La fotografía de Jean Paul Sartre realizada por Henri Cartier Bresson se encuentra entre las más célebres del pensador francés. Sartre se encuentra en Le Pont des Artes en Paris, viste un abultado sobretodo enfrentándose al frío. El escritor se encuentra enfocado con una profundidad de campo muy corta, perdiéndose en la bruma el resto del puente así como la figura invasora de un hombre que ingresa por la derecha. Sartre fuma pipa y si bien uno de los ojos se enfoca en el fotógrafo el otro, estrábico, se pierde en un extremo de la imagen, proveyéndo a la fotografía de una vitalidad y extrañeza que termina de construirla.

El escritor calla, el fotógrafo también, pero hay una conversación entre ambos. Bresson escribió: “Si al hacer un retrato, buscas atrapar el silencio interior de la víctima voluntaria, es muy difícil, pero debes colocar la cámara de alguna manera entre su camisa y su piel. Mientras que con el lápiz del dibujante, es el artista quien tiene que tener un silencio exterior”. Aquí el silencio está en ambos en medio en un entorno ruidoso. El hombre que cruza la imagen, el ojo que se desboca incontrolado, incluso las sombras casi surreales en el fondo difuso.

Sartre escribía sobre la libertad y responsabilidad del artista y cómo era posible ejercerlas. Aquí el fotógrafo encuentra al escritor perdido en sus pensamientos, enfrentado al silencio interior que a pesar de estar presente no lo aleja del mundo. El fotógrafo entonces también toma cierta responsabilidad al acercarse a su sujeto y calla, escuchando lo que este tiene que decir.

Henri Cartier-Bresson fue sin duda uno de los más grandes fotógrafos de retratos, fundador de la agencia Magnum y uno de los más importantes desarrolladores del fotoperiodismo. Bresson destacó en muchos estilos diferentes de fotografía, siendo quizás la callejera de dónde surgen sus fotografías más célebres, pero encontramos en sus retratos una sensibilidad única de la que podemos aprender mucho.

Influenciado por el arte surrealista, la pintura y la literatura, para él la cámara era sólo una herramienta para expresar su arte y explorar su mirada. Él mismo explicó en una ocasión: “Mi pasión nunca fue la fotografía en si misma, sino la posibilidad, - al olvidarme a mi mismo – de grabar una fracción de segundo de la emoción en un sujeto, y la belleza de la forma”.

Hay muchos retratos de este fotógrafo, y en cada uno de ellos tenemos mucho que aprender, ya sean las fotografías de escritores célebres o de desconocidos en la calle. En esas el fotógrafo y su cámara callan, prácticamente desapareciendo, para darle oportunidad de hablar a la imagen.

via: Conversations in Silence