La música es poderosa. Tanto como para que una nana, además de dormir a un bebé, sea capaz de calmar notablemente sus niveles de dolor. Es la conclusión de un estudio recién publicado en Pediatric Research, en el que se usa una de estas melodías, compuesta por Mozart, para aliviar las molestias de un grupo de bebés a los que se iba a realizar la prueba del talón.

Esta prueba se utiliza a los pocos días del nacimiento de los bebés. Consiste en la extracción de una pequeña muestra de sangre a través de una punción en el talón. Después, la sangre se analiza en busca de indicios de enfermedades metabólicas, como la fenilcetonuria o la galactosemia. Es una intervención muy sencilla, pero los bebés son pacientes muy sensibles, que lógicamente sufren con el pinchazo.

Por eso, los autores del estudio, procedentes de un Centro Médico de Nueva York, decidieron probar los efectos de una nana para calmar el dolor. Obviamente, los bebés no pueden explicar si la sensación es más o menos dolorosa, pero existen baremos para cuantificar el dolor en pacientes así de jóvenes, por lo que pudieron llegar a unas conclusiones muy interesantes.

Los bebés y el dolor

No es lo mismo pinchar el talón a un bebé recién nacido que a un adulto. Esto, más allá de lo pequeños y vulnerables que los vemos, tiene una explicación sencilla. Y es que, cuando nacemos, tenemos una cantidad mayor de receptores del dolor, conocidos como nociceptores.

Además, uno de los sistemas que emplea nuestro propio organismo para controlar el dolor, conocido como sistema inhibitorio descendente, se encuentra muy inmaduro en el momento del nacimiento. Por eso, las señales de dolor son mucho más intensas, incluso ante algo tan simple como un pinchazo en el talón. 

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Los efectos de las nanas para calmar el dolor

En este estudio participaron 100 bebés, con una media de edad de 2 días. Todos se sometieron a la misma prueba, pero previamente se dividieron en dos grupos. Los que fueron a formar parte del primer grupo, escucharon una nana de Mozart durante 20 minutos, antes y durante el pinchazo, y también cinco minutos después. En cambio, a los del segundo grupo no se les hizo escuchar ningún tipo de música.

La segunda parte del estudio consistió en evaluar sus niveles de dolor en una escala del 0 al 7, basada en las expresiones faciales, la intensidad del llanto, los patrones de respiración, el movimiento de las extremidades y el nivel de alerta. 

Así, encontraron una clarísima diferencia entre los dos grupos.  Las puntuaciones de dolor de los bebés que escucharon la canción de cuna fueron 4 durante la punción del talón, 0 un minuto después del procedimiento y 0 dos minutos después. En cambio, las puntuaciones de dolor de los que no escucharon la canción de cuna fueron de 7, 5,5 y 2, respectivamente. 

También se analizó el dolor tres minutos después, pero ahí ya no hubo diferencias. Lo que está claro es que la canción les relajó tanto que, a medida que la escuchaban, sus niveles de dolor bajaron en picado.

¿Para qué sirve esto?

Ya hay algunas medidas que se toman para disminuir el dolor de los bebés sin necesidad de fármacos. Por ejemplo, se suele hacer la prueba en habitaciones tranquilas, con poca luz y a temperatura ambiente, pues también se ha observado cierta relajación asociada.

En el caso de la música, no es la primera vez que se observa un efecto relajante en la ella. Se han llevado a cabo multitud de estudios en adultos, en los que se utilizan melodías para mejorar el sueño o incluso disminuir la ansiedad ante intervenciones odontológicas.

Por eso, no era descabellado pensar que una nana pudiese calmar el dolor en los bebés. Ahora, hemos visto que, efectivamente, es algo que tiene sentido. Habrá que investigar más, y posiblemente realizar el mismo estudio con una cantidad mayor de bebés. Si las conclusiones se mantienen, puede que, en un futuro, escuchemos nanas en las consultas pediátricas, pero no precisamente para dormir a los niños. 

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