Qué tiempos aquellos en que Rusia era la contraparte tecnológica de Estados Unidos. Desde la caída de la Unión Soviética, los rusos han tenido problemas en revivir su mercado de innovación. De hecho, hay quienes argumentan que aún conservan su lugar hegemónico en la geopolítica mundial principalmente por su capacidad bélica, y no por su crecimiento constante. Sin embargo, algo debe estarse cocinando de ese lado del mundo que Eric Schmidt, otrora CEO de Google, está interesado en invertir en las start-ups de dicho país.
TomorrowVentures, la firma de financiamiento que fundó Schmidt en 2009, se ha aliado con la incubadora de empresas tecnológicas Digital October, con sede en Moscú. De este modo, la empresa de Schmidt usará a su contraparte rusa como un cazador de talentos: Digital October se encargará de buscar las oportunidades más interesantes para que TomorrowVentures participe en la inyección de capital.
La escena en Rusia para las empresas tecnológicas se ha desarrollado considerablemente en los últimos meses, atrayendo poco a poco la atención de Occidente. Recién en diciembre, TechCrunch sostuvo su primer evento en Moscú, con una asistencia de 500 personas --y 400 en lista de espera--, así como 10 mil vistas a través de la transmisión en directo. La conferencia de TC también fue patrocinada, en parte, por Digital October. Suena como una presentación más, pero en Rusia es bastante inusual que ocurran.
Se estima que el mercado ruso en Internet crezca considerablemente dentro de los próximos dos años. Es decir, para 2013 - 2014, Rusia habría desbancado a Alemania como el consumidor europeo más grande en la red. Entre 2009 y 2010, el acceso a Internet en Rusia creció de 32 a 37 por ciento de la población, alcanzando a 43.3 millones de personas. En contraparte, los alemanes tienen 65 millones de usuarios (81% de la población del país). Aunque Rusia presenta números menores, es claro que tienen un potencial de penetración mayor.
Ante tal panorama, resulta no sólo lógico, sino hasta un poco obvio que las miradas giren hacia dicho mercado. Schmidt lo entiende y ha decidido apostar por buscar la siguiente joya del web en territorio ruso. Es cierto que hay muchas barreras a superar, como el apoyo gubernamental, el desarrollo social, o incluso el lenguaje. Pero en un escenario global, en el que la próxima gran idea puede salir de cualquier parte, Rusia es una apuesta fuerte para mantenerse atento.