Cada vez son más las personas en el mundo que se aficionan al true crime. Hay de todo, desde programas de televisión hasta podcast pasando por libros, películas y un sinfín más de formatos. En todos ellos se habla de crímenes reales, normalmente protagonizados por asesinos en serie, y se habla de la investigación. la vida de las víctimas y los asesinos y otros muchos detalles más o menos truculentos. El auge de este tipo de historias está siendo tan alto que hay hay personas que empiezan a preocuparse por si su visionado invita a la violencia. Por eso, un equipo de científicos rusos ha querido analizar por qué hay tantos fans del true crime y si esto conlleva algún riesgo para la sociedad.
En realidad, este estudio tiene varias limitaciones. La más grande es que se ha realizado con un número muy reducido de participantes. Solo 26 jóvenes con edades entre los 18 y los 36 años. No obstante, sus resultados concuerdan con los de otras investigaciones anteriores, por lo que se pueden tomar con más solidez.
La conclusión de este y otros estudios es que, por lo general, los fans del true crime no son necesariamente personas violentas. Ahora bien, si ese no es el caso, ¿por qué les gustan tanto?
Los motivos del éxito del true crime
En el estudio ruso, sus participantes tuvieron que contestar a una encuesta en la que se les preguntaba sobre sus preferencia en torno al true crime: programas favoritos, formato predilecto, lo que buscan en cada programa…
Así, se vio que por norma general los participantes no buscaban deleitarse con la violencia. Más bien, los objetivos eran dos. Por un lado, lo que los autores del estudio califican como necesidades de seguridad ontológica y, por otro, la búsqueda de emociones intensas.
Esto último hace referencia a la experimentación de una emoción intensa y aparentemente negativa, con una respuesta fisiológica. Es algo similar al motivo por el que nos gustan las películas de miedo. Las reacciones fisiológicas son similares a las que hay cuando nos exponemos a una amenaza: se acelera el ritmo cardíaco, los músculos se tensan, se liberan endorfinas… Todo está listo para salir corriendo. Además, por paradójico que parezca, el cerebro genera cierta sensación de placer unido a la euforia de la adrenalina. Esto hace que busquemos esa sensación más veces y, así, estemos preparados para cuando el peligro sea real. Si pasamos miedo de verdad, esa sensación de placer la oculta la sensación de peligro. No obstante, desde la tranquilidad del sofá, se experimenta mucho mejor el placer.
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Con los true crimes ocurre lo mismo. De hecho, es ahí donde entra en juego el otro motivo que se extrajo de las encuestas. La necesidad de seguridad. Evolutivamente, estamos preparados para estar lo más atentos posible a cualquier amenaza. Desde el león que podía atacar a nuestros antepasados hasta un posible asesino o violador. Con los true crimes, vemos cuáles son los trucos de esos delincuentes y nuestro cerebro nos recompensa por ello, ya que nos preparamos para un posible ataque.
Más habitual en las mujeres
Una señal inequívoca de que esta es una buena hipótesis es otro estudio, publicado en 2010, en el que se analizaba por qué las mujeres suelen sentirse más atraídas por historias de violaciones, secuestros y asesinos en serie. Del mismo modo, son las espectadoras principales del true crime. Esto se debe a que, por lo general, las víctimas femeninas son más habituales, sobre todo cuando se trata de violaciones. Pero también en ciertos casos de secuestro y asesinato. Inconscientemente, al ver esas historias resueltas, en las que se ve cómo procedió el criminal y cómo se resolvió (o no) lo sucedido, estamos buscando la seguridad de saber cómo actuar para prevenirlo.
A todo esto, lógicamente, se suman factores más simples, como la intriga de saber qué pasó. Es similar a una novela de misterio, pero tristemente basado en una historia real.
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No abuses de los true crimes
La inmensa mayoría de expertos coinciden en que, en realidad, no hay que temer que los espectadores de true crime se vuelvan violentos. Pero lo que sí podría ser peligroso es que algunos caigan en la hipervigilancia.
Según explicó en 2023 en un artículo de la Clínica Cleveland la psicóloga Chivonna Childs, una persona que ve demasiados true crimes puede ver cada furgoneta blanca como un posible secuestro. También puede sospechar de todas las persona que les rodean y obsesionarse con la posibilidad de que alguien les haga daño. Por eso, esta y otros expertos señalan la necesidad de ver este tipo de programas con moderación.
Si sentimos que estamos llevándolos al extremo y que estamos continuamente tensos e hipervigilantes, ha llegado el momento de pasarse a otro tipo de género.