Durante la última década el temor al uso de la tecnología como herramienta terrorista se ha vuelto común y cada vez más importante, a medida que los gobiernos y el mundo corporativo se han vuelto más dependientes de herramientas informáticas. Día Cero (2025) aborda el tema desde su aspecto político y además, profundiza en su elemento más controvertido: un ciberataque tan grande que sea imposible dee responder o controlar con rapidez. Todo, en una cuenta regresiva que podría poner en riesgo la estabilidad política y social de un país.
La directora y creadora Lesli Linka Glatter profundiza en el escenario a través de George Mullen (Robert De Niro). Un expresidente norteamericano cuya importancia y relevancia disminuyeron luego de abandonar el poder. Ahora dedica sus años dorados a escribir sus memorias, sin interés por esferas gubernamentales o políticas. No obstante, también es conocido por su habilidad y mano firme en situaciones extremas. El guion, de Eric Newman y Noah Oppenheim, explora en el personaje a través de sus logros, pero evita convertirlo en un héroe. En lugar de eso, Mullen tiene una carrera que basó su éxito en estar en el lugar correcto en el momento adecuado.
Que es exactamente lo que ocurrirá cuando un ciberataque sin precedentes provoque miles de víctimas en suelo estadounidense. La serie logra explorar en la terrorífica atmósfera de una circunstancia que se hace más grave por minutos. De accidentes aéreos hasta catástrofes por mar y tierra. Paso a paso, Día Cero dedica interés en mostrar el alcance de un ataque sin culpables claros y lo que es aún peor, que amenaza con hacerse cada vez más sangriento y peligroso. Un giro de los acontecimientos que llevará a la presidenta Evelyn Mitchell (Angela Bassett) a tomar decisiones inmediatas. La más crítica, reunir un comité de líderes para atajar la situación, con George Mullen como líder visible.
Un inteligente uso del suspenso y la acción
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La maniobra, por supuesto, tiene un costo. Y es, que Mullen tendrá que afrontar la responsabilidad de ejecutar todo tipo de planes para contener la amenaza o, en la medida de la posible, asegurar la estabilidad del país. Algo que abarca desde toques de queda hasta aparentes violaciones de las libertades individuales. De modo que, mientras la presidenta intenta mostrar la firmeza del gobierno en una situación semejante, Mullen debe desempeñarse, en ocasiones, de manera cuestionable. Lo que implica, pactar con los dos partidos mayoritarios del senado y el congreso, mientras se esfuerza por recuperar la paz ciudadana.
Día Cero utiliza con inteligencia la posibilidad de que un ataque de semejante naturaleza, sea además un callejón sin salida. Durante los primeros capítulos, no está claro si los perpetradores forman parte de gobiernos extranjeros, grupos irregulares o, incluso, terrorismo doméstico. Por lo que Mullen debe enfrentar cualquiera de esas terroríficas posibilidades desde la acción. No obstante, el argumento se enfoca en cómo el poder funciona en una situación crítica y la forma en que intereses diversos, pueden desempeñarse en una situación semejante.
Un giro que conduce a la serie a un terreno complejo y cada vez más inquietante. A medida que el miedo a nuevos ataques aumenta, también lo hace la presión sobre Muller para tomar decisiones para evitar el caos y el desmoronamiento de instituciones. Pero a la vez, el expresidente parece dar indicios de problemas mentales o que su avanzada edad, es un elemento a tener en cuenta en la forma en que acomete la crítica situación.
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La trama relata entonces, que sus personajes se encuentran en el terreno movedizo de manipulaciones, ambigüedades y directamente, traiciones. A medida que la presidente Mitchell debe afrontar la posibilidad de pactar con enemigos o, incluso, abandonar sus funciones, el argumento de Día Cero se vuelve más complejo. Pero sin perder su capacidad para explorar en sus principales puntos de vista acerca de la influencia perniciosa de los medios de comunicación y el riesgo de la venta de información. Tampoco olvidar, la manera en que un conflicto puede escalar hasta amenazar la supervivencia de un país.
Una estrella de Hollywood que muestra su talento en televisión
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Para una historia que basa buena parte de su argumento en los dilemas morales de sus protagonistas, la elección de sus actores es de enorme importancia. Algo que demuestra, la capacidad de Robert De Niro para indagar en los conflictos, preocupaciones y desafíos del expresidente Mullen a partir de su vulnerabilidad. El intérprete logra explorar tanto las particularidades de un hombre anciano en una situación que puede superarle, como la experiencia de un curtido político.
Entre ambas cosas, George Mullen tiene mucho más que perder que su reputación y su peso en el mundo gubernamental estadounidense. A medida que el tiempo transcurre, es cada vez más claro que todo lo que rodea al personaje, será definitivo para entender el motivo del ataque. Mucho más, cuando la presidente Mitchell sea incapaz de asegurar la tranquilidad y estabilidad del gobierno en una circunstancia cada vez más caótica.
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Por su parte, Angela Bassett logra mostrar el miedo y la confusión de una líder que debe tomar decisiones incómodas y que dinamitan su futuro. La serie es dura en su manera de retratar el costo político de hacer el bien en situaciones complicadas. Pero mucho más, como la integridad de cualquier funcionario se pone a prueba cuando debe decidir entre lo que le conviene y lo que el país necesita en un momento dado. Un punto de vista que brinda a Día Cero un comentario social especialmente relevante en la actualidad.