Se lleva tiempo barruntando que la Unión Europea quería mucho más de Apple post entrada en vigor de la Ley de Mercados Digitales (DMA). Aunque la compañía ha ido cumpliendo escrupulosamente la regulación europea (stores alternativas, por ejemplo), lo cierto es que el regulador siempre ha querido ir un poco más allá en el apartado de interoperabilidad.
Ahora la Comisión Europea ha adoptado dos nuevas decisiones en virtud de la Ley de Mercados Digitales (DMA) que especifican las medidas que Apple debe adoptar para cumplir con determinados aspectos de la interoperabilidad, o dicho de otro modo, con la apertura a terceros de parte de sus sistemas en el iPhone y en el iPad. Y sí, se trata de decisiones específicas para Apple y solo para Apple, y que además a la compañía a cambiar algunos de los aspectos técnicos de su sistema operativo.
Hay dos claves en las exigencias de la UE. La primera obliga a Apple a abrir algunas de las especificaciones de conectividad clave de iOS, como permitir que terceros desarrolladores tengan acceso a las funciones del iPhone que interactúan con otros dispositivos como TVs o relojes inteligentes fuera del ecosistema de Apple.
La Comisión pone de ejemplo la visualización de notificaciones en relojes inteligentes. Pero no se queda ahí, busca que Apple también permita transferencias de datos más rápidas o simplifique las opciones de emparejamiento con dispositivos de terceros, por mencionar solo algunas.
El segundo grupo de medidas tiene que ver puramente con la interoperabilidad, aunque el fondo del asunto es que Apple abra aún más sus sistemas a terceros. La Comisión exige que Apple mejore la transparencia y la eficacia del proceso para desarrolladores. Y exige un mayor acceso a la documentación técnica sobre las funciones que aún no disponibles para terceros.

Apple asegura que las exigencias de la UE atrapan a la compañía "en una burocracia que frena la capacidad de Apple de innovar para los usuarios europeos y nos obliga a ceder nuestras nuevas funciones gratuitamente a compañías que no están sujetas a las mismas reglas. Es malo para nuestros productos y para nuestros usuarios europeos". Y añade que seguirán "trabajando con la Comisión Europea para ayudarles a entender nuestras preocupaciones en nombre de nuestros usuarios".
Según el regulador, estas imposiciones a Apple abren la puerta a que terceros desarrollen productos y servicios innovadores sobre las plataformas de los de Cupertino y, por tanto, "los consumidores europeos dispondrán de una mayor variedad de productos compatibles con sus dispositivos Apple". Sobre el papel, parece una buena noticia, pero lo cierto es que, tal como se han ido desarrollando los acontecimientos, existe una gran discrepancia entre las funcionalidades que están disponibles Europa respecto a otras regiones (retrasos en la IA, inexistencia de duplicación del iPhone en el Mac…).
El exceso de regulación está dejando fuera de la Unión Europea grandes innovaciones

No obstante, el debate esencial sigue residiendo en la privacidad y, por el lado de Apple, en la competitividad. Los usuarios europeos puede que reciban funcionalidades diferentes, e incluso, que la apertura de los dispositivos de Apple propicie un ecosistema más potente a nivel europeo, pero también supone un freno ante las funcionalidades que Apple puede llegar a ofrecer en la UE si se ve obligada a abrir sus sistemas y sus innovaciones a terceros.
Siendo realistas, parte de éxito de la compañía ha sido, históricamente, mantener su ecosistema cerrado, y, por tanto, ajeno a los ojos de terceros. Y además, muchas de las obligaciones que más titulares se llevaron de la DMA, tampoco es que hayan tenido un impacto profundo en la economía de las apps europeas o en los desarrolladores de terceros, como las tiendas de apps de terceros.
La consecuencia final del exceso de regulación, que ya estamos viendo en la industria de la IA, es que, poco a poco, las grandes innovaciones de muchas compañías, como Google o de la propia Apple, quedan fuera de la Unión Europea. Y, desde luego, eso juega en contra de los intereses de los usuarios, que ven como el resto de mundo tecnológico, fuera de las fronteras de Europa, funciona otra velocidad.