En el pasado, era bastante raro ver a niños con gafas en los colegios. De hecho, debido a que eran la excepción, muchos de ellos se convertían en el objetivo del acoso de sus compañeros. El bullying no ha desaparecido, por desgracia. Pero las causas suelen ser otras, pues las gafas son casi más norma que excepción. La miopía en niños ha aumentado muchísimo y se calcula que seguirá haciéndolo, alcanzando tasas del 50% para el año 2050.
Por ese motivo, la óptica y optometrista Flora Hui, de la Universidad de Melbourne, ha publicado un artículo en The Conversation en el que explica los trucos que pueden llevar a cabo los padres para proteger a sus pequeños de la miopía.
Es importante dejar claro que llevar gafas no es malo, ni muchísimo menos. Sin embargo, las personas con una miopía muy intensa pueden desarrollar con el tiempo complicaciones como el glaucoma o el desprendimiento de retina. La mejor forma de evitar que esto ocurra es prevenir la miopía en niños y, si no se puede evitar, al menos diagnosticarla a tiempo. Por eso son tan importantes los consejos de Hui.
¿Por qué sucede la miopía en los niños?
A grandes rasgos, la miopía es la dificultad para ver objetos que se encuentran cerca del observador. Normalmente ocurre porque el globo ocular es más alargado de lo normal. Esta estructura ha evolucionado de manera que la luz que nos llega desde los objetos incide directamente en la retina, donde comienza el proceso que lleva a que veamos la imagen de esos objetos. Cuando el globo ocular es más alargado, la luz no incide directamente en la retina, por lo que sí se forman imágenes, pero de una forma mucho más borrosa.
Esto puede ocurrir por muchos motivos. Hay un componente meramente genético que no se puede prevenir. La genética es la que es. Sin embargo, también hay factores ambientales que aumentan muchísimo la aparición de miopía en niños.
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Uno de ellos es el uso excesivo de pantallas. Las causas por las que esto ocurre no están claras. Hui señala en su artículo que posiblemente se debe a que cada vez se usan pantallas más pequeñas (ya no se trata solo de la televisión), por lo que deben acercarse mucho a los ojos. Eso, de algún modo, tensa los ojos de manera que un globo ocular aún en desarrollo puede alargarse más de lo debido.
En un artículo independiente de este de Flora Hui, publicado por el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, se señala que los ojos crecen hasta la adolescencia. Cuando un bebé nace, el tamaño de su ojo es del 70% del que tendrá finalmente. De hecho, los recién nacidos aún no ven las imágenes con suficiente nitidez, porque tampoco les llega la luz al punto adecuado de la retina.
“Hasta los 2 años se produce la primera fase de crecimiento del ojo, aumentando unos 4 milímetros. Después, aunque el tejido ocular humano evoluciona durante toda la vida, el crecimiento de los ojos suele interrumpirse a los 14-15 años”.
Instituto Oftalmológico Fernández-Vega
¿Qué debemos hacer para prevenir estos problemas de visión?
Parece claro que las pantallas son un factor clave. Por eso, si queremos prevenir la miopía en niños, se debe evitar que abusen de dispositivos electrónicos, sobre todo cuando son aún muy pequeños.
Pero eso no es todo. Hui hace referencia también a la importancia de que los niños pasen tiempo al aire libre. Hay cada vez más estudios que demuestran que las tasas de miopía en niños son mayores en aquellos que pasan menos tiempo al aire libre. De hecho, hasta ahora se ha depositado buena parte de la culpa sobre las pantallas, pero debemos tener en cuenta que estas no suelen usarse en exteriores. Por eso, puede que no sean culpables directas, sino que tenga que ver la falta de horas de luz natural.
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El motivo por el que esto es beneficioso tampoco está del todo claro, aunque se cree que la luz ultravioleta puede fomentar un buen desarrollo del ojo por encima de la luz artificial. Además, los juegos al aire libre promueven la liberación de dopamina. Esta hormona normalmente se asocia al placer, pero tiene otros muchos efectos. Por ejemplo, parece ser que está relacionada también con el buen desarrollo ocular.
¿Y si no se puede evitar la miopía en niños?
A veces, por causas genéticas o factores ambientales difíciles de controlar, la miopía acaba apareciendo igualmente. En ese caso es importante detectarla cuanto antes, ya que el tiempo que pasen los pequeños sin gafas para corregir su visión aumenta el riesgo de complicaciones en el futuro.
De todos modos, Hui señala que las gafas no son la única solución. También existen unas lentillas rígidas que se colocan en el ojo durante la noche y ayudan a devolverle su forma habitual. Incluso menciona la utilidad de las gotas de atropina. Estas tienen pocos efectos secundarios y, de algún modo, ralentizan la progresión de la miopía. De todos modos, si se quieren usar, lo ideal es consultarlo antes con un oftalmólogo.
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En todo momento hablamos de miopía en niños porque, al ser la etapa de más crecimiento del ojo, suele ser cuando aparecen los primeros síntomas. Prevenir o ralentizar los síntomas de adultos suele ser más complicado, porque ya ha avanzado bastante. Pero, lógicamente, el tiempo al aire libre y la reducción del uso de pantallas también aportan muchos beneficios para nosotros. Además, es la mejor forma de dar ejemplo a los peques de la casa. Son todo ventajas.