Hace unos meses, un equipo de investigadores de la Universidad de Texas llamó la atención de gran parte del mundo al anunciar que, mediante un "recubrimiento plasmónico", habían sido capaces de hacer invisible un objeto tridimensional. Aunque todo esto pueda parecer ciencia-ficción o sacado de la novela El Hombre Invisible de H.G. Wells, ocultar objetos ya sea la vista humana o a dispositivos de detección (como el radar o los infrarrojos) es una línea de investigación bastante activa. Tras el hito alcanzado por la Universidad de Texas, un equipo de ingenieros de la Universidad de Stanford y la Universidad de Pennsylvania ha seguido trabajando en esta senda y parece que han sido capaces de sentar las bases para desarrollar estas "capas de invisiblidad".

En el caso de esta investigación, los ingenieros de la Universidad de Stanford y la Universidad de Pennsylvania han desarrollado un dispositivo que combina nanocables construidos a partir de silicio y una fina capa de oro. Para poder desarrollarlo, el equipo procuró ajustar mucho la colocación de los materiales para llegar a punto óptimo de ajuste en el que la luz reflejada por ambos fuese capaz de cancelarse entre sí, consiguiendo lo que se denomina en óptica una interferencia destructiva que fuera capaz de anular la luz y, por tanto, hacer invisible el objeto.

Con este manto plasmónico, que se basa en el mismo principio de la Universidad de Texas, los ingenieros de Stanford y Pennsylvania intentaron contrarrestar las propiedades fotónicas del silicio, es decir, la generación de corriente eléctrica cuando se ilumina (lo cual es el principio de funcionamiento de las placas solares). Con esa idea, comenzaron a ajustar el acoplamiento geométrico entre el oro y el silicio con la idea de que el oro cancelase el efecto eléctrico del semiconductor:

Hemos desarrollado una carcasa de oro cuidadosamente diseñada que es capaz de alterar la respuesta óptica del silicio. La absorción de luz cae ligeramente pero la dispersión de la luz cae mucho más gracias a este efecto de camuflaje, logrando la invisibilidad

Con este experimento, el equipo de Stanford y Pennsylvania ha demostrado que el recubrimiento plasmónico funciona perfectamente dentro del espectro de luz visible y con independencia del ángulo de incidencia de la luz o la forma del objeto. Y aunque esta investigación parezca acercarnos mucho más al desarrollo de recubrimientos invisibles, también tiene su aplicación en muchos otros campos que nos son cercanos como la mejora de los sistemas de diagnóstico por imágenes médicas o las cámaras de fotos digitales donde se podrían aplicar el recubrimiento plasmónico en los píxeles y evitar la diafonía entre píxeles vecinos (evitando la obtención de imágenes borrosas).

Imagen: devian art