Todo el mundo está pendiente del nombramiento de Donald Trump como nuevo presidente del gobierno de Estados Unidos. Es imposible obviar el poder que tiene este país a nivel mundial y la influencia que pueden tener las decisiones de su máximo mandatario en el resto del planeta. Por eso, las primeras medidas de Trump sobre ciencia han preocupado muchísimo a multitud de expertos a lo largo y ancho del globo.

Algunas de esas medidas ya las tomó en su anterior mandato, entre 2017 y 2021. Es el caso, por ejemplo, de la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París. Esto supone, como ya lo hizo entonces, un enorme paso atrás en la lucha contra el calentamiento global, pero a él parece darle igual. De hecho, en esta ocasión ha ido más allá, anunciando su decisión de bloquear otras muchas medidas dirigidas al cuidado del medioambiente.

Pero las medidas de Trump en el área de la ciencia no son solo medioambientales. También ha anunciado algunas decisiones en el área de la sanidad que suponen un gran peligro para sus ciudadanos y que, además, pueden salpicar a otros países. La más grande, sin duda, es su decisión de salir de la lista de países que colaboran con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su argumento para hacerlo es que no se gestionó bien la pandemia de 2020. De hecho, en aquel momento él era presidente del gobierno y ya intentó salir de dicha institución, pero el nombramiento de Joe Biden llegó a tiempo para que pudiese bloquear el proceso en marcha. Ahora, lo hace al inicio de su mandato, de modo que no habrá marcha atrás. El mayor problema es que, tristemente, esto es solo el principio.

Adiós a Estados Unidos en el acuerdo de París

El acuerdo de París se firmó en 2015. En él, una lista de 200 países se comprometían a tomar las medidas necesarias para evitar que la temperatura global del planeta llegue a superar los 2 ºC con respecto a los datos preindustriales. Además, si fuese posible, se intentaría reducir aún más ese máximo, hasta los 1,5ºC. 

Estados Unidos es, después de China, el segundo país con más emisiones de gases de efecto invernadero. Se calcula que el 25% de estos gases que se han acumulado en la atmósfera terrestre desde la revolución industrial procedían del país norteamericano. Por eso, que Estados Unidos formase parte del Acuerdo de París era vital.

Tristemente, al llegar al gobierno por primera vez en 2017, Donald Trump decidió salir de dicho acuerdo. Siempre se ha mostrado escéptico con la existencia del cambio climático, a pesar de todas las evidencias científicas que hay detrás y de la obviedad de que ya lo tenemos encima. Además, considera que las medidas del acuerdo de París podrían afectar a la prosperidad económica de Estados Unidos. Ese fue el motivo de una decisión que inicialmente tomó 3 años de intensa burocracia. Estados Unidos salió el Acuerdo en 2020; pero, por suerte, no por mucho tiempo. Una de las primeras medidas de Joe Biden a su llegada a la Casa Blanca en 2021 fue volver a firmar su entrada.

Ahora, puesto que parte de esa burocracia se ha llevado a cabo con anterioridad, solo será necesario un año para que esta pase a formar parte de las medidas de Trump en ciencia. Con ello, todo el planeta sufrirá las consecuencias. De hecho, en 2020 ya se calculó que su decisión podría bloquear una reducción del 30% de las emisiones de CO2 que habría tenido lugar en 2030. De nuevo, las emisiones globales se verán muy afectadas por esta decisión. Y no es la única que afecta al cambio climático.

contaminación, OMS
Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo. Crédito: Maxim Tolchinskiy (Unsplash)

Otras medidas de Trump sobre ciencia y energía

Donald Trump ha anunciado también que pondrá en marcha un plan de emergencia energética nacional. Considera que el país está sufriendo un retroceso por culpa de la irrupción de las energías renovables, de modo que dará luz verde a multitud de proyectos energéticos basados en los combustibles fósiles que se habían vetado con anterioridad. También, como ya hizo en 2017, abandonará la decisión de mejorar la eficiencia energética de los vehículos. En su día se calculó que esto podría costar la emisión de 30 millones de toneladas de CO2 para 2030. Ahora, posiblemente todo siga la misma deriva.

