En los últimos tres años, Hollywood pareció descubrir finalmente las capacidades potenciales del multiverso. Por lo que comenzó a explorarlo desde varios ángulos a la vez. Del cine de superhéroes, que utilizó — o intenta utilizar — el concepto como solución a su crisis, hasta versiones más elaboradas sobre la realidad física como Constelación, estrenada en Apple TV+. Lo cierto es que la visión sobre la multiplicidad de existencias, se ha vuelto cada vez más necesaria para entender la ciencia ficción actual. También de Apple TV+, Dark Matter parece resumir esa obsesión contemporánea en una serie que explora la idea de variantes a través de un hilo conductor.
La vida de un hombre, que deberá enfrentar más de una versión de sí mismo, en un thriller de suspenso que se hace cada vez más intricado. Eso, a medida que el escenario del tiempo se fragmenta a su alrededor. De hecho, uno de los puntos más interesantes de la producción — que adapta el libro del mismo nombre de Blake Crouch — es la idea que los universos paralelos, pueden ser un riesgo. Uno en específico, que se hace cada vez más amenazante, al proponer la premisa que el multiverso puede ser un campo de lucha por el futuro.
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Dark Matter
‘Dark Matter’ juega con el concepto del multiverso y lo traslada al territorio de las posibilidades interconectadas. Un escenario complejo que la serie narra a través de un apartado visual ágil y un guion tramposo que alcanza sus mejores momentos al explorar a sus personajes. Muy lejos muy lejos de los escenarios multiversales actuales, la serie apuesta a una visión nueva del tiempo.
La serie, además, logra conjugar varios elementos de la ciencia ficción que funcionan bien en un delicado equilibrio. Por un lado, la idea de la identidad que permanece — o en cualquier caso, sobrevive — en medio de dimensiones múltiples. Por el otro, cómo eso podría ser aprovechado a la manera de un arma en medio de una batalla por un lugar en la realidad. Todo se mezcla en una historia que se hace cada vez más densa, que lleva a sus personajes a luchar por su vida en las condiciones más surrealistas. La mayoría de las veces, contra siniestras versiones de sí mismos. Lo que hace a la serie, un complicado escenario que, en ocasiones, no es capaz de abarcar todo lo que propone, aunque lo intenta.
Una perspectiva novedosa para la ciencia ficción
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Jason (Joel Edgerton) es un profesor de física con una vida apacible que llega a la segunda mitad de vida, levemente frustrado. Para este investigador, casado con Daniella (Jennifer Connelly), la vida es solo la mitad de lo que podría ofrecerle. El argumento — que el propio escritor del material original abarca — prepara el escenario para contar su historia con cuidado. Lo que lleva a dejar claro, que la vida se compone de elecciones y que cada una de ellas, es un mundo en sí mismo.
Se trata de un riesgo, que aleja a la historia de la ciencia ficción pura y la acerca, mucho más, a la posibilidad que todas las decisiones en la vida, son, por fuerza, el comienzo de otros tantos mundos. Un problema cuántico que la serie asume filosófico, aunque su personaje principal intenta brindar algunos tintes de ciencia exacta. Pero el meollo de todo el asunto, es que para Jason, lo que vive pudo ser mejor. O al menos, es lo que cree, hasta que resulta secuestrado y prácticamente arrojado, a otra existencia.
Otra mirada al Multiverso
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La trama, convierte la confusión de las primeras partes del libro, en un rápido thriller con tintes fantásticos. Por lo que en la serie, a Jason le lleva relativamente poco tiempo comprender qué le ocurre. Pero cuando lo hace — y ofrece una explicación a la audiencia — el guion se hace más rápido para englobar el real conflicto de la producción. A saber: que una variante suya, encontró la manera de rastrearle y usurpa ahora lo que era en la realidad que le pertenece. Por lo que deberá luchar contra sí mismo para encontrar la manera de volver a su mundo y recuperar lo que perdió.
Una trama así de complicada, necesita tiempo y sutileza para contarse. Y Dark Matter la tiene, al menos en sus dos primeros capítulos, en los que se hace preguntas acerca de qué nos define y qué hace que una serie de decisiones, transformen nuestra realidad. Pero a medida que Jason descubra que su némesis es solo el principio de una puerta abierta al multiverso, la serie pierde cierta claridad en sus objetivos. Lo que se hace más notorio a medida que los intervalos entre mundo — y la vida a la que Jason intenta aferrarse — se hace más complicado de entender.
Una buena historia, a pesar de todo
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A Dark Matter le toma tiempo y esfuerzo narrativo contar su complicado escenario. Y cuando lo hace, aunque la esencia del libro es lo suficientemente original para alejarse de premisas parecidas, es evidente compararlas con otras. De la miniserie La señal de Netflix (que también narra una escisión de la realidad) a Constelación, en la que Noomi Rapace debió enfrentar a varias de sus versiones y de su hija. Lo cierto es que el giro de los vínculos entre realidades alternativas no es tan original como la serie pretende mostrarlo.
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Con todo, Dark Matter mantiene la tensión con un inteligente relato y una bien planteada idea acerca del bien y del mal, que se expresa a través de realidades alternativas. Quizás, en otro momento, la producción habría parecido una rareza, en medio de la ciencia ficción que establece paralelismos entre el sentido del presente y la identidad. Pero en medio de la explotación del multiverso actual, es solo otro relato. Quizás, lo peor que puede decirse de la serie.