Cuando surgió Facebook allá por febrero de 2004, el único idioma que hablaba la red social era el inglés. No fue sino hasta febrero de 2008 que los hispanohablantes pudimos utilizar el sitio en español. ¿Cómo lo lograron? A través de una aplicación llamada Traducciones, que ya tiene un trámite de patente en la US Patent & Trademark Office.
Se añade como cualquier otra utilidad que sumamos a nuestro perfil, con la particularidad que agrega un ícono a la barra inferior que aparece en cada página. Así, es posible traducir ciertos bloques de la web, corregir los que consideremos erróneos o votar por futuras frases que serán aplicadas.
El objetivo de esto es que la red social sea lo más internacional posible, sin pagar un céntimo a ningún traductor.** Como resultado, muchas veces aparecen importantes errores de gramática, género o frases totalmente ilegibles. Pero luego de un tiempo y en base al sistema de votación, la calidad mejora y el lenguaje se torna más coloquial y, por lo tanto, más familiar al usuario.
Es por ello, que otras herramientas también sacaron provecho de su comunidad para ofrecerles versiones localizadas. Por ejemplo, así lo hacen Google, Netvibes, Hi5 e, incluso, existe un sistema para las extensiones de Mozilla. ¿Cuál es el problema? Si finalmente es aprobada la patente, ya no podrán contar con esta opción, o deberán pagar a Facebook por el derecho de poseerla.
De esta manera, la creación de Mark Zuckerberg podría tener una mayor penetración de la que posee actualmente, mientras que la competencia vería limitada su expansión. Igualmente, TechCrunch nos recuerda que Meebo utiliza esta especie de wiki desde principios de 2006, por lo cual todavía queda mucha agua por correr bajo el puente y, tal vez, surja un nuevo terreno de batalla en esta web 2.0.