En este sentido, por suerte, hay aún un halo de esperanza. Y es que, según ha señalado en Nature el investigador Mark Maslin, del University College de Londres, a día de hoy es mucho más barato invertir en energías renovables, por lo que puede que la economía se anteponga a las decisiones de Donald Trump.

Donald Trump dice adiós a la OMS

En mayo de 2020, Donald Trump intentó sacar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud. Dio dos razones para ello. La primera, una mala gestión de la pandemia de COVID-19. Desde su punto de vista, por supuesto. La segunda razón, en cambio, se centró en cuestiones económicas, ya que considera que Estados Unidos paga unas cuotas excesivas en comparación con otros países más pequeños. 

La salida de la OMS requiere un año de burocracia, por lo que, igual que con el Acuerdo de París, Joe Biden llegó a tiempo de detener el procedimiento. Desgraciadamente, esta vez, salvo situación extrema, no habrá manera de evitarlo.

Otras grandes naciones, como China, ya se han lanzado a manifestar su desacuerdo con esta medida y dar su apoyo a la OMS. Esa es una buena noticia, pero no compensa todo el apoyo económico que perderá la Organización con la salida de Estados Unidos.

Enfermera con mascarilla poniendo la tirita de la vacuna de AztraZeneca contra la COVID a un chico con mascarilla.
Donald Trump habla de una mala gestión de la pandemia por parte de la OMS, pero también ha nombrado secretario de sanidad a un antivacunas. Foto por CDC en Unsplash

Un secretario de sanidad antivacunas nombrado por Donald Trump

Las controvertidas medidas de Trump sobre ciencia también están relacionadas con contrataciones y despidos. Sobre todo llama la atención el nombramiento de Robert F. Kennedy Jr. como secretario de sanidad. Este sobrino del famoso John F. Kennedy comenzó su carrera como abogado ambientalista, enfrentándose a grandes multinacionales, como Monsanto. Sin embargo, con el tiempo ha dado un giro a su discurso, centrándolo mucho más en el área de la salud.

En los últimos años ha mostrado su apoyo a numerosas asociaciones antivacunas. Además, ha difundido multitud de teorías conspiracionistas relacionadas con la industria farmacéutica. Una de las más llamativas es la que acusa al consumo de antidepresivos de los tiroteos en colegios estadounidenses. Aunque también llama mucho la atención su afirmación de que la exposición a un pesticida estaría aumentando la cantidad de personas transgénero en este país.

Lógicamente, ninguna de sus teorías tiene la más mínima evidencia científica. A pesar de eso, él será una persona esencial en la revisión de nuevos fármacos, alimentos y protocolos de investigación. También estará detrás de la gestión del sistema sanitario estadounidense y, según ha afirmado el propio Trump, trabajará en contra del uso de aditivos en la industria alimentaria. Es cierto que hay aditivos que no son precisamente saludables, pero otros son esenciales en la seguridad alimentaria. Sus decisiones podrían ser muy peligrosas, aunque no es extraño si tenemos en cuenta que es un férreo defensor del consumo de leche cruda y de la eliminación del flúor del agua potable. 

Despidos entre las medidas de Trump sobre ciencia

Además de contrataciones tan preocupantes como la de Kennedy, Donald Trump también ha anunciado algunos despidos. Entre ellos se encuentra el del chef José Andrés, quien hasta ahora había ejercido como asesor presidencial sobre deportes, aptitud física y nutrición. Su papel en esta área ha sido esencial, pero también lo ha sido su apoyo a los más desfavorecidos, algo que parece que no le ha gustado al nuevo presidente de los Estados Unidos, que ya se ha jactado del despido en redes sociales. 

José andrés
El chef José Andrés, ha sido retirado de su puesto como asesor presidencial de deporte, ejercicio y nutrición.

Ante tales publicaciones, José Andrés se lanzó a señalar que, en realidad, ha sido él quien ha renunciado. Sea como sea, es una triste salida del equipo de gobierno con la que queda un hueco que, teniendo en cuenta la contratación de Kennedy, podría ocuparse de una forma terrorífica.