Garry Winogrand, autorretrato. Fuente: Pinterest

Autenticidad. Es la palabra que probablemente mejor defina el trabajo de Garry Winogrand. En un recorrido por la fotografía callejera del siglo XX, una de las paradas obligatorias es, sin duda, la obra de este fotógrafo estadounidense. Genial, natural e irónico a través de sus fotos. Son algunos de los rasgos con los que podría definirle, pero será mejor que nos adentremos en su obra y que después juzguéis vosotros mismos.

Neoyorquino de cuna, durante su corta vida (murió de cáncer de vesícula a los 56 años) ganó una beca Guggenheim, participó en la famosa exposición La Familia del Hombre, e intervino de forma destacada en grandes exposiciones en el Moma. Éxitos que son imposibles de entender sin valorar la trayectoria de Winogrand a lo largo de 36 intensos años. Una carrera que comenzó a través de la pintura en el City College de Nueva York, aunque muy pronto se decantó por la fotografía desde que su amigo George Zimbel le mostró el oscuro sótano de la Facultad de Arquitectura donde observó por primera vez el proceso de revelado. Una experiencia que le dejó maravillado y que le animó a asistir en 1951 a las clases de fotoperiodismo de Alexey Brodovitch en la New School for Social Research. Incluso ese mismo año fue contratado por la agencia Pix.

Poco a poco, Winogrand fue desarrollando una capacidad especial para captar todo aquello que le rodeaba. Sus fotografías irradiaban naturalidad, eran un fiel reflejo de la sociedad de la época. Así, de la mano del reconocido agente Henrietta Brackman, fue publicando su obra en multitud de revistas como Sports Illustrated. Winogrand compaginó la fotografía con la enseñanza en prestigiosas universidades americanas Si bien es cierto que durante sus primeros trabajos no gozaba de la libertad creativa que él deseaba, ya comenzó a diferenciarse entre sus colegas y a lograr mejores propuestas de trabajo. De hecho, en 1955 realizó su primer viaje fotográfico por Estados Unidos y años más tarde recogió el testigo de Robert Frank –uno de los grandes fotógrafos callejeros de la época- y comenzó a retratar la sociedad americana de los años 60 y 70. Durante dos décadas experimentó con multitud de temas, como la fotografía de la mujer en las calles, la fotografía deportiva y la documentación de grandes acontecimientos sociales. Famosas son sus fotos de la Convención Nacional del Partido Demócrata en 1960, el libro que publicó en 1969 con fotografías de los animales en el Zoo de Nueva York (The Animals) y la colección de retratos femeninos que vio la luz en 1975 bajo el título de Women are Beautiful. Curiosamente, Winogrand sostuvo que nunca disparó mirando a través de visor de su inseparable Leica M4 porque, según él, se concedería demasiado control sobre la imagen final.

Garry Winogrand, El Morocco. Fuente: Pinterest
Garry Winogrand, El Morocco. Fuente: Pinterest

Winogrand fue uno de los fotógrafos más importantes de Nueva York, pero fue también un ávido viajero. Produjo exquisitos trabajos en todo Estados Unidos, incluyendo Los Ángeles, San Francisco, Dallas, Houston y Chicago, entre otras ciudades. Fascinantes son sus primeros planos dramáticos, aunque algunos críticos consideraron sus fotos "sin forma" y hechas "al azar". A pesar de ello, los admiradores y los críticos reconocieron posteriormente una poesía única en sus horizontes inclinados y su amor por el azar.

Ya a finales de los 70, el artista se retiró de la enseñanza universitaria. Hasta el momento, había impartido clases en una decena de centros de Estados Unidos, como la Parsons School of Design de Nueva York, el Institute of Design de Chicago o el Columbia College.

El genial Garry Winogrand ostenta, con toda probabilidad, el honor de ser el fotógrafo callejero más prolífico de la historia. Muestra de ello es que a su muerte dejó 2.500 rollos de película de 35mm sin revelar, 6.500 rollos revelados sin contactos y unos 3.000 rollos intactos. Unas cifras con las que se estima que dejó más de 300.000 fotografías sin publicar, es decir, el trabajo durante dos vidas de un fotógrafo al uso.

Su obra vuelve a escena

Desde el 25 de febrero al 3 de mayo, la Fundación Mapfre ofrece en Madrid una completa exposición con algunas de las fotografías más destacadas del artista. Se trata de una muestra de 200 imágenes dividida en tres etapas: su actividad en Nueva York, sus viajes alrededor de EE.UU. y sus mejores y peores momentos.

Garry Winogrand, leyenda de la fotografía callejera.

“Estar casada con Garry era como estar casada con una lente”. Palabras de su primera mujer, Adrienne.

Fotografías procedentes del archivo de la Fraenkel Gallery.

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