Puede haber discusiones sobre si Fly me to the Moon es una película feminista. Dependerá mucho del prisma con el que lo miremos. Lógicamente, al hacer referencia a un hecho histórico, no se puede representar una sala de mando llena de mujeres. En aquella época, la NASA era una empresa mayoritariamente masculina. Pero sí que es cierto que había algunas mujeres. Es bien conocido el caso de las famosas calculadoras, protagonistas de la película Figuras Ocultas. Sin ellas no hubiese sido posible viajar a la Luna. Como tampoco lo habría sido sin otras dos mujeres de la NASA a las que el personaje de Scarlett Johansson menciona en un bonito homenaje.
Se trata de Margaret Hamilton y JoAnn Morgan. En un intento por convencer a Cole de la importancia de que los estadounidenses conozcan a los trabajadores de la NASA, Kelly le demuestra que ni siquiera él, el director de vuelo del programa Apolo, conoce a las personas que trabajan con él. Le menciona a estas dos mujeres. La primera ni siquiera le suena, la segunda sí, pero sabe muy poco sobre ella.
Apenas son un par de minutos de la película, pero dejan claro algo que marcó muchísimo esta época. Sin algunas de las mujeres de la NASA, el Apolo 11 no habría llegado a la Luna, pero ellas no recibieron el mismo reconocimiento que los hombres del proyecto. Por eso, ya que en Fly me to the Moon inician un homenaje hacia ellas, vamos a ver quiénes son.
Margaret Hamilton, la mujer que permitió el alunizaje del Apolo 11
![margaret Hamilton](https://i0.wp.com/imgs.hipertextual.com/wp-content/uploads/2024/07/Margaret_Hamilton_in_action-1500x1205.jpg?resize=780%2C627&quality=70&strip=all&ssl=1)
Licenciada en matemáticas en 1958, Margaret entró a trabajar en el departamento de meteorología del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en 1960.
En una época en la que la informática moderna estaba apenas en pañales, aprovechó sus conocimientos de matemáticas para aprender varios lenguajes de programación. Esto le permitió desarrollar un programa capaz de predecir el tiempo utilizando dos potentes ordenadores del MIT. Más tarde, entre 1961 y 1963, pasó a formar parte de un proyecto que, si bien empezó siendo del área de la climatología, acabó convirtiéndose en un proyecto militar. Margaret desarrolló un nuevo software. Pero en esta ocasión no predecía el tiempo, sino que detectaba aviones enemigos.
Su talento no pasó desapercibido a la NASA, que pronto quiso contar con ella para el desarrollo de software del programa Apolo. Fue esencial en el diseño de los programas que controlaban el módulo de mando y el módulo lunar del Apolo 11. Insistió mucho en el desarrollo de un software capaz de detectar errores de forma precoz y priorizar solo las funciones imprescindibles para evitar una sobrecarga del sistema. Gracias a eso, a pesar de que hubo un error técnico en la nave justo antes del alunizaje, esta pudo posarse sobre la Luna con éxito.
JoAnn Morgan, la única mujer en la sala de lanzamiento
![mujeres NASA, Joann Morgan](https://i0.wp.com/imgs.hipertextual.com/wp-content/uploads/2024/07/2560px-Joann_morgan_in_firing_room-1500x1024.jpg?resize=780%2C532&quality=70&strip=all&ssl=1)
A pesar de haber nacido en Alabama, JoAnn se mudó con su familia a Florida por una oferta de trabajo de su padre cuando era todavía muy pequeña. Los cohetes que salían de Cabo Cañaveral la fascinaron tanto que con solo 17 años comenzó a trabajar en el programa espacial. Nada más acabar el instituto se presentó a un proyecto en el que buscaban a estudiantes de ingeniería para trabajar como ayudantes en la Agencia de Misiles Balísticos. Su intención no era dedicar su curiosidad y sus conocimientos a fines militares, sino a esos cohetes que la habían fascinado desde pequeña.
Estudió matemáticas, como Margaret, y pronto entró a un nuevo programa de prácticas, esta vez en la NASA. Allí, al comprobar su capacidad para escribir documentos técnicos, construir componentes de ordenadores y trabajar con sistemas de datos, la ayudaron a validar su titulación como ingeniera. Esto le permitió pasar a formar parte del programa Apolo y convertirse en la única mujer en los asientos de la sala de lanzamiento.
Había muchas mujeres en la NASA, pero ella fue la única en esa posición. Su carrera después de aquel día fue fulgurante. Era consciente de que hizo historia, pero aun sintiéndose orgullosa de su hazaña, también sentía vergüenza por la ocasión. Cuando muchos años después vio las fotos de la sala de lanzamiento en las que solo estaba ella, declaró que ojalá nunca volviesen a verse imágenes como esas.
Otras mujeres de la NASA en Fly me to the Moon
No se mencionan más nombres de mujeres de la NASA en Fly me to the Moon. En las celebraciones se ven muchas mujeres, pero no se señalan cuáles son sus puestos de trabajo. Lo cierto es que tampoco se hace con la mayoría de hombres. Se ha intentado que la mayoría de nombres que aparecen, más allá de los tres astronautas y el presidente de los Estados Unidos, sean ficticios. Pero Margaret y JoAnn tenían que salir porque son solo dos, pero representan a muchas más.
¿Significa esto que Fly me to the Moon es una película feminista? De nuevo, esto es muy subjetivo. Si nos centramos en el test de Bechdel, utilizado habitualmente para responder a estas cuestiones, lo es por los pelos. Se deben cumplir tres criterios. Debe haber al menos dos personajes femeninos, sus nombres tienen que mencionarse y al menos una de sus conversaciones debe estar centrada en un tema que no tenga nada que ver con los hombres de la película.
En Fly me to the Moon hay muchas conversaciones entre Kelly y su ayudante, Rubi. La mayoría de esas conversaciones giran en torno a su trabajo como publicistas. Por lo tanto, puede decirse que la película pasa el test. ¿Lo ideal sería un mayor protagonismo femenino? Desde luego, pero no podemos negar que en esta película han puesto empeño en recordar que la llegada a la Luna no fue solo cosa de hombres.