Algo de lo que se enorgullecen muchos usuarios y promotores de **Linux, es de que el sistema operativo es gratis. Yo misma en mis años novatos e inocentes cuando quise convencer a alguien de probarlo, saqué el argumento del fabuloso precio a relucir. Con el tiempo te das cuenta que el hecho de que descargarse una distro realmente no te cueste "nada", es lo menos relevante de la ecuación*. Para nadie es un secreto que a todos nos gustan las cosas gratis, pero parece que a todos se nos escapara de vista que lo que más nos gusta son las cosas que funcionan.
Un ejemplo claro y perfecto para que muchos entiendan, es el de los videojuegos. Entre las ofertas de Steam de menos de 1$, o los juegos que regalan Xbox Live y PSN todos los meses desde hace ya un buen tiempo, muchos gamers* nos encontramos con que tenemos muchos juegos gratis o casi gratis para jugar. Nos convertimos en acumuladores, y el hecho de que sean gratis no nos motiva ni a descargarlos, mucho menos a jugarlos, y muchísimo menos a decir que son buenos solo porque no nos costaron nada. Al menos en mi caso, pago feliz precio completo de 60$ por franquicias que amo y no puedo esperar a jugar, mientras que tengo dos docenas de juegos gratis que ni he mirado.
El año de Linux en el escritorio
Más esperado que la llegada de Cristo, el año de Linux en el escritorio está casi tan lejos como el primer día. Sabemos que **Linux es más usado que Windows en servidores, sabemos que Android usa el kernel de Linux y es el sistema operativo móvil más usado del mundo**, y sabemos que casi toda la web corre sobre algo que tenga que ver con UNIX o Linux. Pero en el escritorio, en todo esos ordenadores personales que cada vez se venden menos, no porque estén obsoletos sino porque tienen una vida de uso mucho más larga que la de los dispositivos móviles; ahí, Windows sigue siendo el rey indiscutible.
Mientras el desarrollo de las distros no siga al menos un par de estándares únicos, la fragmentación nunca va a dejar crecer a Linux.
Una de las mejores características de Linux es la variedad de sabores en las que nos encontramos las diferentes distribuciones. Hay para todos los gustos, y para todos los tipos de usuarios. Las distros cada vez son más amigables, más bonitas, y más fáciles de instalar. Pero, lamentablemente esta misma característica es una de las peores cosas de Linux, porque crean una fragmentación de película de terror. No lo digo yo, lo dice Linus Torvalds, un tipo cualquiera que solamente creó Linux.
La mayoría de las distribuciones grandes utilizan diferentes binarios y esto se ha hecho un problema espantoso incluso para Linus y su equipo cuando desarrollan el kernel. Mientras el equipo que mantiene Linux resuelve un problema, las distribuciones crean otro. Conseguir un estándar único que todas las distros utilicen es más difícil que encontrar el arca perdida. Y esa es otra de las razones por las que el año de Linux no llega.
Cuando tienes muchas distribuciones y a una fracción mínima de desarrolladores contribuyendo en cada una con objetivos completamente diferentes, solo obtienes pequeñas chispas de grandeza de cada uno que se desvanecen en el olvido en poco tiempo. Si existiesen estándares más restrictivos tal vez podríamos ver una explosión, pero los mismos principios abiertos de todos esos proyectos permiten que simplemente hagamos lo que nos de la gana con el código que está ahí a la disposición de quien lo quiera usar.
A nadie le importa que Linux sea gratis
La verdad es que a nadie le importa que no haya que pagar por Linux, porque el usuario de un ordenador personal nunca ha sentido que tuvo que pagar por Windows en primer lugar. El precio de Windows viene usualmente en el precio del PC que compras, porque la gigantesca mayoría de los fabricantes te venden un computador con Windows ya instalado, pues nadie va a preferir un ordenador sin vida que uno listo para usarse. Así que decirle a tus amigos "Linux es gratis" y Windows cuesta mucho dinero, es completamente irrelevante. Y, ahora más que nunca, en une época en la que hasta Windows 10 no les va a costar nada.
