Desde que el Telescopio Espacial James Webb comenzó a tomar imágenes, muchos fondos de pantalla de personas de todo el mundo proceden de fotografías tomadas por él. No es para menos, pues este instrumento, además de una grandísima importancia científica, tiene la capacidad de tomar fotografías espectaculares. Pero, aunque esto es algo que sabemos bien, todavía sigue sorprendiéndonos. No hay más que ver la última imagen del James Webb, en la que aparece con una nitidez asombrosa y detalles nunca captados un ejemplo de algo conocido como objeto Herbig-Haro.

Se define así a la asociación entre una nebulosa y una protoestrella. Una nebulosa es una región del medio interestelar constituida por gases, principalmente helio e hidrógeno, y otros elementos químicos en forma de polvo cósmico. En cuanto a la protoestrella, es el nombre que se da a un embrión estelar, una estrella que se empieza a formar. 

Las estrellas en formación están rodeadas de una estructura, llamada disco de acreción, que las va alimentando con nueva materia a medida que crecen. Durante el tiempo que permanecen alimentando a la protoestrella, se originan unos chorros de gas ionizado, perpendiculares al disco, que colisionan con el medio interestelar, ionizando las partículas que lo componen. Esto genera esos patrones de emisión conocidos como objeto Herbig-Haro. Ya se han detectado con anterioridad, sobre todo con el Telescopio Espacial Hubble. Sin embargo, la imagen del James Webb muestra detalles que no se habían podido observar con otros instrumentos.

Las peculiaridades de la última imagen del James Webb

En la última imagen del James Webb podemos ver el objeto de Herbig-Haro número 797 (HH-797), cuya protoestrella interacciona con la nube molecular de Perseo.

Generalmente, este tipo de imágenes se toman analizando cómo varía la luz emitida en función de la velocidad de los chorros emitidos desde la protoestrella. Además, según hacia dónde vaya la luz, se verá de un color u otro. Ocurre algo similar a lo que pasa con el sonido de la sirena de una ambulancia, que cambia según si el vehículo se acerca o se aleja de nosotros. En el caso de la luz, cuando el chorro viene hacia nosotros (hacia el observador) se ve un poco más azul, mientras que si se aleja se ve de color rojo. Esto es lo lógico.

Sin embargo, en la imagen del James Webb hay algo diferente. El borde oriental tiende a cambiar ligeramente al rojo en comparación con la parte superior. Inicialmente se pensó que esto podría deberse a que el chorro estaba girando. Sin embargo, después se descubrió que, en realidad, estas diferencias se deben a que HH-797 no contiene una protoestrella, sino dos. El campo magnético de una estrella interacciona con el material liberado desde el disco de acreción de la otra, formándose las turbulencias responsables de los inesperados colores de la fotografía.

imagen James Webb
Crédito: ESA/Webb, NASA y CSA, T. Ray (Instituto de Estudios Avanzados de Dublín)

Otros HH en Perseo

Esta imagen del James Webb no ha sido la primera de un HH ubicado en la nube molecular de Perseo. Recientemente, este mismo telescopio espacial fotografió el HH-211, ubicado a solo 30 segundos del arco sur de HH-797.

Esta es una región con muchas estrellas jóvenes, por lo que resulta un lugar idóneo para estudiar los objetos Herbig-Haro y encontrar casos excepcionales como el que se ha descrito con el número 797. Parece que al telescopio espacial de moda le queda mucho trabajo por hacer aquí.