Uno de los componentes más importantes de los coches eléctricos es su batería. Sin baterías, tu vehículo no puede moverse. Y como sucede con la mayoría de dispositivos electrónicos, una de las principales causas por las que debes comprar uno nuevo es debido a que sus baterías ya no dan para más. ¿Pero eso es del todo cierto? ¿Hay alguna manera de reutilizar las baterías viejas?
No es algo que cualquiera pueda hacer en su casa. Pero con la tecnología adecuada sí es posible reutilizar baterías de automóviles eléctricos. Sólo hay que echar un vistazo a Tesla, uno de los referentes del sector. En su informe de impacto de 2021, Tesla afirmaba que su sistema de reciclaje de baterías le permitía recuperar hasta un 92% de materias primas. Esto se tradujo en 1.500 toneladas de níquel, 300 toneladas de cobre y 200 toneladas de cobalto.
Pero no hace falta ser tan drásticos. Las baterías en sí mismas pueden reciclarse de distintas maneras. Para empezar, su vida útil estimada es de entre 8 y 10 años de media. Hay otros componentes del coche eléctrico que no aguanta tanto. Sea como fuere, en manos de los profesionales adecuados, reutilizar baterías es una tarea que puede llevarse a cabo y, así, darles una segunda vida. Lo que hoy en día se viene a llamar economía circular. Veamos algunos ejemplos.
Recuperar las materias primas
Como hemos visto antes, la estrategia de Tesla es extraer las materias primas de las baterías. Es una manera de reutilizar baterías algo drástica, pero en ocasiones es también la más económica. En especial si ese proceso se centra en las materias primas más fáciles de extraer, como son el cobalto o el cobre. En cambio, el litio, el manganeso o el níquel, que también pueden separarse de la batería, requieren procesos que no siempre resultan viables económicamente para fabricantes y demás empresas del sector.
Sin embargo, a medida que se abaratan los costes de esta extracción, y teniendo en cuenta los vaivenes de los precios de estas materias primas en los mercados globales, aprovechar al máximo las baterías obteniendo sus materiales de fabricación resultará cada vez más económico y apetecible desde el punto de vista empresarial. Más allá de la conveniencia para reducir las emisiones de CO2 y el impacto ambiental en la extracción de estos materiales en las minas, su posterior transporte y fabricación de las baterías.
Iluminación pública
Hace cinco años, Nissan anunció que iba a reutilizar las baterías de sus automóviles eléctricos para la iluminación a pie de calle de Namie, una población en la prefectura de Fukushima, al norte de Japón. Esta zona es conocida por el terremoto que padeció en 2011 y que derivó en un tsunami. Por si fuera poco, en la prefectura de Fukushima, este desastre natural provocó grandes desperfectos en la central nuclear próxima a la ciudad.
Así, en el proceso de reconstrucción de Fukushima, empresas como Nissan han aportado su grano de arena. Reciclar las baterías, que habrán perdido parte de su carga pero que todavía sirven como baterías, para la iluminación pública. En concreto, el anuncio indicaba que se instalarían farolas con placas solares. Durante el día, las células fotovoltaicas cargarían las baterías. Y de noche, iluminarían las calles de Namie.
Reutilizar baterías para tu casa
Como hemos visto, la idea que subyace de proyectos como el anterior es que aunque una batería pierda su autonomía, no implica que no sirva. Tal vez no sea útil para alimentar un coche eléctrico, pero hay usos menos exigentes que requieren de baterías. Como las farolas que vimos en el ejemplo anterior o para almacenar energía para viviendas.
En la actualidad, varias empresas ofrecen este tipo de servicio. Reutilizar baterías para que sirvan de acumuladores de energía. Básicamente se conectan múltiples baterías para exprimir toda la autonomía disponible. A las baterías se les añaden complementos como sistemas de monitorización y refrigeración. El producto resultante es un contenedor de grandes dimensiones que almacena la electricidad obtenida mediante placas solares. Y esa electricidad se puede emplear para calentar agua, cocinar o para iluminar la vivienda.
Recarga de baterías para vehículos eléctricos
En abril de 2021, Volvo anunció una colaboración con BatteryLoop. De esta unión surge un proyecto que consiste en facilitar puntos de recarga para coches y bicicletas eléctricas. Estos puntos de recarga, en vez de estar conectados a la red eléctrica, cuentan con baterías que se cargan mediante paneles solares. Y esas baterías son baterías recicladas.
Aunque este proyecto en particular estaba centrado en una única ubicación, la sede de la empresa sanitaria Essity, en Gotemburgo, es algo que se puede escalar y proyectar a otros ámbitos y empresas que quieran facilitar la recarga de dispositivos o medios de transporte eléctricos. En definitiva, las baterías de vehículos eléctricos pueden emplearse para almacenar la energía obtenida mediante placas solares para, a su vez, recargar otros vehículos o dispositivos eléctricos.
Y el año pasado, Iberdrola y BeePlanet hicieron algo similar: instalar el primer punto de recarga que emplea baterías reutilizadas de vehículos eléctricos. Se encuentra situado entre Valencia y Madrid, en el kilómetro 175 de la autovía A3. Este punto de recarga tiene una potencia de carga de 100 kW, una capacidad de 200 kWh y puede estar operativo durante dos horas a pleno rendimiento.
Baterías reutilizadas que iluminan un estadio
Farolas, estaciones de recarga, acumuladores de energía… Si conectas las suficientes baterías, puedes alimentar lo que quieras. Así que en el verano de 2018, el Johan Cruyff Arena de Ámsterdam, Países Bajos, inauguró un nuevo sistema de almacenamiento eléctrico de 3 megavatios y construido a partir de baterías reutilizadas de coches eléctricos.
En el proyecto participaron Nissan, el propio Johan Cruyff Arena, empresas como Eaton, BAM y The Mobility House y el Fondo de Ámsterdam para el Clima y la Energía. El resultado, un sistema de almacenamiento de energía de 3 megavatios que sirve electricidad al estadio, a sus visitantes, a quienes viven cerca del estadio e incluso a parte de la red eléctrica neerlandesa.
Para hacer realidad este sistema se combinaron 148 baterías de Nissan Leaf conectadas mediante unidades de conversión de potencia. Y para alimentar esas baterías, el estadio de fútbol cuenta con 4.200 placas solares distribuidas por su cubierta.