Linux tiene muchos estigmas encima, que por años fueron ciertos, y que muy lentamente, pero muy lentamente se va quitando de encima. Hay muchas cosas que la gente cree sobre Linux que simplemente no son verdad actualmente, pero que probablemente lo fueron en cierto momento, y para poder aceptarlo hay que volver a darle una oportunidad a cualquier distro. Si eres uno de los que crees que vas a lograr cambiar a alguien de OS porque le digas que este es gratis, olvídalo, y busca un verdadero argumento.
"Se dice GNU/Linux"
Lo mejor de Linux tampoco es su comunidad, y aquí entro en terreno delicado, porque también pienso que la comunidad de Linux es algo genial. El problema está en que somos muchos y generalizar no es bueno, pero a veces es imposible no hacerlo. Cuando vemos la mayoría de los proyectos abiertos que andan por ahí, claramente se nota que menos del 10% de la gente contribuye, mientras el 90% solamente se queja.
La historia de una comunidad donde el 10% contribuye y el 90% sólo se queja.
Por más de una década he pertenecido a una comunidad que puede ser a la vez amigable, educativa, colaborativa, llena de animo, con objetivos claros, con ganas de hacer cosas buenas, con ganas de promover un mundo más abierto... y al mismo tiempo ser la horda de orangutanes más destructiva de la tierra. No se cuantas veces he recibido insultos, solo porque no escribo "GNU/Linux" cuando me refiero al sistema operativo. He recibido interminables sesiones de _mansplaining_ sobre como Linux es el Kernel y Richard Stallman es dios. Ataques sin sentido de otros miembros de la misma comunidad que están muy ocupados corrigiendo el uso de un adjetivo como para realmente colaborar con algo más que la inflación de sus propios egos.
Me he involucrado directamente con más de un proyecto, para ver como los usuarios tienen siempre una queja sobre un problema a la mano, pero nunca una mano para resolver un problema.
Es software, no política ni religión
Durante mis primeros años en la universidad, que coincidieron muy de cerca con tener mi primer ordenador personal exclusivo para mi sola, pude experimentar mucho con él y probar cosas nuevas. Fue en esa época en la que conocí las distribuciones Linux, y de hecho fue una época muy de Linux en Venezuela porque comenzó "la lucha" por llevar el software libre a las instituciones públicas de uno de los gobiernos más "interesantes" de Latinoamerica en las últimas dos décadas.
Esto se ha extendido a muchos países en los últimos años. Y es triste ver como en tantos lugares y mentes no se valora a una herramienta por lo qué es sino por lo que algunos pocos han querido que represente. No, Linux no es el sistema oficial de los de izquierda, ni **tampoco es una religión que hay que seguir, con mandamientos que te mandan a la hoguera si duermes con la esposa de tu prójimo. Linux es software, es una herramienta en la que se debe trabajar para mejorarla y para que sea una alternativa verdaderamente factible frente al software privativo, que en tantos aspectos hace las cosas bien, sin ser gratis ni abierto.
He leído comentarios diciendo cosas absurdas como que cada vez que alguien usa Windows el mundo es un lugar peor. ¿Qué clase de lavado de cerebro hay que tener para creer que un sistema operativo es el principal contribuyente en el deterioro del universo?
Lo mejor de Linux es que pone en las manos del usuario, total y absoluto poder para decidir**. Su naturaleza abierta hacen que cualquiera pueda auditarlo, saber como funciona, descubrir si hay algo que va mal, tener garantizado que nadie lo va a usar para aprovecharse de nosotros escondiendo trampas a puertas cerradas porque todo se hace a la luz pública, y siempre hay ojos mirando. Lo mejor de Linux es que nos permite colaborar, crear cosas nuevas a partir del trabajo que otros están dispuestos a compartir. Crecer juntos en algo que es más grande que un solo individuo o una sola empresa. No es ser gratis, o que tu presidente o tu dios te digan que es lo que debes usar.