El cierre de Megaupload no solo significó la caída de un emporio de Internet, también un cambio (en algunos casos profundo) en la vida de diaria de millones de personas a la espera de los nuevos capítulos de su serie predilecta o de la película de estreno. Asimismo para miles de comunidades dedicadas al subtitulaje y distribución de Anime, los heroicos fansubs que como si fuesen comunidades de desarrolladores de software libre se han autoorganizado por años para abarcar la oferta infinita de la industria del Anime, la cual, por cierto, sería una sombra incolora sin esas redes-incomprendidas-por-los-abogados-del-copyright que la potencian.

Si bien es cierto que la desaparición de Megaupload deja un hueco considerable en los canales de distribución de contenido, el Internet de la gente ha demostrado desde su concepción que los caminos alternativos existen y si no, se crean. En el caso del Anime, sin Megaupload aún tenemos opciones no tan agradables como ya-sabes-cuáles para descarga directa, aunque hay uno particular que destaca entre los demás por su independencia y escala: BitTorrent.

No pasemos por alto que la caída de Megaupload señala por vez enésima el peligro de los modelos centralizados. Ni que BitTorrent, a pesar de la pobre disponibilidad de material poco popular, se alza como la red ideal de distribución de contenidos, con un discurso libertario y comunitario que cobra mayor fuerza.

Por su parte los fansubs de Anime son un ejemplo de que las redes, en tanto cerebro colectivo, son más fuertes, dinámicos, flexibles, que los monopolios concentradores de recursos. La autoorganización sustentada por Internet en forma de listas de correo, canales IRC, foros, ofrece respuestas orgánicamente veloces y adecuadas para sobrevivir. Donde la distribución de Anime sigue su camino y los torrents son la guía. Donde antes estaba Megaupload para entregarnos semana con semana los más recientes capítulos de Naruto o One Piece, ahora la propia red ha colocado enlaces que rápidamente sustituyen a los anteriores.

El Anime nos ha demostrado con obras maestras como Ghost in the Shell, Denno Coil y Ergo Proxy, que la tecnología y sus redes son adaptables, hackeables con pasadizos secretos de ida y vuelta, inimaginables para aquellos que imponen leyes basados en su limitada concepción del mundo y sus artefactos. Aprendamos del Anime que vive y persiste en la red, aún después de Megaupload.