¿Y si los dolores o las enfermedades asociadas con cualquier parte del cuerpo estuviesen relacionadas con lo que nos ocurre en los dientes? Esta es la pregunta en la que se basó el nacimiento de una disciplina conocida como odontología integrativa. Con ella se intentan tratar todo tipo de patologías, centrando la mirada en la salud bucodental. Así, empastando una caries, se podría encontrar la solución a un problema físico o emocional muy concreto. Suena bien, desde luego. Pero, para sorpresa de casi nadie, no tiene ninguna evidencia científica. Vamos, que es una pseudociencia como una catedral.
Aunque está bastante de moda en occidente, la odontología integrativa se basa en la medicina tradicional china. Esta introduce el famoso concepto de los meridianos, con sus canales por los que fluye la energía, conectando diferentes partes del cuerpo. Supuestamente, un desequilibrio en estos canales puede producir muchísimas alteraciones de salud, por lo que se deben solucionar mediante técnicas como, por ejemplo, la acupuntura.
La reflexología podal es otra de las disciplinas basadas en los meridianos de la medicina tradicional china. Esta indica que las distintas zonas de los pies se conectan a través de los meridianos con otras partes del cuerpo, por lo que cualquier patología se puede tratar con una buena manipulación de los pies. En el caso de la odontología integrativa ocurre lo mismo. Se indica que cada meridiano conecta uno o más órganos con dos o más dientes y, a su vez, muchas emociones. Por eso, los desequilibrios de energía se pueden solucionar directamente desde los dientes, favoreciendo el correcto funcionamiento del resto del cuerpo. Todo parece demasiado bonito para ser verdad. Y eso es precisamente lo que debería hacernos empezar a dudar. Pero hay más motivos para hacerlo.
El bruxismo como señuelo de la odontología integrativa
Si buceamos en las webs sobre odontología integrativa, podemos ver que, a veces, usan el bruxismo como señuelo. Es decir, nos exponen algo que sí que tiene explicación y evidencia científica para atraernos hacia una disciplina que no cuenta con ninguna.
El bruxismo es el fenómeno por el que una persona aprieta o rechina los dientes constantemente, llegando a desgastarlos o incluso a manifestar dolor de cabeza y en la cara, en la zona de la mandíbula. Esto, a menudo, se asocia con el estrés o la ansiedad. Por eso, es verdad que tenemos una afección emocional que se asocia con los dientes. Pero la odontología integrativa no trata sobre eso.
Básicamente, relaciona cada conjunto de dientes con una serie de órganos y emociones. Por ejemplo, los incisivos se vinculan con la vejiga y el riñón. A su vez, este último se considera como el órgano de la convivencia, por lo que unos incisivos que nacen torcidos después de caerse los dientes de leche se relacionan con problemas en el seno de la familia. Mientras tanto, los incisivos centrales, se asocian con las lumbares y el sacro; por lo que, en caso de detectar una caries en estos dientes, se aconseja vigilar posibles dolores en estos huesos.
¿Qué pasa con los meridianos?
Todo esto, como hemos visto, se relaciona con la existencia de los meridianos por los que circula la energía vital, conocida como chi. El problema es que ni siquiera los defensores de la existencia de estos meridianos se ponen de acuerdo en cuál es su fundamento biológico. Existen muchos estudios que demuestran su existencia, pero la mayoría son metodológicamente pobres y no replicables. Además, se publican en revistas especializadas en medicina alternativa, por lo que los criterios para la inclusión de los estudios no son tan estrictos.
Sí que es cierto que se ha visto que algunos meridianos coinciden con haces nerviosos, por lo que se podría explicar que, en cierto modo, su manejo pueda ayudar a tratar el dolor, como con la acupuntura. No hay tampoco suficiente evidencia científica, pero podría tener un mínimo sentido. Lo que resulta imposible de explicar es que se puedan conectar partes del cuerpo tan alejadas como el riñón y los incisivos y que los problemas en uno afecten a otros, también emocionalmente.
Para eso, ni siquiera sus defensores tienen una explicación. No hay estudios sólidos que demuestren que el chi exista y, por lo tanto, conecte las partes del cuerpo que se reflejan en la odontología integrativa.
Una técnica para hacer dinero
Como suele pasar con otras pseudociencias, la odontología integrativa está orientada principalmente al beneficio económico de quienes la practican.
En un artículo publicado en la página de la Universidad de McGill, la odontóloga María Grossman deja claro que esta técnica no se enseña en la universidad, no está reconocida como especialidad y no requiere ninguna capacitación.
No obstante, los profesionales que practican la odontología integrativa se basan precisamente en su supuesta especialización para cobrar muchísimo más caro que otros odontólogos. Para eso, además, recurren a artimañas tan poco éticas como desacreditar las técnicas sobradas de evidencia científica que llevan a cabo los dentistas convencionales.
Por ejemplo, están en contra de endodoncias y cirugías de encías y conductos radiculares.
Sustancias prohibidas
Además, la odontología integrativa señala supuestos perjuicios del uso de sustancias como la amalgama empleada en los empastes o el fluoruro de las pastas de dientes.
Grossman reconoce que en los últimos años la amalgama se ha comenzado a sustituir por materiales más eficaces. Aunque podría seguir usándose. Para el fluoruro, en cambio, no hay motivos que justifiquen su prohibición.
Quizás no sea necesario añadirlo al agua corriente, como se propone en países como Estados Unidos. No obstante, en la pasta de dientes ayuda a fortalecer el esmalte, promover la remineralización dental y minimizar el crecimiento bacteriano. Es una forma ideal de prevenir la caries.
Pero claro, si los clientes no usan fllúor, será más probable que tengan caries, esas caries podrán relacionarse con cualquier problema de salud física o mental y se les podrá cobrar un dineral por un tratamiento que podría haberse prevenido o que, en el peor de los casos, se solucionaría con un simple empaste.
Si a eso le sumamos que estos dentistas a menudo recomiendan productos detox, vitaminas y otros suplementos totalmente innecesarios, estamos ante un despilfarro de dinero que no tiene ningún sentido. Porque no, no mandan a los clientes a la farmacia. Generalmente lo venden todo ellos.
Por todo eso, si alguien te recomienda la odontología integrativa, huye. Suena muy bien, pero te hará mucho más pobre, con una evidencia científica que brilla por su ausencia. Tu sonrisa puede decir muchas cosas sobre ti, pero no tiene nada que ver con la salud del resto de tu organismo.