En la escuela nos han enseñado que en el sistema solar hay ocho planetas. En función de la distancia respecto al Sol, de más cerca a más lejos, Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Esto, sin contar a Plutón, que es considerado un planeta secundario y enano. En contra de esa concepción, dos investigadores del Instituto Tecnológico de California (Caltech) revolucionan el conocimiento astronómico al postular la posible existencia del Planeta 9. Sí, sería el noveno integrante en un sistema dominado por su gran estrella y que, según el consenso, tiene a un octeto de gigantes girando a su alrededor.
Las especulaciones sobre el noveno planeta no son precisamente nuevas. Ya en el 2016, los astrónomos Konstantin Batygin y Michael Brown de Caltech realizaron estudios matemáticos para inferir su presencia más allá de Neptuno, en los reductos galácticos más lejanos al Sol. En pleno 2024, la novedad es un avance considerable en la investigación que, según los expertos, revela las “pruebas más sólidas” acerca de su existencia. Eso sí: sigue siendo una hipótesis, pues aún no fue visto con telescopios.
En un paper publicado en abril, Batygin y Brown insisten con la idea de un nuevo planeta transneptuniano, al que llaman Planeta 9. Algunos datos, antes de abordar los inicios de esta propuesta y los hallazgos recientes. También conocido como Planeta X, P9 y Phattie, este cuerpo espacial tendría 10 veces la masa de la Tierra, con un tamaño similar a Urano. Además, se encontraría 20 veces más lejos del Sol que Neptuno. Es una distancia considerable: los cálculos estiman unos 30.000 millones de kilómetros respecto a nuestro planeta.
Planeta 9: el origen de la especulación
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Para toparse con los grandes misterios cósmicos no es necesario llevar la mirada a los exoplanetas, aquellos que se encuentran fuera del sistema solar. También hay intrigas en este vecindario del Universo. El noveno planeta es, sin dudas, una de esas incógnitas. Tal como señalamos, Batygin y Brown postularon inicialmente la hipótesis acerca de su existencia en el año 2016, en un estudio que se publicó en The Astronomical Journal. Antes, en enero de 2015, habían anunciado la investigación.
En la ocasión, la NASA señaló en un comunicado que los investigadores de Caltech habían encontrado evidencias matemáticas que sugerían la presencia del Planeta 9 en las profundidades del sistema solar. Igual que otros de su especie, giraría alrededor del Sol. En las primeras aproximaciones a este enigma cósmico, estimaron que para realizar una órbita completa, “alargada e inusual”, demoraría entre 10.000 y 20.000 años terrestres.
La agencia espacial de Estados Unidos aclaró, casi en letras mayúsculas, que el estudio publicado por los astrónomos de Caltech “no significa que haya un noveno planeta”, que “la existencia de ese mundo lejano es solo una hipótesis” y que no se realizó ninguna observación directa del objeto. En tanto, ¿en qué se basaron Brown y Batygin para poner frente a nuestros ojos al Planeta X? Básicamente, predicciones matemáticas que podrían explicar movimientos singulares en las órbitas de algunos objetos transneptunianos. Pistas indirectas, aunque pistas al fin.
¿Por qué los investigadores de Caltech “creen” en el noveno integrante del sistema solar?
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Según hemos indicado anteriormente, hasta el momento no contamos con visualizaciones para confirmar al intrigante Planeta 9. En cambio, hay evidencias matemáticas y simulaciones por computadora. “Este es el comienzo de un proceso que podría conducir a un resultado apasionante”, comentaba hace algunos años Jim Green, por entonces director de la División de Ciencias Planetarias de la NASA.
El foco de este examen, cuya ratificación revolucionaría nuestra concepción del sistema solar, está en el Cinturón de Kuiper, un anillo de cuerpos helados situado fuera de la órbita de Neptuno. Los astrónomos que estudian esa región notaron que algunos planetas enanos y otros elementos tienden a seguir órbitas que se agrupan. Al analizar esos trayectos, el equipo de la universidad californiana predijo la posibilidad de que exista un cuerpo grande, que además cumpla con las condiciones necesarias para ser un planeta. En sus estudios, estiman que la gravedad del Planeta 9 podría explicar las órbitas inusuales de los mencionados objetos de Kuiper.
