Los primeros análisis de la muestra del asteroide Bennu, que la NASA trajo a la Tierra el mes pasado, demuestran un alto contenido de carbono y agua. «Podrían indicar que los componentes básicos de la vida en la Tierra se pueden encontrar en la roca», dijo la NASA este miércoles, luego de que un grupo de científicos y líderes de la misión OSIRIS-REx mostraran el material por primera vez en un acto desde su Centro Espacial Johnson en Houston.
Es histórico: se trata de la muestra más grande de un asteroide traída hasta nuestro planeta. OSIRI-Rex despegó en 2016 y viajó 3 mil millones de kilómetros hasta llegar a Bennu, un asteroide descubierto en 1999. Tardó dos años en llegar, estuvo tres años orbitando el asteroide y luego voló dos años más para traer una porción a la Tierra
La muestra OSIRIS-REx «ayudará a los científicos a investigar los orígenes de la vida en nuestro propio planeta para las generaciones venideras», dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson. «Casi todo lo que hacemos en la NASA busca responder preguntas sobre quiénes somos y de dónde venimos».
El objetivo inicial de la recolección de OSIRIS-REx eran 60 gramos de material de asteroide. La NASA no ha aclarado la cantidad exacta de lo recolectado, pero se estimaban unos 250 gramos de contenido adentro de la cápsula. «Había tanto material extra que ralentizó el cuidadoso proceso de recolección y contención de la muestra», dijo la agencia en un comunicado.
«La abundancia de material rico en carbono y la abundante presencia de minerales arcillosos acuíferos son solo la punta del iceberg cósmico», dijo por su parte Dante Lauretta, investigador principal de OSIRIS-REx. «Estamos desbloqueando una cápsula del tiempo que nos ofrece conocimientos profundos sobre los orígenes de nuestro sistema solar».
El análisis de la muestra de OSIRIS-REx recién comienza
Expertos en conservación de Johnson de la NASA, que trabajan en laboratorios nuevos diseñados para la misión, desmontaron durante 10 días el hardware de la cápsula que contenía la muestra. Cuando se abrió la tapa del recipiente por primera vez, los científicos descubrieron «polvo oscuro y partículas del tamaño de arena» que cubrían el exterior del cabezal del colector, la tapa del recipiente y la base.
Se estima que el asteroide Bennu contiene restos de la formación del sistema solar que datan de hace 4.500 millones de años. Por eso, puede ayudar a entender cómo se creó la Tierra y cómo surgió la vida en ella.
Los científicos realizaron en estas primeras semanas una evaluación de «visión rápida» de la muestra. Registraron imágenes a través de un microscopio electrónico de barrido, mediciones infrarrojas e hicieron análisis de elementos químicos. También realizaron una tomografía computarizada de rayos X para producir un modelo informático en 3D de una de las partículas, lo que reveló su interior diverso. Esto fue lo que proporcionó la evidencia de abundante carbono y agua en la muestra.
Todavía se necesitan más análisis para comprender la naturaleza de los compuestos de carbono encontrados. La NASA, sin embargo, destaca que este descubrimiento inicial es un buen augurio.
Además de revelar pistas sobre el origen de la vida, las muestras recogidas por OSIRIS-REx podrían ayudar a identificar cómo desviar a este asteroide. Porque los científicos estiman que Bennu podría acercarse tanto a la Tierra que podría impactar con el planeta dentro de unos 159 años: el 24 de septiembre de 2182.
Los próximos pasos
El equipo científico de OSIRIS-REx continuará durante los próximos dos años caracterizando la muestra y realizando otros análisis. La agencia había informado también que una parte del contenido se reservará para investigaciones dentro de décadas, cuando se cuente con tecnologías más potentes que las disponibles actualmente.
La muestra se dividirá en varias partes y en su estudio participará un grupo de más de 200 científicos de todo el mundo. Incluirá a referentes de otras instituciones estadounidenses y socios de la NASA, como la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón y la Agencia Espacial Canadiense.
Japón, el único otro país que ha recuperado fragmentos de cuerpos de este tipo, trajo a la Tierra en 2010 y 2020 cerca de una cucharadita del subsuelo de otros dos asteroides: primero de Itokawa y luego, 10 años después, de Ryugu.