Si creían que el caso de Sandra Bullock -- ganadora del Óscar y el Razzie el mismo año -- era único, esperen a conocer la historia de Andre Geim. El comité seleccionador en la Real Academia Sueca de Ciencias acaba de anunciar a Geim, junto con su colega Konstantin Novoselov, como ganadores del Premio Nobel de Física por su trabajo con el grafeno. Sin embargo, llama la atención que hace tan sólo una década, Andre tuvo el dudoso honor de ganar el premio IgNobel.

Los Ig Nobel son premios que reconocen a investigaciones peculiares -- y a primera vista, inútiles. Son otorgados por la revista Annals of Improbable Research (AIR). Hace diez años, Andre Geim se llevó este galardón (también en la categoría de Física) por el uso de magnetos para hacer levitar una rana. Cabe recordar que el Ig Nobel reconoce a todas esas investigaciones que suenan como un asunto de risa, aunque muchas veces, tienen un trasfondo bastante serio.

Geim no es el primero que tiene este honor. Bart Knols ganó el Ig Nobel en 2006 en la rama de Entomología, gracias a una investigación que demostró que la hembra del mosquito de la malaria es atraída de la misma forma hacia el aroma de un queso Limburger como al odor de los pies humanos. Un año antes, Knols había formado parte de los cientos de empleados del Organismo Internacional de Energía Atómica que se fueron reconocidos con el premio Nobel de la Paz.

Así que no descarten a los ganadores del Ig Nobel de este año sólo porque sus investigaciones suenen ridículas. Es probable que entre tanta excentricidad científica, se oculte algún genio de su disciplina esperando a emerger. Hagan sus apuestas, que lo que nos da risa hoy quizá sea motivo de aplausos mañana.