Las “pruebas más sólidas” que confirmarían la existencia del Planeta 9
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A más de ocho años de los primeros indicios que divulgaron, Brown y Batygin vuelven al ruedo con una afirmación cautivante. Aseguran que han arribado a las pruebas más contundentes acerca de la existencia del planeta. En un nuevo estudio —puedes leerlo completo aquí, en inglés— cuentan que han rastreado movimientos de objetos que atraviesan la órbita de Neptuno, que presentan irregularidades en su trayectoria.
Dicha inestabilidad dinámica en los objetos transneptunianos tiene dos explicaciones posibles. La primera: que el impulso se deba a la interacción entre la órbita de Neptuno y la marea galáctica. La segunda, que aquí nos convoca: que los movimientos sean inducidos por el Phattie. Tras realizar las simulaciones en cada caso, la hipótesis del noveno planeta arrojó un nivel 5 de confianza, en una escala de 6. En esa línea, Batygin indicó que ahora cuentan con datos sólidos para comprobar la existencia de un nuevo gigante gaseoso. “El Planeta 9 está realmente ahí afuera”, celebró.
El siguiente paso sería el gran “eureka” en esta investigación. En este momento hay diversos telescopios que buscan al cuerpo celeste. El que más entusiasmo genera es el flamante LSST, un dispositivo superpoderoso que recientemente se instaló en el Observatorio Vera Rubin, en Chile. Según explicó Wired, ese instrumental ambiciona develar los secretos del Universo. Tiene con qué: tomará hasta 1.200 imágenes de la misma región del cielo, “lo que permitirá sondear el espacio con una profundidad sin precedentes en comparación con otros telescopios terrestres”.
“Me encantaría encontrar al noveno planeta”, comentó Michael Brown. “De todos modos, también sería muy feliz si alguien más lo encontrase. Esperamos que otros inspiren y comiencen a buscar”, cerró.
Un detalle final. “Planeta 9” es una denominación que eligieron los investigadores de Caltech y así lo mencionan en sus estudios. Sin embargo, “los derechos reales de denominación de un objeto pertenecen a la persona que realmente lo descubre”, explica la NASA. En ese sentido, si se encontrase a ese mundo, el nombre definitivo deberá ser aprobado por la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés). En ese caso, ¿continuarán con la tradición de homenajear a dioses de la mitología romana, derivados de la cultura griega?
¿Por qué Plutón no es considerado el noveno planeta?
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En el pasado, hubo otro integrante del sistema solar que ocupó la novena “silla”: Plutón. Fue descubierto en 1930 por Clyde Tombaugh, un astrónomo estadounidense. Con un cuerpo pequeño y color mármol, perdió su clasificación planetaria en el año 2006. Uno de los responsables de ello fue el investigador que hemos conocido aquí, Michael Brown, de Caltech, que ese mismo año publicó el libro titulado Cómo maté a Plutón y por qué se lo merecía.
En diálogo con National Geographic, Brown ironizó: “La gente piensa que si se lo llama planeta, tiene que ser un planeta. Yo digo: ¿acaso los caballitos de mar son caballos?”. La consideración del astrónomo fue la siguiente: Plutón no cumple con las condiciones para que lo consideremos como un planeta propiamente dicho. ¿Cuáles son esos criterios? Según la IAU, debe orbitar en forma directa alrededor de una estrella, y tiene que ser lo suficientemente grande como para adoptar una forma redonda, debido a su propia gravedad. Además —esto es clave para la clasificación plutoniana— debe dominar gravitacionalmente su órbita para despejar a otros cuerpos.
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De acuerdo a la NASA, Plutón es un planeta enano. Hace poco menos de una década, se categorizó con otros tres objetos en el sistema solar que son aproximadamente del mismo tamaño que Plutón: Ceres, Makemake y Eris, que son mucho más pequeños que los ocho planetas conocidos.
Brown concluyó: “Ahora mismo, la existencia del Planeta 9 es una propuesta muy buena para explicar muchas cosas que estamos viendo ahí fuera y para las que no tenemos otra explicación. Pero hasta el día en que lo veamos y digamos: ‘ajá, ahí está’, es solo la mejor hipótesis para explicar estos fenómenos. Creo que algún día apuntaremos con el telescopio y lo veremos, pero hasta entonces, es una hipótesis”.