Hace mucho tiempo que los científicos estudian el poder del sonido en general y la música en particular para paliar el dolor. Se han observado beneficios incluso en bebés, cuya respuesta al dolor causado por la prueba del talón puede disminuir muchísimo gracias a una nana de Mozart. Pero, según un nuevo estudio, al menos en lo que a adultos se refiere, los efectos de esta intervención dependerían básicamente de si les gusta escuchar a Mozart.

Sus autores, de la Universidad de Montreal, quisieron ahondar aún más en lo que se sabe sobre la relación entre música y dolor. Especialmente, buscaban saber si vale cualquier música o si, por el contrario, las preferencias de cada persona son importantes. Y lo cierto es que sí.

Con un sencillo experimento, comprobaron que una señal dolorosa térmica, que imita al efecto de una taza de té caliente sobre el antebrazo, se percibía mucho más leve cuando los participantes escuchaban a sus intérpretes favoritos. Además, las emociones que les generaban las melodías también tenían mucho que ver a la hora de reducir el dolor. Es un paso más para introducir la música como una de las muchas herramientas analgésicas de las que disponemos.

Está claro que no podremos sacarnos una muela del juicio sin anestesia mientras escuchamos a Extremoduro, pero seguro que, si lo hiciésemos, la situación sería menos traumática y percibiríamos algo menos de dolor. Al menos eso es lo que apunta este estudio. 

¿Por qué la música puede reducir el dolor?

No están del todo claros los mecanismos por los que la música puede reducir el dolor. Sin embargo, sí que hay hipótesis, relacionadas con la liberación de endorfinas. Estas son sustancias, producidas en el cerebro, que generalmente se asocian con la felicidad y los estados de ánimo positivos, pero tienen más efectos.

Por ejemplo, son capaces de interferir en el envío de las señales de dolor a través de las fibras nerviosas. Es por eso por lo que se considera que las situaciones en las que se liberan endorfinas, como el sexo o la práctica de ejercicio, pueden ayudar a reducir el dolor.

Prácticamente cualquier situación placentera está asociada a la liberación de endorfinas. La música no podía ser menos, pero es lógico pensar que sea mejor una canción que nos guste. Si odias el reggaeton, difícilmente te ayudará con el dolor. Pero si lo disfrutas, quizás sí tenga efectos positivos.

Un experimento muy prometedor

Para comprobar hasta qué punto influye la elección de la música para reducir el dolor, los autores de este estudio preguntaron a todos los participantes sobre sus artistas favoritos.

A continuación, se les generó el mismo estímulo doloroso y se les hizo escuchar 7 minutos de silencio o música. En el caso de la música, esta podría ser una canción cualquiera, que serviría como control, o un tema del artista elegido.

De este modo, se vio que la percepción subjetiva del dolor era significativamente menor con sus artistas favoritos, seguida por la música control y, finalmente por el silencio, en el que no se percibieron efectos.

A menudo se asocia el papel analgésico de la música con su capacidad para relajar. Por eso, entre los temas de control se eligieron algunas canciones relajantes. No obstante, esto no marcó ninguna diferencia.

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Si el grupo no te gusta, los efectos analgésicos serán mucho peores. Crédito: Anthony Delanoix (Unsplash)

La importancia de las emociones

No solo se preguntó a los participantes sobre su percepción del dolor después de escuchar música. También se les encuestó acerca de las emociones generadas por ella. Así, se vio que las canciones consideradas como conmovedoras eran las que más reducían el dolor. 

Cabe destacar que este estudio tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, se ha estudiado con grabaciones musicales muy cortas. Habría que comprobar si escuchar música relajante durante más tiempo podría superar los efectos de los artistas preferidos de los participantes.

También es importante señalar que se ha llevado a cabo solo con un estímulo doloroso térmico. Por eso, los propios autores relatan en un comunicado que sería interesante repetir el estudio con dolor mecánico, como el causado por un golpe.

De cualquier modo, esto tiene bastante sentido. La música libera endorfinas, pero también nos distrae del dolor. Para cualquiera será mucho más placentero y distractor un tema de su músico o grupo favorito. Ese sería el analgésico perfecto. O al menos uno de los muchos que podemos encontrar más allá de nuestros botiquines. 

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