Dejar el mundo atrás de Netflix, está recibiendo un tipo de atención que rara vez logra una película de la plataforma. Más allá de agradar — o no — a la audiencia, la cinta, además, ha provocado todo tipo de teorías de la conspiración. El argumento, que cuenta una catástrofe mundial de la que explica poco, es un resumen de varios temores colectivos de la última década. De un ciberataque a internet y medios de comunicación tradicionales a una guerra civil en mitad de una Norteamérica dividida ideológicamente. La trama explora gran parte de ansiedades contemporáneas a través de dos familias en medio de la crisis. 

Pero, lo que es, en apariencia más siniestro, es el conjunto de datos curiosos que se incluyen en el argumento de forma alegórica. Insinuaciones a una predicción de un futuro violento, la influencia de elites poderosas en eventos apocalípticos y un supuesto subtexto diabólico. La trama desató todo tipo de análisis que se reforzaron con su final ambiguo y críptico. Poco a poco, lo que comenzó como comentarios en X y TikTok, se ha convertido en una tendencia cada vez más popular y al mismo tiempo, terrorífica. 

Te dejamos cinco de las teorías conspirativas que rodean a Dejar el mundo atrás y de dónde provienen. También, la forma en que se está analizando en plataformas y que tan cierto podría ser algunas de ellas. Una curiosa mezcla de cultura pop y terrores sociales que hacen de la cinta de Sam Esmail un suceso poco común dentro del mundo del cine. 

Los Obama involucrados en la producción

La teoría proviene del hecho que la compañía de producción del expresidente está detrás de los créditos. Higher Ground Productions, tiene un convenio con Netflix para largometrajes y series, en el que se incluye Dejar el mundo atrás. Pero lo que, al parecer, provoca preocupación en Internet, es el hecho que Sam Esmail admitió que antiguo mandatario fue su consultor en partes claves. Lo que abarca, por supuesto, la forma en que se mueven los hilos de poder en la trastienda de la política estadounidense. 

El realizador pidió a Barack Obama, revisar cuáles eran las reales vulnerabilidades de la sociedad actual. Algo en lo que el argumento hace hincapié repetidamente. Por lo que varias de las interpretaciones de la película, sugieren que podría tratarse de un mensaje indirecto de Obama. En el peor de los casos, una advertencia concreta de lo que podría ocurrir en un futuro inmediato. 

Más allá de eso, también hay una enorme desconfianza sobre los Obama. Tanto a Barack como a Michelle, se les considera parte de la llamada la clase dominante globalista. Lo que se supone, se relaciona con el hecho de cómo funciona el poder en EE. UU. y quienes tienen acceso directo a sus prerrogativas. La cinta, que no llega a profundizar en el tema, sí hace las suficientes insinuaciones para resultar desconcertante. Mucho más, cuando gradualmente, la gran conclusión del guion es la posibilidad que un grupo de control, haya ocasionado la debacle del país. 

La camarilla del mal

Otro de los puntos que resulta escalofriante en la película, es la mención a una vieja teoría de la conspiración en redes sociales, acerca de una camarilla de poder. En otras palabras, un grupo de empresarios, políticos, científicos y dueños de diversas industrias esenciales para Norteamérica, que forman un gobierno a la sombra. Dejar el mundo atrás, utiliza una breve mención de algo semejante, que podría estar detrás del grave ataque a las comunicaciones y después, el bombardeo de Nueva York.

El argumento no es específico de quién podría tratarse, pero, aun así, hace una insistente mención al tema. En particular, en la escena en que George (Mahershala Ali) conversa con Amanda (Julia Roberts), de lo que podría estar sucediendo. En medio de las teorías de ambos, él termina por recordar una conversación con uno de sus clientes de considerable importancia política. Después añade, que luego de pedirle realice una transacción por una significativa cantidad de dinero, indica que se irá por un tiempo. A lo que George bromea insistiendo en la presencia de la camarilla del mal. 

Para su sorpresa, el cliente no lo contradice, sino que deja entrever que está en lo cierto. Por supuesto, la presencia de los Obama como productores y la insistencia en veladas menciones del punto, refuerzan la impresión que no sería del todo casual. Algo que ha provocado tendencias enteras en Tik Tok.

