La NASA contó que los científicos se quedaron sin aliento cuando se levantó la tapa de la cápsula que OSIRIS-REx trajo a la Tierra el pasado fin de semana. No es para menos: es el punto final de una misión que duró siete años, para traer la muestra más grande de un asteroide hasta ahora. Adentro, el equipo encontró «polvo oscuro y partículas del tamaño de arena», informó este miércoles la agencia espacial estadounidense.
La cápsula fue soltada el pasado domingo, en el desierto de Utah, en EE. UU., por la sonda espacial OSIRI-Rex. La nave de la NASA despegó en 2016. Viajó 3 mil millones de kilómetros hasta llegar a Bennu, un asteroide descubierto en 1999 rico en carbono. Tardó dos años en llegar, estuvo tres años orbitando el asteroide y luego voló dos años más para volver a la Tierra.
Los científicos estiman que la cápsula contiene unos 250 gramos de restos de Bennu. La NASA, todavía, no ha confirmado este dato. Tampoco ha explicado la naturaleza del polvo oscuro y las partículas que vieron al abrir la tapa de la cápsula. Mantendrán parte del misterio hasta el próximo 11 de octubre, cuando oficialmente transmitirán para todo el mundo sus primeros hallazgos.
Luego de su aterrizaje, la cápsula fue trasladada al Centro Espacial Johnson de la NASA, ubicado en Houston. En este lugar, se guarda la colección de astromateriales más grande del mundo.
Aunque ya se abrió la cápsula, todavía se está ejecutando el intrincado proceso de desmontaje del Mecanismo de Adquisición de Muestras Touch and Go (TAGSAM). De esta forma, llegarán hasta el recipiente final que alberga la muestra principal.
Así ha sido el proceso de revisión de la cápsula de OSIRIS-REx
OSIRIS-REx llegó hasta el asteroide en 2018. Pero no fue hasta octubre de 2020 que se realizó el proceso de recolección de la muestra. En ese momento clave, la sonda se acercó a Bennu lo suficiente y desplegó una aspiradora de unos tres metros. Tocó su superficie por unos instantes, mientras succionaba polvo y rocas.
Durante aquella operación, la NASA se percató de que la tapa del recipiente colector no podía cerrarse completamente. Parte de la muestra, de hecho, se escapó. Afortunadamente, el equipo de la misión logró asegurar lo que quedaba y garantizar el éxito del proyecto. Es posible que parte de lo que acaban de encontrar al abrir la tapa corresponda con esta parte de la muestra que se fugó en su momento del recipiente principal.
LA NASA explicó que toda la revisión de la cápsula se hace en un nuevo laboratorio, diseñado específicamente para la misión OSIRIS-REx. La agencia espacial compartió imágenes del momento en el que retiran la tapa de aluminio, dentro de una caja de guantes, diseñada para permitir trabajar con la gran pieza de hardware.
«Hay un nivel muy alto de concentración por parte del equipo», dijo la NASA en un comunicado. «La muestra se revelará con una precisión asombrosa para permitir la extracción delicada del hardware y no entrar en contacto con la muestra del interior».
Un variado grupo de científicos e ingenieros participan del proceso. Este tipo de muestras le llaman «cápsulas de tiempo». Se cree que Bennu contiene restos de la formación del sistema solar que datan de hace 4.500 millones de años. Por eso, lo que trajo esta cápsula puede ayudarnos a entender cómo se creó la Tierra y cómo surgió vida en ella. Una parte de la muestra también se reservará para investigaciones dentro de décadas, utilizando tecnologías que mejorarán con el paso de los años.