La semaglutida, conocida comercialmente como Ozempic, es un fármaco de lo más versátil. Si bien se concibió para el tratamiento de la diabetes tipo 2, en los últimos dos años ha habido una gran revolución al difundirse por redes sociales su capacidad para reducir el peso. Pero eso no es todo. También se ha visto que puede tener cierto papel en la prevención del alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas. Y ahora, por si todo eso fuese poco, se ha descubierto que puede ayudar a reducir el consumo de alcohol en personas con distintos niveles de alcoholismo.
Esta es la conclusión de un estudio recién publicado por científicos de la Universidad de Carolina del Norte. Decidieron comprobar los efectos del Ozempic sobre el consumo de alcohol al saber que las personas que lo toman por otros motivos reportaban tener menos ganas de consumir estas bebidas. Como es lógico, en un principio parecía algo anecdótico, pero un ensayo clínico que ya ha superado la fase 2 ha demostrado que, probablemente, no es solo casualidad.
Es importante destacar que el consumo de Ozempic debe estar pautado por un médico. Muchas personas se han lanzado a las farmacias y tiendas online con el objetivo de adelgazar fácilmente, llegando a producir desabastecimiento de este fármaco en algunos países. Esto es peligroso, ya que se deja sin él a los diabéticos que tanto lo necesitan. Además, el Ozempic puede producir bastantes efectos secundarios, por lo que es importante valorar cada caso y determinar hasta qué punto es necesario para una persona con una afección concreta. Si todo va bien, en un futuro podría valorarse para personas con trastorno por consumo de alcohol. Pero todavía quedan muchos pasos por dar hasta que llegue ese momento.
¿Cómo ayuda Ozempic a reducir el consumo de alcohol?
Como ya hemos adelantado, los resultados de este estudio se basan en un ensayo clínico que se ha realizado con 48 pacientes con unos 40 años de media. Todos ellos cumplían con los criterios de diagnóstico para el trastorno por consumo de alcohol, pero no buscaban tratamiento. Esos criterios son, en el caso de las mujeres, el consumo durante el último mes de más de 7 bebidas semanales y, en el de los hombres, más de 14. Además, se incluyen dos o más episodios de consumo excesivo de alcohol. Esto incluye 4 o más bebidas seguidas para las mujeres y 5 o más para los hombres.

Los pacientes se dividieron en dos grupos. Aquellos que se colocaron en el primer grupo recibieron una dosis semanal de semaglutida, mientras que los del segundo grupo recibieron un placebo. Ellos no sabían si se les había administrado el Ozempic o el fármaco falso. Nueve semanas después, se analizaron los resultados y se encontraron varios datos interesantes.
Al inicio del ensayo apenas hubo cambios. Sin embargo, durante el segundo mes, casi el 40% de los que recibieron semaglutida no tuvieron días de bebida intensa en comparación con el 20% en el placebo. Seguían bebiendo, es cierto, pero no había tantos episodios de muchas bebidas, básicamente porque ellos mismos refirieron una menor apetencia hacia ellas. Se habían reducido los antojos.
No se sabe con seguridad a qué se debe todo esto. La semaglutida actúa imitando a la hormona GLP-1, cuya función, entre otras, es actuar sobre las áreas del cerebro que regulan el apetito. Si puede reducir el apetito hacia los alimentos, especialmente aquellos ricos en glucosa, no es extraño que también produzca un efecto parecido con el alcohol. Esa sería la causalidad más allá de la casualidad, aunque aún hay que seguir estudiando en esta línea.
Cuidado con las limitaciones
Los propios autores del estudio reconocen que las personas que participaron en el ensayo clínico tenían un trastorno por consumo de alcohol moderado. No eran grandes adictos. Por eso, sería ideal repetir el procedimiento con casos más graves para ver si se repiten los mismos efectos.
Algo curioso es que también se intuyó cierto control en los antojos de tabaco. Sin embargo, la diferencia con el grupo placebo no fue tan clara. Si se repite el ensayo clínico con más pacientes y más graves, también se podría hacer un ensayo dirigido a analizar sus efectos en el consumo de cigarrillos.

En el caso de que todo esto siga adelante, habrá que ver quiénes deben recibir Ozempic para reducir su consumo de alcohol. Quizás, primero, habría que intentar dejarlo por otras vías, como la terapia psicológica. Ahora bien, si estas no funcionan, puede que la semaglutida sea el plan B perfecto.