Hace unas semanas, la Organización Mundial de la Salud lanzó la voz de alarma por el aumento de casos de neumonía infantil en China, en comparación con otros años. Ninguno había sido mortal y muy pocos graves, pero lo cierto es que el repunte no era como para mirar a otro lado. Con el tiempo, otros países se han sumado a la lista de este exceso de casos de neumonía infantil: Dinamarca, Estados Unidos y Países Bajos son algunos ejemplos. ¿Pero qué está pasando? ¿Hay un nuevo patógeno al que debamos temer, como en los principios de la pandemia de COVID-19? Lo cierto es que no.
Según explica en The Conversation Zania Stamataki, profesora de inmunología viral de la Universidad de Birmingham, los patógenos que están causando estos casos de neumonía infantil son todos viejos conocidos de los inmunólogos. El más común es la bacteria Mycoplasma pneumoniae, que de hecho le da nombre a la enfermedad. No obstante, esta inflamación de los pulmones puede causarla prácticamente cualquier virus o bacteria que afecte a las vías respiratorias. De hecho, este año, como viene ocurriendo en años anteriores, ha habido un gran repunte en infecciones en niños del virus respiratorio sincitial (VRS). No todas terminan en neumonía, por supuesto, pero en algunos casos sí que llega a producirse la inflamación.
Es cierto que hay virus y bacterias que mutan para evadir a las células de memoria que generamos tras una infección. De hecho, es lo que hace el virus de la gripe cada año. Algún patógeno podría estar haciendo esto y propiciando ese aumento de casos de neumonía infantil. No obstante, eso no lo convertiría en un nuevo virus o bacteria sino en uno ya conocido que ha mejorado su capacidad de infectar y proliferar. De cualquier modo, la neumonía infantil parece ser el resultado de una caída en la inmunidad de rebaño en esta población, debida en cierto modo a las medidas tomadas a causa de la pandemia de COVID-19. ¿Quiere decir eso que han sido medidas innecesarias? Por supuesto que no. Sin ellas, la situación habría sido mucho peor.
La neumonía infantil no es una novedad
Debemos partir de la base de que la neumonía infantil no es algo nuevo. En 2019, UNICEF publicó un informe en el que se calculaba que un niño muere en el mundo cada 39 segundos a causa de la neumonía. Son cifras muy preocupantes, que afectan sobre todo a cinco países: Nigeria, la India, Paquistán, República Democrática del Congo y Etiopía.
Posiblemente ese sea el motivo preciso por el que no conocíamos este dato. Porque afecta a países que prácticamente no existen ante nuestro ombligo occidental.
Pero son niños, como los que se están viendo afectados por la neumonía infantil a la que ahora sí le hacemos caso. Y son niños cuya salud previa a veces no puede combatir la infección. Es una situación a la que deberíamos llevar muchos años prestando atención.
Ahora sí hemos puesto el foco en la neumonía infantil al ver cómo se acerca a nuestros niños. Afortunadamente, en los países en los que se están registrando los casos las condiciones sanitarias son bastante buenas, de manera que la mayoría cursan de forma leve.
¿Qué debemos hacer?
Está claro que lo más probable es que estos brotes de neumonía infantil se deban a las medidas de protección impulsadas por la COVID-19. En los últimos años, los niños apenas han contraído infecciones respiratorias, pues estaban protegidos frente a ellas con las mismas medidas usadas para prevenir el famoso coronavirus.
En el caso de los niños pequeños, su sistema inmunitario se va entrenando a base de infecciones. No hay más que ir a una escuela infantil para comprobarlo. Al tener menos entrenamiento, ahora las consecuencias de algunos patógenos respiratorios han podido llevar a que aumenten los casos de neumonía infantil.
No debe cundir el pánico; pero, por supuesto, sí se deben tomar medidas a dos niveles. Por un lado, los padres de los niños deben tomar las medidas posibles para evitar contagios. Una de las más importantes es, si el pequeño tiene síntomas de infección, sea cual sea, no llevarlo a la escuela infantil. Así, se hace lo posible por cortar la transmisión. Por otro lado, cuando sea necesario, no debemos olvidar la importancia de las mascarillas y la distancia de seguridad.
El segundo nivel en el que se debe tener cuidado es en el de las autoridades sanitarias de los países. Estas deben hacer seguimientos adecuados para detectar los brotes de neumonía infantil y tomar medidas cuanto antes.
Poco a poco, veremos cómo evoluciona la situación y sabremos si las medidas se están llevando a cabo adecuadamente.