Una guerra civil en puertas

Otra de las acusaciones que se han hecho a la película, es predecir una guerra civil y afianzar la creencia de una predicción autocumplida. Esto es: mostrar la forma en que aparentemente ocurrirá un evento bélico o un caos colectivo. La cinta deja entrever en sus escenas finales, que a pesar de que todo lo que ha ocurrido parece provenir de un ataque externo, en realidad, se trata de una implosión social. 

Algo que se deja claro en la última escena, en la que Rosie (Farrah Mackenzie) entra al búnker de una casa vecina y una pantalla digital describe la situación. De un ataque biológico y radiactivo en centros urbanos, hasta un ataque interno a los centros de poder. La lista detalla que el conflicto es algo más que un enfrentamiento entre dos países. La teoría de la conspiración tiene su origen, en todas las que sugieren que la repetición incesante de desgracias colectivas en el cine, no es producto del azar. En realidad, se trata de una forma de preparar a la población para eventos semejantes y que sepan a qué atenerse. 

Símbolos inquietantes en Dejar el mundo atrás

Por si todo lo anterior no fuera suficiente, a la película se le acusa de llenar su campaña de marketing con todo tipo de símbolos apocalípticos. De un acróstico con los apellidos de los actores en uno de sus afiches con la palabra BAAL (un dios pagano) hasta alegorías religiosas. La trama está construida para invitar a dobles lecturas. 

En la primera escena, que muestra a Clay (Ethan Hakwe) y Amanda en una discusión, se muestra el número 666. Mientras la pareja conversa del sorpresivo viaje que les espera, la cámara muestra un 6 en una taza de café y el mismo número en la hora de un despertador analógico. Finalmente, en un reloj digital parpadea de forma inconfundible el número. Un número conocido por la cultura popular, al estar vinculado a un pasaje tétrico de la Biblia católica: Apocalipsis 13:18, que hace referencia al número de la bestia. Es decir, al símbolo que identificará al llamado Anticristo. 

Camisetas con mensajes subliminales

En una de las escenas, los hijos de la pareja protagónica, exploran un cobertizo fuera de la casa en que se encuentran. Mientras murmuran sobre terrores apocalípticos y otros tópicos terroríficos, la cámara les enfoca en plano amplio. Archie (Charlie Evans), lleva una camiseta que imita la tipografía de la campaña de Obama con una figura de rostro retorcido. Arriba puede leerse la palabra OBEY (obedece, en inglés), que forma parte de algunas teorías de la conspiración sobre grupos de poder y mensajes ocultos. 

Pero más macabro aún, resulta que Rose encuentra a su lado, vestida con una camiseta con el logotipo de La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio. La forma en que ambos están de pie, hace evidente una sola lectura de la combinación de palabras. Obedece a la NASA. 

La institución ha sido blanco de rumores acerca de su encubrimiento de eventos celestes y extraterrestres de entera gravedad. ¿La más extraña?, que utiliza tecnología alienígena y que oculta su conocimiento de lo que podría ocurrir en una posible llegada de vida de otros planetas. Lo que, también, incluye, métodos de control para que la crucial información no pueda llegar a buena parte del público estadounidense. 

Matthew Perry y Friends, otro punto en las teorías conspirativas

Por extraño que parezca, el largometraje está llena de referencias al clásico de la sitcom Friends. Pero lo que podría parecer un guiño a la cultura popular, se vuelve un poco más extraño, cuando buena parte de las menciones a la serie, ocurren en momentos aterradores. De señalar la caída de las comunicaciones con el mundo exterior, hasta brindar título a la última parte del largometraje. Lo cierto es que la aparición de imágenes y diálogos del clásico no parecen ser del todo casual. 

El director Sam Esmail admitió que no lo es y en una entrevista a Tudum, explicó que se trata de reflejar el escapismo colectivo en eventos catastróficos. No obstante, el hecho que Matthew Perry publicara un libro el año pasado titulado Friends, Lovers, and the Big Terrible Thing, ha levantado todo tipo de comentarios en redes. En especial, porque Julia Roberts — que fue pareja del actor por un corto tiempo y su confidente — es parte de la película. 

También, que la incesante aparición de imágenes y diálogos del show, parecen apuntar a un final. Lo mismo que varias partes de la biografía del difunto actor, que dedica varios capítulos enteros sobre la muerte y el dolor. Un punto que algunas teorías de la conspiración insisten es capital para entender la mención de Friends a lo largo de la cinta. 

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