En 1990, una de las naves espaciales de la NASA, la Galileo, se convirtió en la primera de una larga lista de vehículos marcados por un fenómeno inexplicable. Un cambio en su aceleración que los científicos de la compañía no habían predicho y tampoco pudieron comprender una vez ocurrido. Fue bautizado como anomalía de sobrevuelo, pensando que no volvería a ocurrir. Sin embargo, desde entonces muchas naves espaciales de la NASA se han visto afectadas por el mismo efecto y nadie conoce el motivo.
Este fenómeno de las naves espaciales de la NASA parece estar vinculado con otro fenómeno, mucho mejor descrito, llamado asistencia gravitatoria. De hecho, este no es un accidente, sino una necesidad. Las naves utilizan el empuje gravitacional de grandes objetos celestes, como los planetas, para llegar a sus destinos gastando menos combustible.
Gracias a ello, las naves espaciales de la NASA, así como de otras compañías, han logrado volar a grandes distancias. Pero este empuje no es algo caótico. Puede predecirse muy bien antes del lanzamiento. Por eso, cuando se producen cambios inesperados en la aceleración resultante, todas las predicciones se tuercen. No suele dar lugar a grandes problemas, pero es molesto. Es importante dar con la causa, pero de momento no lo han conseguido.
El empujoncito de las naves espaciales de la NASA
Todos los cuerpos atraen gravitacionalmente a los objetos que hay a su alrededor. Esta atracción es proporcional a su masa. Por eso, la de los objetos aquí en la Tierra es despreciable. Pero la de los grandes objetos celestes no lo es.
Por este motivo, las naves espaciales de la NASA y de otras compañías realizan una maniobra conocida como asistencia gravitatoria, en la que se aprovecha la energía gravitatoria de los cuerpos cercanos para generar un cambio en su trayectoria. A lo largo de la historia muchas naves espaciales de la NASA han aprovechado este fenómeno.
En un artículo publicado en IFLScience citan algunos ejemplos. Las Voyager 1 y 2 se impulsaron en Júpiter para llegar hasta Saturno. Esta última, además, aprovechó el empujón de Saturno y luego otro en Urano para llegar más allá de Neptuno. Más tarde, la Galileo buscó la asistencia de Venus y dos veces la de la Tierra para alcanzar su objetivo, ubicado en Júpiter. Cassini cambió un poco las tornas. Se impulsó dos veces en Venus, una en la Tierra y también una en Júpiter para volar hasta Saturno. Y estos son solo unos pocos ejemplos.

Esa aceleración resultante de la asistencia gravitacional se puede calcular a la perfección. Sin embargo, en 1990, la Galileo adquirió una aceleración inexplicable. Podría haber sido algo puntual, pero la situación se repitió con varias naves espaciales de la NASA y la ESA. Concretamente NEAR, Cassini, Rosetta y MESSENGER. Hay un fenómeno tan inexplicable como impredecible que está afectando a las naves . ¿Pero de qué se trata?
Posibles hipótesis
Cuando parecía algo puntual, se apostó por que probablemente este fenómeno sería el resultado de un error de las naves espaciales. Algo sistemático. ¿Pero por qué en unas naves espaciales de la NASA y en otras no?
También se pensó que podría ser el efecto de materia oscura en torno a los planetas en los que se impulsaron las naves. Sin embargo, otras naves dirigidas a los mismos planetas no experimentaron esa anomalía. Por eso, algunos astrónomos creen que podría ser una caso de nueva física. Es decir, un fenómeno que no puede explicarse por la teoría de la relatividad general de Einstein. Eso no significaría que él estuviese equivocado, pero sí que, quizás, hay otras leyes de la física que aún no se han descubierto y que están afectando a la patada con la que los planetas impulsan las naves en torno a ellos.

Esto sería emocionante y rompedor. Pero hay científicos que recuerdan que a veces la explicación más sencilla es la más correcta. ¿Y si se trata de algo tan insignificante que han pasado cientos de veces por delante y no se han dado cuenta? Tendrán que seguir investigando para saberlo. Por suerte, más allá del rompecabezas mental que supone, de momento no parece que suponga un peligro para las misiones de la agencia.