o los tifones) pueden producir fuertes vientos y oleajes, lluvias torrenciales o marejadas que pueden sembrar el caos en zonas habitadas. En la memoria colectiva siguen estando muy presentes los efectos del Huracán Katrina del año 2005 que, por ejemplo, ha hecho que se realizase un seguimiento muy cercano al Huracán Leslie. Al igual que en zonas de alta actividad sísmica se realizan múltiples simulaciones y ensayos en las construcciones (además de diseños robustos en los edificios), en las zonas propensas a sufrir huracanes también podrían aplicarse ensayos para dotar de mayor robustez y resistencia a edificios o cualquier obra de ingeniería civil (puentes, diques, etc). Con esa idea, en la Universidad Internacional de Florida llevan tiempo desarrollando el primer simulador de huracanes de categoría 5: el proyecto Wall of Wind (WOW).

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Según la Escala de huracanes de Saffir-Simpson, un huracán de categoría 5 es el huracán de mayor intensidad que podría producirse y, la verdad, es que sus efectos no serían nada despreciables si tenemos en cuenta que hablamos de vientos superiores a los 250 km/h que podrían destrozar los tejados de las edificaciones y, desde luego, provocaría la evacuación de la población civil de la zona afectada.

Con el objetivo de mejorar la resistencia de las edificaciones y observar, dentro de un entorno controlado, los efectos de los huracanes, la Universidad Internacional de Florida (y dentro de ésta el Departamento de Ingeniería Eólica de dicha universidad) decidió abordar la construcción del que hoy es único simulador de huracanes de categoría 5 que existe en el mundo y que forma parte del Centro Internacional de Investigación de Huracanes.

El proyecto, que ha costado 8 millones de dólares de inversión de fondos de la Universidad, el Departamento de Energía del gobierno federal de Estados Unidos y también algunas iniciativas privadas, lleva desarrollándose desde hace casi 20 años (momento en el que realizaron el primer demostrador con 2 ventiladores) hasta conseguir una estructura formada por 12 grandes ventiladores (de unos 700 CV de potencia cada uno) que pueden generar un chorro de aire que viaja a unos 252 kilómetros por hora y, además, también se pueden simular tormentas y lluvias gracias al sistema de inyección de agua que se ha instalado.

¿Y por qué construir un simulador así? La idea, precisamente, surgió hace 20 años cuando el sur de Florida sufrió los estragos del Huracán Andrew y provocó unos destrozos valorados en 27.000 millones de dólares, algo que quizás podría evitarse si se sometieran las construcciones a ensayos y se mejorasen las técnicas de construcción así como los materiales (de la misma forma que el diseño de un puente se somete a ensayos en un túnel de viento para que no ocurra lo mismo que en el Puente de Tacoma).

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