El FBI anunció que ya tiene en su poder el teléfono móvil del sujeto que le disparó a Donald Trump durante un mitin en Pensilvania. La agencia investiga el incidente para determinar la secuencia de eventos que derivaron en el atentado contra el candidato republicano. El móvil sería clave para determinar los motivos del ataque.

La agencia federal publicó una actualización sobre el estado de la investigación del atentado contra Donald Trump. El tirador ha sido identificado como Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años de Bethel Park, Pensilvania. El FBI dijo que los primeros indicios apuntan a que el atacante actuó solo, aunque no descartan que pueda haber cómplices.

"El FBI no ha identificado un motivo para las acciones del tirador, pero estamos trabajando para determinar la secuencia de eventos y los movimientos del tirador antes del tiroteo", dijo la agencia. "También obtuvimos el teléfono del atacante para examinarlo", añadió.

El comunicado de prensa no menciona la marca del dispositivo móvil tenía Crooks. Kevin Rojek, agente especial del FBI en Pittsburgh, dijo que los oficiales no consiguieron desbloquearlo, por lo que lo enviaron a un laboratorio forense. El agente reveló que lograron acceder a algunos de sus mensajes de texto, sin embargo, no proporcionan información suficiente sobre sus motivaciones o creencias.

Donald Trump

El atentado contra Donald Trump y el iPhone de San Bernardino

Un reporte del New York Times señala que Thomas Matthew Crooks tenía una presencia mínima en internet. A diferencia de otros atentados en donde el tirador deja evidencia o alguna carta, el ataque a Trump es distinto. Los investigadores no encontraron comentarios o publicaciones que permitan construir un perfil, por lo que el acceso al móvil es importante.

Si bien las autoridades no han mencionado la marca del teléfono de Crooks, la situación es parecida a otro atentado ocurrido hace casi una década. Tras el ataque terrorista de San Bernardino, el FBI le pidió a Apple que ayudara a abrir el iPhone 5C de uno de los atacantes para conocer sus motivos.

Debido a que el cifrado no se podía romper, las autoridades pidieron a los de Cupertino que creara un backdoor para acceder al iPhone. Apple se negó, citando los riesgos potenciales para la privacidad y seguridad de todos los usuarios, lo que generó una batalla legal. Al final del día, Apple ganó y el FBI tuvo que pagar 900.000 dólares a una empresa de seguridad para burlar la seguridad de iOS 9.

Las autoridades confirmaron que el atentado contra Donald Trump se investiga desde la perspectiva de intento de asesinato y terrorismo interno. A diferencia del FBI de tiempos del iPhone 5C, la agencia ya está preparada para romper la seguridad de los dispositivos móviles con herramientas modernas o con órdenes judiciales para acceder al contenido en la nube.