Pixar acaba de estrenar En la victoria o en la derrota (Win or Lose), su nueva serie para Disney+. El proyecto llega a la plataforma con la firme intención de recuperar su brillo y su éxito con una historia original. Actualmente, la compañía esta a punto de adentrarse en una época de constantes estrenos de secuelas. Pero antes, quieren dejar una muestra más de que su capacidad para conectar con niños y mayores a través de nuevos personajes sigue siendo inigualable.
En la victoria o en la derrota cuenta las historias entrelazadas de ocho personas distintas mientras se preparan para la final de un campeonato de sóftbol. Niños inseguros, padres sobreprotectores y hasta un árbitro enamorado son los protagonistas del proyecto. Cada historia está enfocada desde perspectivas distintas, divertidas, emotivas y únicas.
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En la victoria o en la derrota
Pixar regresa a la senda del triunfo con una serie que indaga en los pensamientos tóxicos y los problemas internos más universales. Lejos de querer dar enseñanzas típicas y banales, En la victoria o en la derrota solo busca hacernos sentir comprendidos, sin miedo a mojarse en asuntos incómodos y de mucha actualidad como las redes sociales o la excesiva presión parental.
Vuelta a los orígenes
Hablando claro, En la victoria o en la derrota es todo un acierto por parte de Pixar. La compañía se ha reencontrado con su fórmula original. Esa que les permitía contar historias entretenidas, llenas de humor y espíritu de aventura, pero también tocar fibra sensible a base de emoción. La idea de narrar ocho vidas distintas, con pequeñas escenas compartidas por unas y otras, es lo que le da alas a un proyecto que se consume como píldoras de media hora con suma facilidad.
La premisa de Pixar con En la victoria o en la derrota es la de indagar en diferentes situaciones generadas por la presión social. En mayor o menor medida, cualquier espectador se verá reflejado, como mínimo, en varios de los problemas internos que viven los protagonistas. Todos tenemos demonios internos y el estudio nos pone frente al espejo, no con la intención de darnos una solución condescendiente ni moralista, sino para decirnos que nos entienden, que no estamos solos en esas batallas.
Ese era el punto que hizo de Pixar algo tan diferente y especial hace varios años. Durante tres décadas, película tras película, profundizaron en la psique humana y en distintas facetas tan personales como universales. En la victoria o en la derrota es exactamente eso. No tiene los personajes más carismáticos, es cierto. Tampoco la trama más trepidante. Y aun así, es imposible no sentirse reconfortado viéndola.
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Oda a la imaginación
Para lograr ese "abrazo" al espectador, la serie recurre a recursos visuales interesantísimos y muy bien desarrollados con los que mostrar las consecuencias de esos pensamientos tóxicos. Desde una masa viscosa de ansiedad que pone más y más presión en nuestra espalda hasta una armadura impenetrable que esconde la timidez e inseguridad de quien no puede/quiere permitirse mostrarse como es. Por supuesto, el sello de excelencia técnica de Pixar regresa una vez más.
Todo en En la victoria o en la derrota está muy bien pensado y de una manera muy creativa. Esta forma de mostrar la fragilidad emocional humana es particularmente sugerente en una época en la que los problemas de salud mental en la población de todos los países están en máximos históricos. Hay problemas actuales, como el abuso de las redes sociales, mezclados con otros más clásicos como el mal de amores. Nadie es susceptible de pasarlo mal. Y eso no es malo. Esa es la única enseñanza que quiere transmitirnos la serie.
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Una Pixar poco infantil
Es curioso, sin embargo, que para mostrar toda esa empatía, Pixar plantee una historia que los adolescentes y adultos disfrutarán más que los niños. Aunque no puede decirse que no sea para todos los públicos, con algunos episodios de En la victoria o en la derrota los más pequeños pueden correr el riesgo de aburrirse. Porque se trata de un proyecto que pone todos sus esfuerzos en tocar temas serios con profundidad y delicadeza.
Al final, las historias de los protagonistas no son tan interesantes como sus arcos de desarrollo internos. Eso a una persona ya madura le va a resultar curioso, pero a un niño no le va a interesar tanto como descubrir cómo acaba el partido. Así, aunque algunos episodios de En la victoria o en la derrota sí van a lograr captar su atención, otros les van a perder. Es el mismo "problema", por otro lado, que Pixar lleva años arrastrando en determinados proyectos como Soul.
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En la victoria o en la derrota, en definitiva, es un nuevo triunfo para Pixar. Una serie muy entretenida, enfocada a todo tipo de personas, aunque sobre todo a adolescentes o adultos. El proyecto no tiene miedo de mostrar la faceta oscura de la forma de ser de cada uno. Ese lado escondido que no siempre es fácil exteriorizar. El estudio lo hace con suma facilidad y creatividad, recordando a sus mejores años. Al menos sus cuatro primeros episodios son imperdibles.