Samurái de ojos azules de Netflix tiene un gran parecido con algunas de las cintas clásicas de Akira Kurosawa. Las batallas con un trasfondo de dolor puro, el uso del paisaje para integrar la acción. No es el primer referente que alguien podría pensar para definir y profundizar en una historia animada de ocho capítulos. Pero la producción de la plataforma, no es solo una obra de arte visual — en la que se destaca de maneras sutiles y poéticas — sino en la narración. 

Con el que es quizás el mejor guion de una obra semejante en años, la historia de la búsqueda de una venganza, se convierte también en una pieza épica. Una que recorre desde la cultura japonesa — la que explora a fondo — y a la vez, el género de acción en todos sus extremos.

La historia, contada a través del hilo conductor de un recorrido a pie, se transforma pronto en una agridulce mirada al honor, el poder y la belleza. Todo, en medio de detallados baños de sangre y escenas explícitas de sexo. 

Samurái de ojos azules

Samurái de ojos azules de Netflix, sorprende por convertir el habitual tópico de la venganza, en una travesía casi filosófica por el bien y el mal. Con ocho episodios, y una narrativa violenta y hermosa, es una de las producciones más destacadas de año en la plataforma, con un apartado artístico sobresaliente.

Puntuación: 4.5 de 5.

La animación para adultos, se ha convertido en un punto fuerte para Netflix durante los últimos años. Desde los largometrajes relacionados con el universo de The Witcher hasta las adaptaciones de la saga Castlevania. El formato permite una libertad creativa y argumental que sobrepasa los estrictos espacios del live action. No obstante, Samurái de ojos azules es también una reinterpretación acerca de las habituales historias de retaliación, violencia y muerte. En esta ocasión, se trata, también, de una exploración acerca del mal y el miedo, la bondad y al final, el asesinato como forma de expiación del dolor. 

Una figura tétrica en busca de su destino

Blue Eye Samurai (L to R) Maya Erskine as Mizu in Blue Eye Samurai. Cr. COURTESY OF NETFLIX © 2023

La primera temporada de Samurái de ojos azules, cuenta todo lo que hay que saber de su esquivo personaje. El guion de Michael Green (Logan) y Amber Noizumi, profundiza de inmediato tanto en su dilema como en el contexto en que se desenvuelve. Ambientada en el Japón del período Edo del siglo XVII, Mizu (con la voz de Maya Erskine) recorre los caminos desolados del país en busca de información. Los datos que le llevarán a matar a cuatro hombres distintos, todos criminales de renombre.

A la vez, esconde dos secretos. Uno, evidente a simple vista. El esquivo guerrero, que apenas pronuncia palabra en voz alta durante las primeras escenas, tiene los ojos azules. Un rasgo que deja claro que uno de sus padres fue un hombre blanco, lo que le convierte en un mestizo, considerado basura y el mejor de los casos, un monstruo por sus compatriotas. 

El otro es más ambiguo y requiere que el espectador dedique una apreciable cantidad de tiempo a descubrirlo. El argumento es lo suficientemente hábil como para dejar claro que entre ambas cosas, la vida de Mizu es una lucha constante por la supervivencia. Con un acento en la soledad y el aislamiento de su protagonista, la serie explora en su personalidad sin necesidad de reiteraciones o subrayados. Esta criatura solitaria, forjada al calor de la bondad de otros y de un odio que colma todos los espacios de su mente, es contradictoria por naturaleza. También, tan fuerte como la espada hecha de una bola de metal caída del cielo, que lleva al cinto. 

El misterio de un guerrero en busca de venganza

Todo en Samurái de ojos azules está creado para desafiar las expectativas narrativas y volverse impredecible. Por lo que la historia avanza con rapidez en medio del paisaje de un país que observa a Mizu con desconfianza y odio. Más allá, Japón y el Shogunato por el que se mueve el guerrero, es un espacio de conquista. La animación, que se sostiene en buena parte con la estética del teatro nō, analiza los lazo del poder político que rodean a los que gobiernan. Al mismo eso, la forma en como eso repercute en la misión de Mizu. Que no es otra, que encontrar al hombre que lo engendró y asesinarlo, para cerrar el ciclo de su vida sumida en la miseria. 

Blue Eye Samurai (L to R) Maya Erskine as Mizu in Blue Eye Samurai. Cr. COURTESY OF NETFLIX © 2023

La trama es lo suficientemente inteligente, como para hacer de Mizu algo más que un combatiente dotado. Poco a poco, enlaza su pasado en minuciosos flashbacks, en los que cuenta una historia tormentosa y la tragedia que rodeó al samurái con frecuencia. Usando los amplios recursos simbólicos de la cultura japonesa, la historia avanza entre asesinatos, pero también una cuota considerable de existencialismo. Lo que brinda a los capítulos varios de sus mejores secuencias. De una batalla a orillas del mar en que el personaje titular se enfrenta con cuatro mercenarios y logra vencer, a su momento de renacimiento, en total desnudez. 

Samurái de ojos azules utiliza su capacidad como animado para jugar con una estética que va de retablos y grabados orientales a la edición de un videojuego. Entre ambos extremos, hay una atención al detalle que transforma las escenas en inspirados retablos históricos. Incluso, el mundo de las Geishas, tiene cabida y es profundizado con apropiado cuidado en la historia. 

Si algo se agradece en el animado, es su capacidad para ser tan maduro como ser una producción destinada a trascender a su formato. Eso, sin olvidar que la animación le brinda una plasticidad, colorido y flexibilidad narrativa que lo lleva a un estrato por completo nuevo. A mitad de camino entre un drama de época bien contado y una tragedia angustioso, la serie es un deleite para los amantes del género y el público casual. 

La promesa de continuar una buena historia

Samurái de ojos azules culmina con la puerta abierta a que la travesía de Mizu en busca de venganza continúe hacia nuevos territorios y planteamientos. Pero, incluso, si terminara con su simbólica última escena, el argumento habría brindado lo mejor de sí en un relato prácticamente autoconclusivo. 

Inquietante por momentos y asombrosa en cada secuencia, Samurái de ojos azules demuestra las posibilidades del apartado animado de Netflix. Pero a la vez, el poder de una buena historia, narrada con cuidado y atención al detalle. Una sorpresa en el catálogo de la plataforma, a menudo criticado por su falta de calidad. 

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