Del Departamento de Odio Irracional a los Videojuegos nos llega la siguiente noticia: el Congreso de Chihuahua ha solicitado a la Secretaría de Economía y a la Secretaría de Gobernación de México que se prohíba la venta de Call of Juarez: The Cartel. De acuerdo con el diputado Ricardo Bonne, quien realizó la propuesta original, el juego sólo seguirá perjudicando la imagen de Ciudad Juárez, considerada como la más violenta del mundo.
Por supuesto, al gobierno no le interesa censurar cuando un filme o un libro retratan a la ciudad fronteriza con crudeza, pero cuando se trata de un videojuego, hay que proteger a toda costa a los niños de su mala influencia. Para los que no estén familiarizados, Call of Juarez es una saga que consta de tres entregas: la primera está ambientada en el Viejo Oeste; la segunda, en la Guerra Civil; y la tercera, en la actualidad. Así que, en lugar de dispararle a forajidos y vaqueros, ahora nos toca darle plomazos a los narcotraficantes.
Ismael Flores, editor de Vivir México, tiene una reflexión interesante:
Al igual que la cinta El infierno, los narcocorridos o las novelas inspiradas en la cultura del narcotráfico, los videojuegos son expresiones culturales y deben tomarse como tales (en algunos años, estoy seguro, podrán considerarse incluso como expresiones artísticas). Si Call of Juarez: The Cartel en vez de ser un videojuego fuera una novela, ¿causaría tanta molestia? ¿También se pediría censurarla impidiendo su venta? Yo me sumo a la opinión de que esta clase de contenidos, como muchos otros, deben ser puestos al análisis individual y, en el caso de estar expuestos a niños, sometidos a discusión con ellos. Creo que puede ser más traumático para un infante sentarlo a ver las noticias que jugar un videojuego.
Coincido: no es que se trate de hacer una apología del crimen organizado**, pero considero que existe una satanización sólo por tratarse, precisamente, de un videojuego. ¿Por qué tanta mala fama? Nunca me lo explicaré, pero tantos estudios cuestionables que pululan y hacer correlaciones forzadas han generado mucha intolerancia hacia los juegos de vídeo.
Vería muy mal que el gobierno federal hiciera caso de esta petición del Congreso de Chihuahua, pues sólo demostraría que están más atentos a la imagen que al fondo. El videojuego, como otras expresiones culturales, refleja y reinterpreta la realidad -- por más triste y dolorosa que sea. En lugar de preocuparse por sacar a Call of Juarez: The Cartel de las tiendas, mejor que se enfoquen en lo que en realidad importa: disminuir el clima de inseguridad en la ciudad.