Los terraplanistas no pasan de moda. A pesar de lo arcaico de sus argumentos, sigue habiendo personas que se unen a su causa, consistente en luchar a capa y espada contra la supuesta conspiración con la que los científicos y los gobiernos intentan hacernos creer que la Tierra es redonda. Discutir con ellos a menudo es una causa perdida. Pero, en algunas ocasiones, sí se les puede llegar a convencer con ejemplos sencillos que les ayuden a entender su error.
En principio bastaría con enseñarles las fotos de la Tierra tomadas desde el espacio por la NASA y el resto de agencias espaciales. La imagen de nuestro planeta en forma de esfera no deja lugar a dudas. Sin embargo, el argumento principal de los terraplanistas es que estas fotos están retocadas y forman parte de la conspiración.
Supuestamente, los científicos se han unido a la conspiración con fines económicos, aunque no terminan de dejar claro cuál es el interés de engañar a la población. Lo que está claro es que las fotos no son suficientes y que se necesitan más argumentos. Estos son algunos de los más interesantes que podemos utilizar para dialogar con un terraplanista.
El horizonte, argumento principal contra terraplanistas
Algo curioso de los terraplanistas es que no se ponen de acuerdo. Si bien la ciencia dispone de datos muy exactos sobre el radio, la masa y la distancia de la Tierra, para los terraplanistas solo es un disco plano, cuya extensión varía de un discurso a otro.
Pero en lo que todos coinciden es en que, al no ser una esfera, la Tierra tiene unos bordes, tras los cuales no hay nada. Se oponen, por lo tanto, a la idea del horizonte tal y como lo conocemos, de ahí que sea el primer argumento contra sus teorías.
Cuando observamos un barco a lo lejos, llega un momento en el que desaparece en el horizonte. Pero no lo hace bruscamente, sino poco a poco. Primero desaparece su parte inferior y después la parte más alta, como si se hundiera. Ocurre lo mismo cuando comienza a verse. Se ve como si emergiera del agua, primero la parte alta y después la más baja.
Esto no pasaría si la Tierra fuese plana. Además, para incongruencia de los terraplanistas, cuando nos subimos a un monte vemos el horizonte más lejano. Esto se debe a la curvatura de la Tierra. Si fuese plana, no necesitaríamos ascender para ver terrenos muy a lo lejos con unos prismáticos.
Las estrellas tienen la respuesta
Otro factor clave para comprender que la Tierra no es plana está en el firmamento. En el hemisferio norte no vemos las mismas estrellas que en el sur. Es imposible que una persona en España y otra en Argentina tomen la misma foto del cielo.
Pero supongamos que, al no poder estar en dos sitios a la vez, no podemos comprobar si nos mienten. Este podría ser un argumento para los terraplanistas, pero sigue habiendo explicaciones relacionadas con el firmamento. Y es que, si pasamos varias horas de la noche mirando al cielo, veremos cómo una misma constelación va ascendiendo o descendiendo a medida que pasa el tiempo. Si la Tierra fuese plana, tendríamos una manta de estrellas sobre nuestras cabezas que se mantendría totalmente estable.
Eclipses contra terraplanistas
No todos los días se puede ver un eclipse lunar. Sin embargo, cuando tengamos la oportunidad, es un buen momento para debatir con terraplanistas.
Los eclipses de Luna se dan cuando la Tierra se posiciona entre esta y el Sol, impidiendo que la luz del astro rey llegue hasta ella. Como resultado, la sombra de la Tierra se proyecta sobre la Luna. ¿Y qué forma tiene esa sombra? Efectivamente, redonda.
Si nuestro planeta fuese como describen los terraplanistas, la sombra sería muy diferente. Todo eso sin contar que, posiblemente, tampoco se producirían eclipses, pues el movimiento de los astros sería diferente.
Una cuestión de atardeceres
En una entrevista para La Ser, el físico y divulgador científico José Luis Crespo explicó un experimento muy sencillo para demostrar que la Tierra no es plana. Este consiste en ver el atardecer tumbados en el suelo. Por ejemplo, en la playa. Si justo en el momento en el que dejamos de ver el Sol nos ponemos de pie, seguiremos viéndolo un rato más. Esto se debe a que el Sol no había desaparecido. Simplemente, desde nuestra perspectiva, se había ocultado por la curvatura de la Tierra.
Tan simple como la noche y el día
En realidad, la forma más sencilla de demostrar a los terraplanistas su error es que piensen en los fenómenos del día y la noche. Si la Tierra fuese plana, siempre sería de día en todas partes, pues el Sol incidiría en todo el planeta por igual. No habría ninguna parte oculta a sus rayos.
Cabe destacar que los terraplanistas tienen una respuesta a este argumento. Según ellos, el Sol es un objeto de unos 51 kilómetros de ancho que se va moviendo sobre la Tierra como un faro, provocando los días y las noches. El problema es que, con ese tamaño y esa forma de incidir sobre la Tierra, el Sol no podría aportar el calor suficiente para la supervivencia de los animales y las plantas del planeta. Por lo tanto, no es un argumento convincente.
Aún quedan algunas cenas de Navidad y puede que todavía te topes con un terraplanista. Si se da el caso, estos argumentos pueden ayudarte a dialogar con él. Ahora bien, si no quiere dialogar, no te ofusques. Hay que saber elegir las batallas y, contra ciertas falsas conspiraciones, a veces es incluso mejor no empezar.