Traer la trama de Parque Jurásico a la vida real no parece algo muy recomendable. Seis películas lo atestiguan. ¿Pero qué tal sería practicar la desextinción con un animal mucho más inocente y tan emblemático como el dodo? Ese es el objetivo de los científicos de la asociación Colossal Bioscience, quienes, junto a la Fundación Mauritian Wildlife, quieren que este pájaro torpe y grandote vuelva a caminar sobre Mauricio.
A la cabeza de la Junta Asesora de este equipo de científicos se encuentra la doctora Beth Sapiro, la primera persona que logró secuenciar completamente el genoma del dodo. Contar con dicho genoma, de hecho, es una pieza clave para poder proceder a su desextición. Pero hace falta resolver otras cuestiones. La primera es tener una especie aún viva que sirva como referencia. En este caso, cuentan con la paloma de Nicobar, el ave con un parentesco más cercano que aún sigue con vida.
En cuanto a la segunda cuestión, consiste en dotar al dodo de un ecosistema al que volver. De nada sirve traer de vuelta a una especie si va a tener que vivir en un lugar totalmente diferente al que habitó en su día. Esto es bastante complicado, pero estos científicos ya están manos a la obra.
Así sería la desextinción del dodo
La clonación y la edición genética son los métodos por los que normalmente se devuelven especies de la extinción. Pero obtener de esta forma una especie extinta es mucho más complicado que hacerlo con una aún viva, por razones obvias.
En primer lugar, se necesita secuenciar el genoma y eso es bastante complicado, pues el ADN antiguo puede estar dañado o contaminado con el material genético de otras especies, como algunos microorganismos que hayan proliferado en sus restos.
En el caso del dodo esto ha sido complicado, pues apenas quedan restos del animal de los que se haya podido rescatar ADN. Sí, es cierto que hay muchos dodos disecados en museos de todo el mundo, pero lo cierto es que la mayoría de ellos son reproducciones. Nunca estuvieron vivos.
Por suerte, en el Museo de Historia Natural de Dinamarca sí que había un cráneo del que la doctora Sapiro pudo extraer material genético del dodo y secuenciarlo. Pero, aun teniendo dicha secuencia, sin una especie de referencia no se puede seguir adelante.
La especie de referencia tiene dos funciones. Por un lado, en caso de que la desextinción se realice por clonación, sirve para obtener los óvulos a los que se les extrae el núcleo, que posteriormente se sustituye por un núcleo de la especie que se quiere clonar. Esto es complicado, pues se necesita tener células intactas de la especie extinta, por lo que debe ser una con la que se tomó la previsión de extraer células de sus últimos ejemplares. Por ejemplo, se han hecho esfuerzos para devolver a la vida al bucardo mediante este método. Si esto no es posible, la especie de referencia sirve como guía para reproducir la secuencia genética del animal extinto. Es decir, como son especies con mucho parentesco, su ADN será similar, de manera que solo habrá que editarlo un poco, para transformarlo en el ADN del animal extinto.
La segunda misión de la especie de referencia es que sus hembras gesten los embriones obtenidos, bien por clonación, bien por ingeniería genética. Todo esto es lo que se quiere intentar con el dodo. ¿Pero qué han hecho hasta ahora?
La paloma que podría salvar al dodo
Se calcula que el dodo se extinguió a finales del siglo XVII. Eso significa que hace demasiado tiempo para conservar células completas.
Sin embargo, la paloma de Nicobar (Caloenas nicobarica), es una especie de referencia magnífica para trabajar mediante ingeniería genética. Esta ave endémica de ciertas islas del océano Índico es la última especie que queda del género Caloenas. Este no es el género del dodo, pero sí el más cercano al suyo.
Por lo tanto, tiene suficiente parecido genético para trabajar con ella. Por eso, estos científicos ya han procedido a extraerle células germinales primordiales, que son las precursoras de los óvulos y los espermatozoides. Esto permitirá obtener el genoma de referencia sobre el que posteriormente trabajarán.
La tarea no será sencilla. Sí que será un poco más fácil con la paloma rosada de Mauricio (Nesoenas mayeri). Este pájaro, endémico de Mauricio como el dodo, está en serio peligro de extinción, pero aún quedan algunos ejemplares. Por eso, se puede tomar la precaución de extraer y almacenar células de cara a su clonación en caso de que lso esfuerzos por su conservación no eviten que se extinga.
Desde luego, hay mucho trabajo por delante para que la fauna de Mauricio vuelva a ser la que era. En el caso del dodo, puede haber cierto dilema ético. ¿Vale la pena devolver al planeta a una especie que lleva varios siglos sin caminar sobre él, por mucho que fuésemos nosotros los culpables de su desaparición? Sin duda, los seres humanos estamos en deuda con la vida silvestre de todo el planeta, pero siempre hay dudas sobre cuál puede ser la mejor forma de resarcirnos. Lo que está claro es que, sea cual sea la solución, no veremos rápidamente a los dodos caminando de nuevo sobre Mauricio. Aún queda mucho trabajo científico por delante y lo único seguro es que, decidan lo que decidan, el camino para conseguirlo habrá sido apasionante.