Uno de los tipos de cáncer más difíciles de frenar es el cáncer de páncreas, con una tasa de mortalidad alrededor del 98% y unos 32.000 casos diagnosticados en Estados Unidos cada año y más de 60.000 casos diagnosticados cada año en Europa. Con estas tasas de diagnóstico de la enfermedad y la tasa de mortalidad, son varias las investigaciones que tratan de frenar la extensión de esta enfermedad puesto que la esperanza de vida, tras el diagnóstico, no suele superar los 5 años. El Instituto de Investigación del Cáncer de la Universidad de Cambridge parece que ha dado un gran paso en la lucha contra esta tipología de cáncer y han publicado un artículo en el que anuncian haber identificado un gen que frenaría la extensión de esta enfermedad.

El equipo de investigación, capitaneado por David Tuveson, un experto en este tipo de cáncer, descubrió que un gen, denominado USP9X, era capaz de frenar la enfermedad en los ratones abriendo la puerta a que se continuase la investigación para identificar dicho gen en los humanos. El esfuerzo llegó a buen puerto y pudieron observar que la ausencia de este gen aceleraba el desarrollo de la enfermedad, al igual que ocurría en los ratones:

Observamos en las muestras de tumores humanos que el gen había desaparecido en un buen número de ellas y este número coincidía con las personas que habían muerto mucho más rápido. [...] Los pacientes en los que aparecía esta proteína en baja proporción habían muerto mucho antes, incluso tras haber sido operados, complicándose el desarrollo de la enfermedad con metástasis y, por tanto, la extensión del cáncer a otros órganos

El gen USP9X se encuentra en todas nuestras células pero va desapareciendo cuando aparecen algunos tumores y, precisamente, su función como "regulador" del cáncer era algo que no se conocía hasta la fecha. Según las investigaciones, tres serían los genes capaces de suprimir el cáncer de páncreas pero la ausencia de USP9X demuestra que la probabilidad de que la enfermedad derive en una metástasis es mucho mayor.

¿Y ahora qué? Con este punto de inflexión en la lucha contra el cáncer se abre la puerta al desarrollo de tratamientos que puedan activar este gen para que, al menos, se pueda detener la extensión de la enfermedad y, por tanto, alargar la vida del paciente evitando que el cáncer se extienda a otros órganos.