En 1959, Walt Disney dijo en una entrevista al escritor Jim Korkis, que hacer cine, era un poco hacer magia. No solo por las grandes historias que podía relatarse a través del séptimo arte, que ya sería un poco significativo. También, por el hecho que las películas, permiten que la audiencia disfrute de una experiencia siempre diferente en las salas. Mucho más, cuando los relatos de los que disfruta, son parte de un mundo fantástico, como el que Disney mostró desde sus primeras cintas. 

De la inocencia de Blancanieves (1937) a los experimentos curiosos que dieron origen a Fantasía (1940). Lo cierto es que la compañía ha dedicado tiempo y esfuerzo en crear un universo lleno de alicientes, que llega a la sala de cine para divertir y conmover. Algo que Wish: El poder de los deseos, la gran celebración centenaria de la compañía, tiene en cuenta. Además de ser un recorrido a través de los puntos más conocidos de Disney al momento de contar grandes relatos, también innova en muchos puntos. El resultado es una obra fresca, que, al mismo tiempo, une los puntos tradicionales de una marca cuyo principal objetivo, ha sido profundizar en la fantasía. Hacerlo, además, desde un punto de vista ingenuo y divertido, que la película muestra en todo su esplendor.

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Te dejamos tres motivos para ver Wish: El poder de los deseos en Disney+ si no lo hiciste en el cine. De disfrutar de una experiencia amable que rescata lo mejor del estudio a su curiosa trama. Hay estupendas razones para disfrutar de este tributo a cien años de historia de una compañía, que en cómo insistió su fundador, desea “brindar alegría”. Algo que el animado que homenajea el importante aniversario, deja claro desde sus primeras escenas.

Un homenaje para recordar lo mejor de Disney

Buena parte de Wish: El poder de los deseos, está centrada en celebrar el poder de la imaginación. Un tema recurrente y fundamental en Disney y que podría considerarse el centro de su producción. La película de Chris Buck y Fawn Veerasunthorn no solo rinde tributo a buena parte de los grandes clásicos de la compañía. También, recuerda sus mejores premisas y la forma en que el estudio, plantea la personalidad de sus relatos más conocidos. 

De modo que en la cinta, incluye guiños cariñosos a las muy queridas Peter Pan, Mary Poppins, Bambi hasta clásicos modernos como El Rey León y Encanto. Todo, en medio de una premisa que profundiza acerca de los deseos del corazón y la esperanza. Eso, sin dejar a un lado, el sentido del humor ingenuo — marca de la casa — y un apartado animado que resume el largo trayecto visual de Disney como pionera de la animación.

Al final, Wish: El poder de los deseos logra mezclar buena parte de los elementos que han hecho famosa a la empresa, en una historia sencilla pero conmovedora. Mucho más, en una historia que anuncia la evolución del punto de vista de Disney acerca del amor, el propósito de la voluntad y la bondad. Como obsequio centenario para sus fanáticos, la cinta es, además, un vínculo directo con lo más preciado de la forma en que la Casa del Ratón Mickey cuenta sus relatos más queridos. 

‘Wish: El poder de los deseos’, una mirada al futuro

No obstante, la película es mucho más que un homenaje a los clásicos de siempre, reconvertidos en todo tipo de guiños y referencias. También, es un anuncio que Disney tomó la decisión de evolucionar más allá de sus conocidas historias sobre princesas enamoradas y príncipes heroicos. De hecho, toda la trama de Wish: El poder de los deseos, se basa en un punto muy poco común en las películas del estudio. Un líder carismático que poco a poco se hace malvado y se convierte un villano, con toda la intención de controlar la vida de los que están bajo su poder. 

El rey Magnífico (Chris Pine), es un soberano capaz de cumplir todos los deseos de sus súbditos. Solo que, lo hará a conveniencia y según su voluntad, lo que incluye, solamente hacer realidad los anhelos a los que pueda sacar provecho. La combinación de poder, influencia, manipulación y crueldad, es uno de los puntos más curiosos de la cinta. Y también, la que la diferencia de otras tantas historias de villanos engreídos y ególatras. 

La cinta, se atreve a plantear la idea que el poder puede ser el escenario real, de una lucha entre el bien y el mal. Un escenario político complicado y muy adulto, que sostiene la premisa infantil desde un punto poco usual. ¿Qué hace a un malvado, serlo? Un elemento con que la cinta juega con ingenio y una inteligente perspectiva acerca de los matices de sus personajes. 

Una trama novedosa

Durante las dos últimas décadas, Disney ha experimentado con historias alejadas del habitual romance clásico que termina en un final feliz. Desde la saga Frozen, hasta las historias de Mérida y Vaiana (Moana). Lo cierto es que el estudio ha experimentado con la posibilidad que sus princesas y protagonistas, tengan mucho más interés en propósito mayor que en el amor. 

Wish: El poder de los deseos, lleva esa premisa a un escenario mucho más interesante. Asha (Ariana DeBose, ganadora del Oscar por West Side Story) es una idealista en busca de comprender el complicado escenario en que vive su pueblo. A saber: la posibilidad que sus deseos se cumplan según la voluntad de un rey maligno que, además, utiliza su poder en su provecho. La joven protagonista luchará no solo por sus ideales, sino por el bienestar de todos los que le rodean. Lo que convierte a esta chica malhumorada y llena de recursos, en un personaje atípico e intrigante, muy distinto a cualquier otro del estudio. 

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