A comienzos de este año tuve la oportunidad de viajar a Filipinas un par de veces. Con la dificultad añadida de encontrar rutas desde Caracas, esto fue el origen de un par de trayectos de más de cincuenta horas en cada dirección. No obstante, el sufrimiento me ha dejado algunas buenas lecciones, que comparto con ustedes para que no tengan que vivirlo en carne propia la próxima vez que les toque hacer un **vuelo** largo.
Agua. Agua, agua, agua.
El consejo número uno para volar en avión es hidratarse adecuadamente. El aire de los **aviones deshidrata mucho el organismo, y esta deshidratación afecta muchísimo la calidad de sueño**, la capacidad del organismo de resistir enfermedades, y el jet lag. Si quieres reducir al mínimo todos estos riesgos, toma agua cada vez que tengas oportunidad, y evita el café y las bebidas carbonatadas de cualquier tipo.
Ármate con los indispensables
Algunas cosas son absolutamente necesarias desde el momento en que vas a pasar más de cinco horas en cualquier medio de transporte colectivo: tapones para los oídos (te acordarás de mí cuando te sienten al lado de un bebé llorón), una almohada inflable, medias (los pies son uno de los puntos más importantes para regular la temperatura del cuerpo), ropa de emergencia (por si te manchas con algo o tu equipaje se pierde) y lociones hidratantes.
Reserva tu asiento y haz check-in en línea
Dos cosas esenciales: evitar las colas innecesarias, y asegurarte de que tengas el mejor asiento posible. Busca con antelación en **Seat Guru el tipo de avión en el que vas a volar (tu boleto lo indica) y observa el mapa de asientos, para que puedas elegir los más cómodos de acuerdo con tus circunstancias. Haz check in con anticipación y lleva contigo siempre el comprobante y tu boleto**. Muchas aerolíneas ofrecen un pase de embarque electrónico, pero debes prevenir la posibilidad de quedarte sin batería en el teléfono.
Cárgate de podcasts, música y libros, preferiblemente electrónicos.
Puede que el entretenimiento a bordo de tu aerolínea sea decente, pero si vuelas con la misma aerolínea en un trayecto largo tanto de ida como de vuelta, en cierto momento se te acabarán las opciones. Prepara tus propias fuentes de entretenimiento: te servirán también si tienes que hacer escalas largas y te aburres en los aeropuertos. Los **podcasts** son una excelente opción para cuando tu vista ya está cansada.
Levántate y camina.
Ésta es la razón por la cual suelo elegir asientos de pasillo: es importante levantarse del asiento, caminar un poco y estirarse con cierta regularidad. Estar largo rato sentado trae dolor de espalda, de piernas y problemas de circulación. Si tienes escalas, aprovecha cualquier espacio en el aeropuerto para elevar las piernas y activar tu circulación.
Lleva o compra suficientes snacks.
Esto, que en un vuelo corto no importa tanto, en un vuelo largo puede ser tu salvación. Estar encerrado en un avión por diecisiete horas y tener hambre es una pesadilla: No puedes organizar tu reloj biológico de acuerdo a los horarios caprichosos de las azafatas. Alerta: no compres nada que contenga maní; el aire reciclado del avión podría causarle un grave problema alérgico a alguien.
Duerme de acuerdo al horario de tu lugar de llegada.
Si tu vuelo es largo, es porque tu destino es lejos. **Evita el jet lag: desde el momento de subirte al avión, sincroniza tu reloj de acuerdo al horario de tu lugar de destino**, y si allá es de noche, intenta dormir. Aprovechar el tiempo de vuelo para hacer que tu organismo empiece a sincronizarse te ayudará muchísimo durante tu estadía.
No te quedes sin energía
No olvides llevar contigo los cargadores de tus dispositivos, un adaptador eléctrico universal, y si es posible, una **batería externa. No hay nada como quedarse sin batería en un aeropuerto y encontrarse con que los tomacorrientes no se corresponden con tus cargadores**.
Estar preparado puede hacer la diferencia entre un trayecto espantoso o una grata travesía. Toma las medidas necesarias y ¡disfruta tu viaje!